El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

sábado, 31 de diciembre de 2016

Crónicas de amor negro (29) - Verdades con esfuerzo

La seductora y engañosa máscara de la sonrisa congelada. (Imagen de archivo)

Le costaba tanto parir una verdad completa que, al final, optó por recurrir a una solución más cómoda y fácil con la cesárea.

FRM [07/10/2016]

Crónicas de amor negro (28) - Desapego

"Como hay que cultivar el sano desapego, no importa si te la pego".

FRM [23/12/2016]

"Dos caminos". Foto propia, paseando bajo  mi ventana.

Carta a los Reyes Magos

(Imagen de archivo)

Queridos Reyes Magos:

Ya sé que hace muchos años que no os escribo y que las últimas veces que lo hice fue en nombre de mis hijas, aún pequeñas y casi a su dictado. Hace tanto, tanto, que no sé si seréis capaces de recordarme o de disculpar mi distanciamiento imperdonable.

En mi descargo sólo puedo deciros, majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, que no ha sido falta de cariño ni de respeto, tampoco el olvido o la desidia que pueden aparentarse ni que os haya abandonado por el gordo vestido de rojo... En realidad, los motivos no importan y seguro que a vuestra sabiduría milenaria no se les escapan y con mayor precisión de lo que yo, humilde y torpemente, podría intentar justificar. A pesar de que, a fuer de ser sincero, la idea de escribiros esta carta ha partido de mi hermano, con una firme sugerencia que he sido incapaz de ignorar.

Os confieso lo precedente, mágicas majestades, porque de otra forma no podría decir que "este año he sido un chico bueno", lo cual, de por sí, ya es más que dudoso. Pero, al menos, no deseo comenzar esta misiva con alguna de las complacientes mentirijillas "piadosas" que yo denosto y me harían merecedor del mayor y más negro pedazo de carbón que se halle en vuestras alforjas.

Así pues, aquí me tenéis nuevamente... a mis años, tratando de cocinar una epístola que se me antoja realmente complicada, si nos atenemos a la tradición de que su contenido es o debe ser la petición de los regalos más deseados. Porque eso de los años mencionados a vuelapluma pesa mucho ante tan ilusionante objetivo.

Claro que podría pediros alguno de los libros que abarrotan mi lista de pendientes interesantes, por ejemplo. Pero me parecería un gran desperdicio ante la oportunidad de apelar a vuestra mágica generosidad para tratar de obtener regalos más valiosos y, sobre todo, más alejados de mis posibilidades de consecución individual, a pesar de que poco hay tan valioso como el contenido de un buen libro.

Sin embargo, centrando mi atención en todo aquello que escapa y escapará a mis limitadas capacidades personales, me parece que puedo, y hasta debo, ser un poco más ambicioso, si habéis llegado hasta aquí en la lectura de esta carta tardía y largamente demorada.

En consecuencia, os antepongo que no deseo abrumaros ni hacerlo conmigo mismo con peticiones de objetos o enseres, que sobrado estoy con todo lo que de material tengo, pues, aunque no dispongo de todo, no siento necesidad de nada. No ocurre otro tanto con lo que soy, ante cuyo arqueo y balance echo muchas cosas de menos, por carencia o por ser sensiblemente mejorables.

Trataré de ser razonablemente breve en mis deseos, aunque sólo consiguiendo uno o alguno de ellos me haréis muy feliz a partir de la mañana del 6 de enero. Dicho lo cual, paso a la obligada e ineludible relación peticional.

