encontrar firmeza, crecer y ser felices.
Resistiendo vientos, tormentas de deslices
y cuanto, en sus ocultos nudos, deja cicatrices.
Hasta que llega un mal día
en que del suelo son arrancadas
porque, en su afán de dar vida,
ya no son valoradas.
Pobre árbol viejo que no interesa,
recio tronco que ya no embelesa,
aunque sus ramas aún cobijarían
a quien valorase su acogedora umbría.
FRM [06/05/2014]
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Foto propia, paseando bajo mi ventana |