El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
Mostrando entradas con la etiqueta Fotomontaje propio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fotomontaje propio. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de marzo de 2017

Seso seguro

Quienes tienen más de tres faltas —ortográficas— es porque no han usado buenos preservativos literarios y, por ello, están en una situación embarazosa.

Practica seso seguro. Los libros... póntelos, pónselos.

FRM [06/03/2014]

Fotomontaje propio a partir de anuncio para uso de preservativos.

miércoles, 4 de enero de 2017

Aquellos KALKITOS

Recuerdos... 1978. Montaje digital sobre foto inesperada.

De vez en cuando, la noche me atrapa con una mágica red de hermosos recuerdos, tejida con risas infantiles entre los hilos que usé, hace unos 40 años, para hacer felices a millones de niños que aprendían de todo, jugando y estimulando su participativa creatividad.

KALKITOS fue, sin duda, uno de mis "hijos" profesionales favoritos, parido en el Departamento de Marketing de Gillette que, en aquella época, afeitaba a los adultos y divertía a los imberbes.

Con Félix R. de la Fuente
Con especial orgullo conservo atesorada la memoria de la realización de dos series de KALKITOS basadas en las de TV del inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente, con el que trabé una entrañable y enriquecedora amistad personal a raíz de aquellos trabajos, mantenida en frecuentes contactos privados y profesionales hasta su prematuro último viaje en aquel trágico y absurdo 15 de marzo de 1980.

Por cierto, la última colección que guardaba de los KALKITOS realizados con los contenidos del talento de Félix, han sido recientemente heredados por mi nieta mayor, Daniela que los ha disfrutado mucho por su amor a los animales, pues aún funcionaban perfectamente a pesar de los años transcurridos desde su edición.

Una etapa de mi vida de la que guardo intensas experiencias de todo tipo y aún conservo algunas afortunadas relaciones humanas, inolvidables y maravillosas, que sigo agradeciendo alrededor de cuarenta años después.

FRM [04/01/2013]

domingo, 25 de diciembre de 2016

El cuarto hombre

Cada vez que he publicado algo relacionado con la broma de los "Tres mosqueteros" referida al grupo entrañable al que me honra pertenecer, junto a Lucho González-Aller y Diego Armario López, es inevitable que algún amigo, casi siempre amiga, comente o pregunte por "el cuarto".

Aramis, Athos y Porthos
Pues bien, sabido es que los mosqueteros que dieron título a la inolvidable obra de Dumas, fueron sólo tres: Athos, Porthos y Aramis. Sin embargo, no es menos cierto que hubo un cuarto amigo que, a pesar de su juventud y de no ser mosquetero, demostró méritos para sumarse a la fraternal amistad y aventuras que compartían los tres legendarios hijos literarios. Se trata del impetuoso D'Artagnan que llegó a París procedente de Gascuña y que, en este caso presente, nos llega de Cataluña, representado con innegables méritos propios por nuestro querido Sergi Font, no  menos hábil con el filo de la palabra e igual de amante de la buena esgrima verbal.

A pesar de las inevitables diferencias con el personaje novelesco, hay que admitir que Sergi reúne suficientes similitudes con él como para desempeñar el papel que propongo y que no dudo será aceptado por mis otros dos camaradas y compañeros de armas.

D´ARTAGNAN

En cuanto a su físico, D'Artagnan es un joven apuesto de cara astuta. La descripción que de él hace Dumas es la de un joven idealista de dieciocho a veinte años, semejante a un «Don Quijote gascón»: cara larga y atezada, pómulos salientes, mandíbula prominente, ojos abiertos a inteligentes y nariz ganchuda, pero finamente diseñada, siendo demasiado grande para ser un adolescente y demasiado pequeña para ser un hombre hecho y derecho. La procedencia gascona de D'Artagnan está presente a lo largo de toda la obra, pues los gascones tienen fama de valientes, aguerridos y sobre todo orgullosos.

En la novela, D'Artagnan se ve envuelto en problemas nada más llegar a su destino parisino y termina por desafiar a duelo a tres de los mejores mosqueteros de Francia. Llegado el momento de su duelo con Athos, quien llevó a Porthos y a Aramis como padrinos, para sorpresa del oponente de los tres, son sorprendidos por los guardias del cardenal Richelieu, quienes intentan arrestarlos, por los edictos de la época que prohibían los duelos. Pero, D'Artagnan se pone del lado de los mosqueteros y junto con ellos, se enfrentan a los guardias y los vencen, provocando la admiración del mismo Luis XIII y la ira del cardenal Richelieu. Así, el gascón termina por hacer amistad con los tres mosqueteros, sobre todo con Athos, siendo para él no sólo un amigo, sino un confidente y segundo padre o hermano mayor.

Y, como siempre, "Uno para todos y todos para uno".