  • Os pido toda vuestra magia para que mejore la situación de todo lo que produce desasosiego e infelicidad allí donde están mi sangre y mis recuerdos de infancia.
  • Os pido el mejor presente y futuro para mis hijas y nietas.
  • Os pido el don de aportar alivio y consuelo a quien, estando a mi alcance, pueda necesitarlo.
  • Os pido la felicidad de quienes quiero, porque eso me hace feliz, aunque yo no forme parte de ella.
  • Os pido la capacidad y madurez para aceptar sin tristeza ni sufrimiento todas las pérdidas que he sufrido en el pasado y pueda sufrir en el futuro, así como mantener mitigado el recuerdo del dolor, agradeciendo la enseñanza recibida.
  • Os pido la sabiduría necesaria para saber elegir correcta y certeramente las personas en las que confiar en el mañana.
  • Os pido que alejéis de mí todo egoísmo y sentimiento de envidia, tanto propios como ajenos.
  • Os pido que mantengáis en mi alma la infinita gratitud y amor por quienes han estado a mi lado en los momentos más difíciles.
  • Os pido que eliminéis en mí toda reactividad para sustituirla por ilimitada proactividad.
  • Os pido la más generosa capacidad para perdonar y que todo rencor y resentimiento se torne aceptación e indiferencia, en mí y en quienes no me quieren, sea porque nunca me han querido o porque han dejado de quererme.
  • Os pido que no se vea mermada y aumente mi capacidad de amar, aunque pueda no recibirlo con la deseable reciprocidad.
  • Os pido ser siempre capaz de entender lo inaceptable, aunque nunca pueda llegar a comprender lo intolerable.
  • Os pido cambiar postergación por diligencia.
  • Os pido seguir sintiendo como un niño, pero actuando como un adulto.
  • Os pido no perder nunca la curiosidad insaciable.
  • Os pido aumentar mi paciencia y mejorar mi asertividad.
  • Os pido vivir y ser vivido.
  • Os pido sentir y ser sentido.
  • Os pido desear y no necesitar.
  • Os pido amar y ser amado.
  • Y, por último, os pido que hagáis realidad la utopía de que reinen la justicia, la paz y la solidaridad, sin limitaciones individuales ni colectivas.

Perdonadme si mi lista supera con mucho los méritos que han podido justificarla, pero me acojo a vuestra magnanimidad e  ilimitada capacidad de indulgencia y comprensión, tanto como deseo que a vuestro mágico alcance esté su mayoritaria satisfacción.

Recibid mi gratitud y el más cariñoso y entrañable recuerdo por los momentos de intensa e inmensa felicidad que me habéis deparado en mi infancia y en la de mis niñas.

Hasta siempre en mi memoria. Larga vida a vuestras majestades.

FRM [31/12/2016]

Utopía y metas

(Ilustración de archivo)

La utopía deja de serlo cuando te planteas metas a tu alcance. No la conviertas en esperanza, convierte la esperanza en tu objetivo.

Los fracasos no deben frustrar ni lastrar. Son sólo experiencias de las que aprender para iniciar nuevos caminos con mayor sabiduría y más conocimientos. Y, sobre todo, sin olvidar que, a igualdad de acciones, recogerás los mismos resultados... Aprende, no repitas los mismos errores. Acepta la mano de quien te ama. No confíes en desleales ni inestables que no lo merezcan. Modula y modera tu ambición y no te instales en la incertidumbre indefinida, es muy tóxica.

FRM [31/12/2012]

jueves, 29 de diciembre de 2016

Ni "facha" ni franquista

Bandera rojigualda de la Armada española, 1785

Cuando determinados individuos o grupos, fanáticos o fanatizados y pretendidamente "progres", interpretan, consideran y reniegan de la bandera de España por considerarla un símbolo "facha" o franquista, están cometiendo un lamentable error histórico y demostrando inconscientemente dos importantes y significativas carencias culturales, fácilmente subsanables con un mínimo esfuerzo.

La síncopa lingüística "facha" en el uso que nos ocupa,  se utiliza de forma despectiva e intencionalidad insultante como sinónimo del concepto político "fascista"; por cierto en tercer y último lugar de las acepciones académicas que se refieren principalmente al aspecto o apariencia. Y quienes más lo emplean en su pretensión de ofender o definir al contrario, suelen hacerlo creyendo que es sinónimo de "derechona".

Tales "antifachas" olvidan, no saben o no reconocen que, como adjetivo político, se aplica a un extenso rango de personas y grupos que en el espectro político no se sitúan únicamente en la extrema derecha, sino a cualquier dirigente y/o gobierno que demuestre su carácter totalitario, autoritario, xenófobo y nacionalista, sean de derecha, centro o de izquierdas, y siempre desde la perspectiva del que utiliza el término como forma de denigrar y que casi nunca está en situación de "tirar la primera piedra". Recordemos, pues es Historia objetiva, que el fascismo moderno y reconocido como tal, nace en el siglo XX promovido por dos partidos pretendidos como socialistas y de fervorosa y populista izquierda nacionalista, tanto en la Italia de Mussolini como en la Alemania de Hitler. Y, si la memoria no me es infiel, todos los regímenes políticos dictatoriales y antidemocráticos que sobreviven en el mundo del presente siglo, derivan de totalitarismos de supuestas izquierdas, al margen de las banderas identitarias de sus Estados.

