El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
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domingo, 1 de enero de 2017

Nada cambia si no te acercas

"La llave de los campos". René Magritte

Nadie como René Magritte supo expresar con sus pinceles lo estéril de romper lo que nos refleja, persiguiendo gozar de un paisaje diferente desde nuestro interior. El realista surrealismo contenido en su metafórica obra "La llave de los campos", me parece desgarradoramente certero.

La mano invisible del protagonista del cuadro, ha roto el cristal de la ventana ¿buscando otros horizontes? Inútil destrozo que podría haberle producido el daño añadido de algún corte en las manos.

El paisaje que se veía, yace hecho pedazos en el suelo, integrado en y formando parte indisoluble del destruido vidrio protector que ya no resguardará nunca más de las inclemencias externas. Y el caso es que, el violento acto irreflexivo, sólo ha conseguido mostrar de nuevo el mismo paisaje que se aferra pertinaz a la ventana, como trasunto que reproduce la retina del observador.

Opiniones y análisis más sabios se han hecho de esta obra, desde el punto de vista psicoanalítico, como hizo Lacan en su día. Por lo que mi pobre criterio y escasa formación no pretende aportar otra cosa que lo que a mí me sugiere, sin otras ni mayores pretensiones.

Y con esa humilde intención, expongo que este curioso cuadro me hace sentir la inutilidad de esperar que el futuro (el paisaje del campo) cambie con la mera intención de que así ocurra al romper el cristal del presente invisible pero perceptible. Tal vez, el mensaje implícito en la tela de Magritte, sea que debemos acercarnos más a la ventana para que el ángulo de visión sea más amplio y creciente... con mayores horizontes y otras perspectivas.

Puede que me equivoque en mi interpretación de la metáfora pictórica; pero, aunque así sea, no tengo la menor duda de que prefiero acercarme a la ventana, para ampliar mi visión del paisaje, que seguir en el mismo lugar y romper inútilmente los cristales... me corte o no.

FRM [01/01/2017]

jueves, 16 de junio de 2016

Clandestinidad

La necesidad de clandestinidad, el deseo de ocultarse u ocultar algo ante los demás, es una manifestación del ego convincentemente envuelta para regalo; por supuesto, siempre que estemos ante el caso de personas ajenas al mundo de la delincuencia de cualquier tipo.

El ego en su infinita habilidad la disfraza y justifica la necesidad de clandestinidad como prudencia, discreción, privacidad, respeto a la propia intimidad, independencia, caritativa pretensión de no hacer daño... Pero realmente, con mucha frecuencia, sólo está enmascarando los miedos de los que el ego se sirve como eficaz arma que guarda en el subconsciente para controlarnos.

Miedos inconscientes y fruto de la inseguridad, de la falta de convicciones, de las perturbadoras dudas subyacentes; miedos a los demonios del pasado, a los errores vividos como tales, al "qué dirán", a la inestabilidad, al compromiso, a la pérdida de libertad... y miedos, en suma, a todos los riesgos de cualquier cambio, indefinidos pero temidos, porque se intuyen y presienten fuera de la enquistada "zona de confort"material o emocional.

Es lo habitual en todos los hijos de nuestra cultura que nos ha situado como seres humanos que, en el mejor de los casos, tratan de aprender a vivir una experiencia espiritual más elevada o lo utilizan como coartada recurrente en comportamientos de una cierta bipolaridad patológica. Sólo quienes alcanzan la plena conciencia de que somos seres espirituales teniendo una experiencia humana, se sienten liberados de esa necesidad egóica oculta en el subconsciente... Y eso se vive en el silencio ejemplar, porque se manifiesta con los actos.

No hay que preocuparse por ello angustiosamente, pero sí ocuparse de ello con serenidad e inteligencia. Porque es muy aconsejable tomar conciencia y comprender que, cuando el ego utiliza ese tipo de herramientas, persigue el objetivo de perpetuar su poder y, con frecuencia, acaba provocando lo que se temía para justificar su mensaje previo y mantener su supremacía sobre nuestros actos. Por ello, para evitarlo, es muy importante buscar el equilibrio en la coherencia consciente y convencida entre sentimientos, pensamientos y actos... Sin "mentiras piadosas" ni autoengaños envueltos para regalo y lucimiento complaciente, con la letanía de bonitas palabras huecas que sólo conducen a situaciones indeseadas y, casi siempre, con más y peores daños que los que, teóricamente, se pretendían evitar.

Toda alerta es poca. Porque, como expresó magistralmente Frank Herbert en su recomendable  y gran novela "Dune":

"Hay muchas trampas dentro de las trampas".

FRM [16/06/2016]

René Magritte, "Not to be reproduced"