FRM [25/12/2016]

Sergi Font en su rol de D'Artagnan. Fotomontaje propio

lunes, 19 de diciembre de 2016

Los tres mosqueteros

Felicitación del 13 de noviembre de 2015
Corría el 13 de noviembre de 2015 cuando, aprovechando la celebración de la onomástica de mi amigo Diego Armario y el cumpleaños del tercero en concordia, Lucho González-Aller, recurrí al regalo para ambos de plasmar en facebook una imagen simbólica del título que amigas comunes nos habían otorgado, por obra y gracia del fraternal vínculo plumífero que nos une... sin que el calificativo induzca a ningún error de despiste desafortunado, pues sólo alude a la pluma estilográfica y, como mucho, también a las de los sombreros.

Aquella broma entrañable hizo fortuna y, rara es la ocasión, en que no surgen referencias al título que Alejandro Dumas inmortalizó, cuando nos vemos implicados o reunidos en cualquier circunstancia, acto, contacto o conversación... Y, con especial entusiasmo, si lo motiva algún reencarnado "Richelieu" o el pasajero encuentro con ciertos trasuntos de aviesas "Ladies de Winter" que haberlas, haylas.

Porque la vida es traviesa y gusta de jugar a las aparentes casualidades en su complejo y, en ocasiones, imprevisible entramado del tapiz que va tejiendo. Así, nos depara privilegios impensables y de dudoso merecimiento en mi caso, ante los que sólo queda la gratificante sorpresa del suceso y la gratitud de que se hayan producido.

Ese ha sido el caso de mi afortunado encuentro personal, iniciado en la red social facebook, con esos dos personajes que me honran con su fraternal amistad y regalan su ejemplar magisterio, con gran bonhomía y gigantesca talla humana y profesional. Ambos son brillantes periodistas de raza e incomparables seres humanos, capaces de llenar muchas horas de amena e inteligente tertulia, y no menos páginas de papel, con sus novelescas y ricas experiencias vitales, preñadas de anécdotas y sucesos, reservados sólo para esos seres especiales que han hecho de vivir, sentir, observar, analizar y narrar, los sabrosos ingredientes de su intensa existencia... Y muy pocos como Diego Armario y Lucho González-Aller, leales "mosqueteros" de pro que me han otorgado el honor de formar con ambos un simpático, sólidamente amistoso,  políticamente incorrecto y hermanado trío que no envidia en nada al famoso del citado Dumas, aunque hayamos cambiado el filo de la espada por el mejor templado de la palabra en los duelos de esgrima que se nos van presentando de forma inevitable.

Dicho lo cual, lo que sigue viene a cuento de que, no hace mucho y a raíz de nuestra última reunión acaecida en la reciente presentación del libro de Lucho "El búnker de Babel", me dio por pensar en algo en lo que no había reparado antes, debido a los muchos años que han transcurrido desde mi última lectura de la antológica novela "Los tres mosqueteros".

La cuestión es que reflexioné por primera vez en las diferencias de personalidad, biografías y carácter de nuestro trío que no empecen en absoluto nuestro mutuo, sincero y recíproco cariño y unión, como firmes cimientos de la garantía de solidario apoyo, en cualquier circunstancia que lo requiera. Esa idea inicial, me condujo al recuerdo de que otro tanto sucedía con los personajes de la novela, tan diferentes como siempre sólidamente hermanados.

Y, mi sorpresa fue mayúscula, cuando me percaté de las similitudes de nuestro presente terceto con los perfiles humanos y biográficos atribuidos en la ficción literaria a los mosqueteros legendarios (por cierto, basados libremente en personajes históricos reales). Dándose la "casualidad" de que, desde el principio, habíamos adoptado, en broma y de forma espontánea, los nombres y roles de cada uno de ellos, sin reparar (al menos yo) de tales parecidos. Así, Diego fue el sensible Aramis, un servidor se identificó con el discreto Athos y sus secretos, quedando Lucho como un perfecto, explosivo y desmesuradamente vitalista Porthos.

Desde esa asignación azarosa, repasemos lo que se desprende de la historia novelesca y juzguen aquellos que nos conozcan, a los tres o a alguno, si la reflexión precedente tiene cierto fundamento...

ARAMIS

Dumas lo describe inicialmente como un hombre delicado, elegante y caballeroso, muy amigo de Athos y Porthos, lleno de aparentes contradicciones: mosquetero sin vocación, pero excelente y temerario espadachín; siempre a punto de profesar en el clero que un buen día abandonó, pero constantemente involucrado en intrigas políticas y romances clandestinos, entre otros, con las duquesas de Chevreuse y de Longeville.

