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(Busto romano del dios Jano) |
Jano es el dios romano bifronte de las puertas, de los comienzos y los finales; constituye un excelente símbolo para venerar en la noche de transición en la que se recibe el mes que lleva su nombre: Ianuarius, Janeiro, January, Janvier, Gennaio, Gener... Enero.
Sus dos rostros miran hacia el pasado y al futuro, respectivamente. Todo un símbolo para quienes valoramos las representaciones de los mitos; para aquellos que respetamos y nos apasionamos con su significado arquetípico albergado latente en el inconsciente colectivo.
Jano pone de manifiesto la importancia de no ignorar el pasado para afrontar el futuro. El momento presente es siempre y sólo un umbral de tránsito entre dos estados. Un instante que cumple la función de rito de paso. Una oportunidad de avance, evolución, crecimiento y mejora.
Esa puerta puede resultar angosta en muchas ocasiones. Puede que admita sólo el paso de una persona. No importa. Hay que cruzarla en soledad y feliz de dejar atrás lo indeseable para caminar hacia territorios más fértiles y gratificantes, portando únicamente todo lo aprendido... solos y libres de lastres.
Desde el primer instante, las cero horas del 1 de enero, comienzo del mes de Jano, hagamos un nuevo camino al andar. A partir de hoy disponemos de casi un mes para la preparación.
Preparemos ya el peregrino equipaje, soltando lastre y peso innecesario. Eliminemos con decisión cuanto pretenda o pueda frenarnos de manera inmisericorde, pesados fragmentos arrastrados de nuestra esencia y existencia.
Emprendamos con alegría, experiencia e ilusión renovada una nueva etapa vital.
Nos vemos al otro lado de la puerta.
FRM [07/12/2015]