Foto propia, en el mercadillo de fruta |
Todos parecemos iguales. Pero definitivamente, no lo somos.
Sólo es apariencia por la similitud morfológica y casi lingüística... que aportan una razonable y superficial forma de incomunicación útil para una cierta convivencia heterogénea.
FRM [11/07/2014]
Demos gracias que no todos somos iguales, que pensamos y sentimos de manera diferente, pues en ello está la riqueza y en cierta manera la gracia de la vida, aunque a muchos les encantaría que existiera una uniformidad. No deja de ser curioso que para otras cosas en las que es indispensable y fundamental para el bien del colectivo el ser "iguales", ya no interesa ni se desea esa uniformidad, en muchas cosas ya te lo recuerdan a cada segundo, no somos iguales, pero como dice mi madre eso es harina de otro costal. He salido por peteneras, pero tú me entiendes perfectamente amigo.
ResponderEliminarMe has hecho sonreír con la cita materna que también usaba mucho la mía. Claro que te entiendo y que eso "es harina de otro costal". Pero, aunque es bien cierto que son exigibles la igualdad de oportunidades, derechos y obligaciones para todos, no es menos cierto que "no todos somos iguales". Son más que evidentes las diferencias de sensibilidades, actitudes e inquietudes entre los diferentes grupos e individuos que componen una masa social que dista mucho de ser homogénea. No hago juicios de valor, pero constato lo que creo evidente. La duda, como casi siempre, es qué es lo primero, el huevo o la gallina.
EliminarMuy cierto...
EliminarEterno dilema.
ResponderEliminarNo creo que sea un dilema precisamente. En todo caso, es un hecho que hay que aceptar.
EliminarEn la variedad está el gusto... a naranja o a limón. Buena reflexión.
ResponderEliminarGracias, Ángeles.
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