Pero mucho más grave es el error de considerar "franquista" a nuestra bandera, cuya existencia debemos a la curiosidad anecdótica de ser la consecuencia del primer concurso de diseño gráfico de la Historia o, al menos, del que se tiene constancia.

Los doce modelos propuestos a Carlos III
Concurso que fue promovido por Carlos III, nada menos que en 1785. O sea, 154 años antes de que Franco tomase el poder en 1939. El motivo de la real decisión fue el problema que representaba para la Armada la identificación de banderas propias y ajenas en alta mar, pues todos los pabellones eran blancos con el escudo de cada procedencia en el centro y algunos muy similares, con gran dificultad por ello de reconocimiento a larga distancia, lo que era arriesgado en el caso de encontrarse ante navíos potencialmente enemigos.

Bandera española de guerra, arriba el gallardete y a la derecha la mercante. (Foto Museo Naval Madrid)

Así pues, a instancias de los mandos de la Armada, Carlos III decidió convocar el mencionado concurso del que salió elegida la bandera roja y gualda que todos conocemos y que, a partir de 1843, bajo el reinado de Isabel II se convirtió en el símbolo nacional, abandonando definitivamente la blanca precedente. Ésa es la bandera española que aún perdura, respetada o no, con la excepción del breve período (1931-1939) en que fue sustituida por la tricolor de la Segunda República que, a las franjas rojas y amarilla, añadió la de color morado, pretendiendo representar daltónicamente el color carmesí del pendón de Castilla; pero eso es... otra curiosa historia.

Como otra historia es que el denostado "aguilucho" imperial sea "facha" y "franquista"... que tampoco, pues desplegó sus alas mucho antes de 1939.

En respetuosa conclusión, antes de pretender ofender o identificar a otras personas o símbolos con determinadas asociaciones, conviene leer un poco, porque la cultura no daña a nadie y cura muchas manías obsesivas e indeseables.

FRM [29/12/2016]

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Arturo o Lancelot

Viñeta de Harold Foster para la saga de "El Príncipe Valiente"

Tenía yo en mi mochila vital poco más de 25 años, o sea, que ya ha llovido como para llenar el triple de los pantanos excelentísimamente inaugurados en el NO-DO. Ello significa que, en consecuencia y para muchas cosas, era entonces un "pardillo", como corresponde a las circunstancias históricas del contexto y a las personales de este nómada peregrino. Aunque debo admitir que, para algunas otras, sigo siéndolo... para qué engañarnos.

Pero, volvamos a lo esencial, porque me lío en íntimos devaneos de la memoria y no es esa la cuestión que me ha puesto a escribir sobre algo con pretensiones de más trascendencia.

Pues eso, que tenía yo poco más de 25 años, cuando ya desempeñaba un cargo profesional de responsabilidad directiva en el Departamento de Marketing de una gran multinacional que combatía el mal aliento con rima y sigue haciéndolo en prosa. En aquella empresa era costumbre habitual perfeccionar la formación de los mandos intermedios y su hermanamiento en la causa común, con períodos de entrenamiento ("training", decían) durante unos meses en otros países para ampliar fronteras y conocimientos sobre las diferentes aplicaciones locales de la estrategia comercial compartida en todo el mundo.

Fruto de esta política, me correspondió tutelar a una entrañable compañera filipina en el tiempo que convivió profesionalmente con el equipo de Madrid. Lamento sinceramente no recordar con seguridad su nombre en este momento, creo que era Nora, pero nunca olvidaré el afecto sincero y la complicidad que aquella etapa generó entre nosotros. Me deleitaba oírle hablar en tagalo, sin entender nada pero disfrutando de la melódica lengua, y me hacía esforzarme en nuestras largas conversaciones en el inglés que ella dominaba mucho más que yo.

La verdad es que nos hicimos muy amigos. Era un alma grande y sincera en un cuerpecito muy pequeño. Y, el día que nos despedimos, me hizo un regalo que he tardado años en comprender plenamente, a pesar de lo mucho que lo he podido constatar en todos los órdenes de mi vida, paso a paso, a lo largo de todo el camino.

Me dio un fuerte abrazo y con un beso portador de su gratitud, me dijo mirándome a los ojos: "Con tus cualidades, siempre serás un brillante e insustituible segundo para todo, pero nunca el mejor primero. Eres demasiado romántico, idealista y buena persona".