En "Los tres mosqueteros" se revela que de niño permaneció en un seminario y cuando estuvo a punto de ser ordenado abate, se vio envuelto en un malentendido amoroso que casi termina en un duelo contra un oficial; enfrentamiento para el cual Aramis no se encontraba preparado. Humillado, solicitó aplazar la ceremonia de su ordenación. Durante ese tiempo, entrenó con el mejor maestro de esgrima de París con el objetivo de hacer frente a su antiguo rival, al que finalmente mató. El hecho causó escándalo y Aramis se vio obligado a dejar la sotana, conociendo a Athos y a Porthos, quienes le ayudaron a ingresar en el cuerpo de los mosqueteros del rey.

PORTHOS

En "Los tres mosqueteros" se retrata a Porthos como un hombre grande, fuerte y corpulento; muy vanidoso y hablador, pero también muy resuelto y leal, además de buen espadachín y belicoso duelista, siempre enzarzado en polémicas y arriesgadas situaciones. Sus brazos son tan grandes como los muslos de cualquier otro hombre. Vive, junto a Athos y Aramis, una lucha constante contra el cardenal de Richelieu, haciendo lo posible para mantener a Ana de Austria como reina, y a Luis XIII como rey de Francia. Por otra parte, a nivel personal, Porthos persigue su fortuna ambicionando un futuro tranquilo y sosegado gracias a una deseada holgura de tesorería carente de tribulaciones.

Poco paciente, vitalista y lenguaraz, explosivo y con tan mal genio como nobleza y entrega a sus amigos, es un hedonista amante de la buena mesa, aunque no acepta ni soporta que le llamen o consideren "gordo".

ATHOS

Según Dumas, era un hombre de extremada valentía y eximio espadachin, de personalidad reservada y modales refinados. Athos, cuya verdadera identidad es la del Conde de la Fère, guarda celosamente algunas sorpresas secretas sobre su pasado que le atormentarán durante toda la historia de la novela.

En la obra de Dumas se describe a Athos como un hombre de 30 años, de talla mediana, pero bien cuajada y proporcionada, con una cabeza de carácter noble, ojos penetrantes y nariz recta. El Conde de La Fère era caballero de la Orden de la Jarretera, caballero de la Orden del Espíritu Santo, y caballero de la Orden del Toisón de Oro, otorgados respectivamente por el rey derrocado Carlos I de Inglaterra, la reina Ana de Austria y el rey Carlos II de Inglaterra, aunque lo calla discretamente en su modesta vida como mosquetero.

Casado muy joven, descubre que su esposa era una malvada y falaz mujer marcada por la justicia, por haber cometido un grave delito y capaz de cualquier cosa para conseguir sus egoístas objetivos. En un rapto de impulsiva indignación, el Conde ahorca a su mujer y la deja creyéndola muerta, pero ella reaparecerá con la falsa identidad de Milady de Winter, aliada al maquiavélico Cardenal Richelieu a cuyo servicio pondrá todas sus malas artes de seducción y engaños interesados.

Actualización de imagen. De izqda. a dcha. Diego (Aramis), este nómada (Athos) y Lucho (Porthos)
Actualización de imagen. De izqda. a dcha. Diego (Aramis), este nómada (Athos) y Lucho (Porthos)

Dicho queda en este presente, para el recuerdo y sin más pretensiones que el solaz devaneo y serio divertimento de constatar una vez más que "no existen las casualidades" ni amor más veraz que el de la auténtica amistad.

Con mi lealtad y cariño para mis hermanos mosqueteros...

"Uno para todos y todos para uno".

FRM [19/12/2016]

jueves, 22 de septiembre de 2016

Locura política

Los políticos españoles se han vuelto completamente locos y no existe ningún otro tratamiento que no sea el "electo-shock".

FRM [21/09/2016]

Fotomontaje propio

viernes, 9 de septiembre de 2016

Crónicas de amor negro (9) - Amor de imitación

Cuando ella dijo que aquella impresionante, única e intensa historia de amor no había sido auténtica... él pensó, sorprendido y estupefacto, que era una imitación tan perfecta que se lo había creído sin dudarlo, a pesar de su larga experiencia.

FRM [02/08/2016]

(Fotomontaje digital propio, con imágenes de archivo)

jueves, 25 de agosto de 2016

Situación embarazosa

En los últimos tiempos, se ha extendido un cierto lenguaje pseudofilosófico entre los espíritus más evolucionados que me recuerda a aquel legendario ginecólogo que "siempre acertaba" el sexo de los nonatos a cuyas madres gestantes atendía. Ante la inevitable pregunta de si iba a ser niño o niña, él siempre contestaba cualquiera de las dos posibilidades y apuntaba en la ficha de la paciente la contraria. Cuando el bebé nacía, podía coincidir con lo dicho verbalmente, ante el asombro de los padres por su certera premonición. Pero, de no ser así, el astuto médico argumentaba que habían entendido mal y, para demostrarlo, enseñaba la ficha en la que había anotado el sexo "correcto" de la criatura. No fallaba nunca, el genio.

