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Obra de Antonio G. Beguer |
Es muy gratificante, por el honor que me hace su elección de una pluma que nunca llegará a la categoría de sus pinceles. Y vértigo, porque carezco de la formación y criterio para ejercer como crítico del arte pictórico que amo y respeto como rendido aficionado desde mi infancia.
No viéndome capaz de ser un buen crítico, me repele la posibilidad de sumarme a la petulante legión de los malos que suelen aburrirme hasta el hastío, cuando me veo enfrentado a sus "ombliguistas" opiniones y redacciones engoladas de pretendidos especialistas.
Afortunadamente, me sentí relajado cuando mi amigo me dijo: "Me interesa mucho que indiques tu opinión personal". Porque esa sí la tengo, clara, definida y firmemente afianzada. De eso y por eso, sí me atrevo a escribir sin pudor, porque sólo a mí propia honradez personal debo lealtad, aunque me reste objetividad, si es que esta discutible posición es posible.
En consecuencia, dependiendo sólo de mi limitada capacidad para ello, trataré de transmitir mi opinión sobre este gran artista y buen amigo que es Antonio González Beguer.
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Plácido Domingo (Beguer) |
Desde entonces, son muchas las obras que he podido admirar de este magistral autor autodidacta que, a la mitad de su vida, ha realizado una enorme cantidad de obras, tanto por encargo como por deseo propio. Su calidad e inusitada capacidad de trabajo es tal que es de esos afortunados genios que se dedica exclusivamente a lo que le gusta hacer y tan bien hace... pintar incesantemente.
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Antonio G. Beguer |
Su pintura es realista, pero tiene "ese algo" que recrea la realidad dotándola de una dimensión que los ojos no siempre perciben, pero su mirada capta y sus pinceles describen estéticamente. Beguer nos adentra en esa extraña poesía que late en los detalles insignificantes, por los que siente pasión y, sin caer en la obsesiva exacerbación, paradójicamente irreal, del hiperrealismo, nos muestra en sus lienzos el alma retenida eternamente de las personas y objetos que pinta.
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Pasión por el detalle |
Probablemente la clave de esa percepción, de casi imposible descripción, está en que su obra está impregnada de la esencia de lo pintado. Es un realismo con alma que trasciende su técnica magistral.
He repetido el adjetivo de "magistral", eludiendo la intencionalidad laudatoria. Es magistral, porque Antonio G. Beguer ejerce generosamente de maestro de cuantos seguimos su trayectoria, dedicando tiempo y atención a regalarnos amplias explicaciones de su forma de pintar, mostrándonos, incluso, el paso a paso del desarrollo de algunas de sus obras.
Y es que Beguer es, antes que pintor, un gran ser humano. Un buen hombre, lo que llamamos coloquialmente una bella persona. Puede que sea por eso, porque su propia alma se mezcla con los pigmentos, por lo que su obra puede definirse con todo rigor como "realismo con alma".
Mi sincero afecto, respeto y admiración para ti, amigo Antonio.
FRM [06/06/2015]