Tenía razón en lo fundamental. Lo tomé como casi un cumplido y en realidad era un aviso. Lúcida advertencia de la certera analista o visionaria profética que fue mi amiga y rememorada ex compañera filipina, como he podido constatar a lo largo de más de cuarenta años después.

Ambos roles me ha tocado desempeñar en el camino recorrido y me he percatado de que ha sido como fui avisado y no sólo en lo profesional. También en lo más íntimo y privado del terreno personal. En mis aficiones y en mis relaciones... En todo ello, recuerdo haber desempeñado siempre un más que digno "segundo lugar", pero rara vez un óptimo primer puesto. Algo deseado, más entendido como "ser lo primero para alguien" que como ser el primero en algo o de algo.

Pero es lo que hay y así hay que aceptarlo, es normal que un pez no trepe a un árbol. No se trata de considerarlo un defecto ni una virtud, aunque soy el menos indicado para valorarlo. Sólo sé que es una arraigada característica que podría resumirse y tener su origen en mis enormes dificultades históricas para decir "NO".

Ignoro si es egoísmo inconsciente o empatía extrema... o una curiosa y puede que inestable mezcla de ambas cosas, si es que ello fuese posible. Probablemente el lenguaje de los códigos actuales lo definiría como una asertividad "a medio cocinar". O, como dirían otros, será una cuestión de "karma".

En fin, al fin y al cabo, Lancelot nunca fue el rey Arturo y lo importante era el amor de Ginebra y la paz en Camelot...

Así que en la cola de la vida, sólo me queda preguntar...

¿Quién da la vez?

FRM [28/12/2016]

Conciencias de calendario

"Natividad". Georges de La Tour

Desde hace muchos años soy muy consciente de lo que las fechas navideñas son y representan. Ello ha modelado mi actitud personal ante sus fastos, sus ficciones y alharacas, sin que nada me impida sentir el más sincero y profundo respeto por cualquier otra actitud y comportamientos basados en creencias o inercias tradicionales que no comparto pero acepto en el prójimo e, incluso, me evocan nostálgicos recuerdos.

Sólo hay algo que me resulta más difícil de digerir que los tradicionales excesos gastronómicos de estas fechas: La hipocresía y el exhibicionismo de las que yo llamo "conciencias de calendario".

La necesidad que sienten ciertas personas de decir o hacer ciertas cosas "bonitas" para poder vivir una Navidad en su concepto personal de "PAZ". Para poder alegrarse de ello y sentirse llenas de AMOR y SOLIDARIDAD ante el espejo. Y, sobre todo... CONTARLO a todo el mundo, pregonarlo y ponerlo para que luzca en el decorado y edulcorado escaparate de su personaje social.

Porque, hay que reconocer que ni el AMOR ni la PAZ tienen el mismo sabor si no se exhiben públicamente como un atributo que distingue y enaltece a quien es capaz de la hazaña de decir y hacer lo que quiere para poder vivir una Navidad en PAZ... Hosanna!

Pasada la Navidad y fiestas aledañas, todo se reduce a deshacer lo hecho y desdecir lo dicho. Es sencillo, transcurridas 48 horas de PAZ, ya ha sido suficiente; aunque, claro está, esto último no se publica... por supuesto.

Porque lamentablemente la vida no es Amor, aunque se empeñen en reiterarlo los apóstoles de que "el bien entendido empieza por uno mismo"; es un lucha constante entre el egoísmo y la supervivencia como persona. Y en Navidad se recrudece porque la gran mayoría de los que tienen no comparten y los que no tienen envidian a los que tienen. Actualmente la Navidad es un manejo más para reactivar el consumo y hacer que soportemos analgésicamente lo que en otros momentos no tenemos ganas de tolerar ni estamos dispuestos a hacerlo: el victimismo y el lavado de conciencia familiar.

La auténtica Navidad no nació ni se instituyó pensando en el Amor, se estableció para celebrar el renacimiento de la vida asociado al solsticio de invierno, con el regreso del Sol, o la festejada conmemoración del nacimiento de una divinidad, llamárase Mitra o Jesús. A mí me parece bien que haya celebraciones navideñas, es una cuestión de respeto a las creencias, pero pretender mezclarlas con los sentimientos y vincularlos, sólo y enfáticamente en estas fechas, me parece muy hipócrita.