Pues bien, algo así siento cuando leo o se me dice que "La realidad la construimos nosotros mismos y, consecuentemente, la producimos o modificamos a voluntad o inconscientemente". Mientras que, en otras ocasiones, las mismas fuentes recomiendan: "Tranquilo, no hagas nada porque, lo que tenga que pasar, pasará en la forma y momento oportunos"... Curiosamente, suelen manifestarse así quienes predican que hay que "vencer al ego"; eso sí, desde las posiciones y decisiones más egoístas; sorprendente y desconcertante camino para este confundido y confiado aprendiz.

En fin, sabido es que... "El que no se consuela es porque no quiere". Que diría mi madre.

Pero es, entonces, cuando me siento en la embarazosa situación de una primeriza que no sabe lo que va a parir...

Y no puedo evitar que me asalte el antojo de aprender sobre la coherencia de la incoherencia... ¡A mis años!

FRM [20/08/2016]

Fotomontaje propio, a partir de una imagen publicitaria de Bergedurjer Bier

jueves, 11 de agosto de 2016

Redactores nucleares

A quienes escriben llenos de potente energía arriesgada y peligrosa, habría que llamarlos redactores nucleares.

FRM [11/08/2015]

Fotomontaje propio con imágenes de archivo

martes, 5 de abril de 2016

Las pequeñas cosas

Un recuerdo de hace tres años que se mantiene vivo en mi memoria y sigue haciéndome sonreír.

Aquel día, acababa de volver del pequeño supermercado en el que suelo comprar. Sólo necesitaba una barra de pan... que hacen muy bueno, por cierto. Sucedió así...

Dada mi pertinaz inutilidad para localizar lo que necesito en las góndolas y estanterías, como "soltero" debutante, ya me conocen y reconocen todas las jovencitas que allí trabajan y a las que consulto con frecuencia de torpe pertinaz. Y todas, sin excepción, me han regalado una luminosa sonrisa con su saludo al verme llegar.

Como sólo he comprado una barra de pan, el resto de los clientes que formaban larga larga y cargada cola en la caja de salida, me han dejado "colarme", sonriendo amablemente, dado lo exiguo de mi bagaje.

A la salida, me he tropezado con una señora muy mayor que peleaba con torpeza con su sobrecargado carro y el monedero en una de sus manos. Le he ayudado a llevar el carrito al coche en el que esperaba el anciano marido, cargando el contenido de otras bolsas...

La mirada y sonrisa de ambos, me han dicho más que sus amables palabras de innecesario agradecimiento.

Después he ido a Correos a comprobar si había llegado un libro que espero, recién comprado por Internet... La cartera, se ha desvivido por atenderme... rebuscando por todas partes con una cordial sonrisa. El libro no estaba, pero no me ha importado.

Ahora, al recordarlo, no puedo evitar sentirme feliz y sonreír. Cuesta muy poco, realmente.

Sonríe con la boca, sonríe con la mirada, sonríe con las palabras, sonríe con la voz... hasta cuando hables por teléfono; no se ve, pero se nota.

Moraleja: Si sonríes a la vida, ésta te sonríe a ti. Píntala con una sonrisa.

Muy feliz y sonriente día para todos los que esto lean... con la mano en el corazón y sonriendo.

FRM [27/03/2013]

Pintando sonrisas. Fotomontaje propio sobre "El caballero de la mano en el pecho" del Greco

domingo, 14 de diciembre de 2014

Aprendiz de todo y maestro de nada

Soy como soy.
Imperfecto y políticamente incorrecto.
Lo sé, por supuesto.
Y, a no gustar, estoy dispuesto.

Diferente a todos que son diferentes a mí.
No especial ni mejor. Tampoco peor.
Sólo distinto de muchos y similar a tantos otros.
Como cada uno de nosotros.

Llevo hecho un largo camino
y de lo poco que tengo aprendido,
sin duda, lo más importante
es volver a aprender a cada instante.

Quien me quiera me aceptará,
quien me acepte me querrá.
con ese amor que no exige ni impone,
con paciencia ante mis muchos errores.

Porque, si algo es cierto,
es que quiero dar mis cosas mejores,
como las ofrece un libro abierto,
aunque a veces cree desconcierto.

Amo la paz y tranquilidad
que me permiten escribir, leer y pensar.
Necesito muy poco para ser dichoso,
pero con ese poco soy muy escrupuloso.

Soy como soy,
ayer, quizá mañana y, seguro, hoy.
Pero sé que el cariño puede lograr
que algún día llegue a mejorar.

Porque, como decía mi madre
cuando estaba inspirada,
"eres, te cuadre o no cuadre,
aprendiz de todo y maestro de nada".


FRM [07/05/2014]

Fotomontaje propio