El objetivo es ser autocrítico y definir honestamente las vías para mejorar la imagen que nos es devuelta, para adecuarla a los propios deseos, intenciones y pretensiones.
Para ello, nada mejor que servirse de quienes conocemos y nos conocen en mayor o menor medida. Hace mucho que aprendí que el YO es la suma de todos los "tús", incluyendo los que nos autodedicamos.
Sin embargo, este ejercicio puede conducir a situaciones de contradictorio conflicto interno, cuando se producen diversos y muy diferentes reflejos en la imagen especular. El impacto puede ser muy desestabilizador, dependiendo del momento y condiciones en que se produzca. Y, tanto más, si coincide con circunstancias personales de intensa fragilidad emocional.
En ocasiones, se nos pretende hacer sentir como tóxicos, cuando realmente estamos intoxicados por quien refleja o produce tal estado.
En cualquier caso, la última observación no resta validez al procedimiento ni eficaz utilidad a la práctica de su uso; siempre que no se olvide que la calidad y estado de los espejos también son determinantes para obtener una imagen nítida, fiable y no distorsionada.
FRM [29/02/2016]
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(Foto de archivo) |