Debe ser porque únicamente los pobres seres humanos, pequeños y ácratas descreídos, no disponemos ni necesitamos de fechas concretas para casi nada en el calendario de la vida, tenemos que apañarnos con cualquier día del año para decir o hacer aquello que nos permite vivir en paz discreta y permanentemente, aunque no lo pregonemos con luces y mensajes edulcorados.

FRM [25/12/2016]

Los Santos Inocentes

Desde que empecé a pensar por mi cuenta, cuestionando todo lo que me rodeaba y contaban, me he venido preguntando en qué momento de la Historia convirtieron los cristianos la mítica, cruel y trágica leyenda de "la matanza de los inocentes", supuestamente ordenada por el rey Herodes, en una fiesta lúdica conmemorada con la aparente alegría y pretendidas carcajadas, que se persiguen popularmente en las ya tradicionales "inocentadas" del 28 de diciembre de cada año.

Aunque, sin duda alguna, lo más interesante no es cuándo sucedió esa extrema perversión de valores, sino los curiosos y, para mí, desconocidos motivos que lo impulsaron y transformaron.

Espoleado por mi sempiterna curiosidad, he dado en sospechar que la clave está en la zona oscura que subyace en lo más profundo del espíritu humano. Porque, es evidente y parece indudable que la hermosa cualidad de la inocencia ha sido transformada en una suerte de pretendida y risible estupidez del prójimo, digna de ser embromada, con "gracias", de muy dudoso gusto con frecuencia, que convierten la supuesta "broma" en burla, muchas veces triste por jocosamente humillante para el que la recibe. Porque no se trata de "divertirse con...", sino de "reírse de...".

Sospecho que estamos ante una proyección incruenta del malvado y egoísta "Herodes" que anida en nuestro interior y libera su insegura crueldad inevitable por esa vía, en una epifanía de autoafirmación menos sanguinaria que la bíblica, aunque igual de indeseable y aberrante, en mi humilde opinión.

¿Festividad conmemorativa o inconsciente catarsis purificadora?

FRM [28/12/2016]

Foto propia. "Matanza de los Santos Inocentes".
Joya de orfebrería en piedra de uno de los capiteles de la ermita románica de Santa Cecilia en Aguilar de Campoo.

martes, 27 de diciembre de 2016

Escrito con pluma en papel

Los tres monos sabios

Ha ocurrido repentinamente. De forma inesperada y sin mediar el menor aviso previo. Como una brutal, dramática, descarnada y repentina toma de conciencia de la fragilidad del espejismo de independencia y libertad en el que creemos estar confortablemente instalados.

¡Pobres ilusos!

Las sombras de la caverna platónica no las proyecta hoy el fuego de las antorchas. Son fruto de la electricidad, ese flujo invisible que nos rodea y encadena, apresándonos más firmemente cuando se corta y desaparece... Extraña y sofisticada paradoja.

Hace frío y mi calefacción es eléctrica. Tengo hambre y mi cocina es eléctrica. Dispongo de comida pero está en mi eléctrico frigorífico. Podría calentar un café, pero el microondas es eléctrico. Mis medios de comunicación con el mundo exterior, teléfono y ordenador, son sólo objetos inanes sin suministro de electricidad... Quiero escapar y no funciona el ascensor ni se abre la puerta del garaje...

Me siento inerme e inmerso en uno de los ensayos de Saramago... o impuesto de la sabiduría de los tres monos orientales del santuario Toshogu. Frío, ceguera y silencio. ¿Hasta cuándo...?

Al menos me quedan velas, mi pluma y papel en blanco... Puedo pensar y escribir esto.

[...]

¡Por fin!

Clamé: "Hágase la luz" y la luz se ha hecho. Vuelvo a ser... ¿libre?

FRM [27/12/2016]

lunes, 26 de diciembre de 2016

Aroma de vainilla

Portada de la novela de Isabel Martínez Barquero

Aunque no soy goloso en absoluto y la vainilla nunca ha sido uno de mis sabores favoritos, debo admitir que el aroma que impregna la novela de igual título que el que encabeza esta reseña, escrita por Isabel Martínez Barquero, me cautivó cuando la leí hace dos años y me ha vuelto a seducir embriagadoramente con su relectura en el presente.

La prosa de rico léxico y exquisitamente cuidada de la autora, es un delicioso lubricante para que la historia se deslice con suavidad, fluyendo a un ritmo adictivo, de principio a fin, que produce una grata sensación de paradójica intensidad relajante.

Con enorme mimo y riqueza de detalles, "Aroma de vainilla" narra el recorrido de la memoria de Mercedes Ortega Abellán que, ya anciana, realiza un prodigioso y pormenorizado viaje al pasado de tres generaciones de su saga familiar, durante el que siempre está presente la fragancia del título como protagonista de fondo permanente e inalterable.

La mirada retrospectiva de la protagonista narradora desvela los secretos de tres generaciones familiares; las vivencias de una estirpe nunca rendida ante las desgracias. La fiel memoria de Mercedes se desarrolla en el marco espacio temporal que se delimita, desde los últimos años del siglo XIX, hasta los años sesenta del siglo XX. En el cuadro resultante, se perfila con gran riqueza cromática la epopeya de una familia que se extingue en una provincia del sur de España, con la presencia sólida de mujeres fuertes, hombres sabios y tiernos, hijos con filiaciones muy diversas e inclinaciones muy distintas, y mentes alteradas por las circunstancias políticas y sociales de aquella época histórica.

El fresco familiar se pinta con los colores del deseo amoroso y sexual, el amor insatisfecho, el amor no correspondido y el traicionado, los celos, el adulterio, los conflictos generacionales, los estigmas de una educación estricta e intolerante, el orgullo, la tozudez, las murmuraciones sociales, la fascinación por la cultura, la ferocidad de la guerra y sus nefastos efectos posteriores, el perdón, la generosidad, los sueños no cumplidos, las expectativas rotas, el oscurantismo religioso y su antítesis descreída e iconoclasta, la locura, la muerte y la lucha por la existencia en una España llena de rencores y de atmósfera opresiva.

Como me ocurrió con la lectura de "El perfume" de Patrick Süskind, al sumergirme en este hermoso libro, no he podido evitar la vívida percepción del omnipresente "Aroma de vainilla", acompañado también del olor a canela, romero, a un sinfín de especias y, como no, a esos guisos deliciosos que salen de la cocina de Mercedes.

En "Aroma de vainilla" convivimos con unos personajes cercanos, de una gran carga emocional que me han provocado muchas sensaciones, envolviéndome con complicidad en su propia vida, como testigo desde la cautivadora lectura. He sentido impotencia y coraje con algunas de las situaciones planteadas y también felicidad por ver como los protagonistas conseguían sus propósitos. Lo cierto es que la autora maneja muy bien los sentimientos humanos, como el amor o el orgullo, quizá porque es muy humana ella misma, dicho sea en el mejor de los sentidos.

Otro buen libro
Para quien desee conocer mejor a esta genial escritora, sugiero una visita a su blog "EL COBIJO DE UNA DESALMADA" que no tiene desperdicio.

En resumen un libro que me ha encantado, evocándome a García Márquez, por lo que lo recomiendo sin temor, porque pone de manifiesto la calidad literaria de una autora que se merece un gran recorrido lleno de éxitos, como el que está obteniendo con su última novela "Diario de una fuga", muy diferente aunque no menos aconsejable.

Gracias por los buenos ratos que me has proporcionado, Isabel Martínez Barquero.

FRM [26/12/2016]

Adiós 2016

"Caminante no hay camino". Obra de Mariano Rodríguez Mayoral, 2013

A cinco días del final de su camino, este año 2016 se me antoja representado por el anciano abuelo que pintó mi hermano para conmemorar el nacimiento de su primer nieto. El personaje, entrañable y sabio, camina con dignidad, bajo el peso de su experiencia, hacia la entrega de la simbólica antorcha vital al joven heredero a punto de nacer.

Y, como todo lo que me ha hecho disfrutar y sufrir durante el discurrir de su existencia, 2016 ha sido un año extremadamente intenso. Rico en vivencias, saturado de emociones, repleto de hallazgos y pedagógicas decepciones. Todo lo doy por bien vivido, pues vida muy viva ha sido.

Lo propio y lo ajeno he sentido, inagotable he descubierto y aprendido, pues estoy convencido de que sólo ese es el buen sentido del escaso y mal llamado el "común sentido", teórico por en la práctica poco compartido.

Dos grandes e involuntarios halagos, como crítica negativa he recibido, ser demasiado "intenso" y "dar demasiado"... De ambas cosas no me arrepiento y espero seguir aumentando a lo largo de mi tiempo. Hay otros rasgos que sí lamento y rechazo; por lo que, una vez reconocidos, evitaré mantener conmigo.

Ilusiones ha habido y, como tales, se han desvanecido. Pero otras nuevas vendrán, pues evaporarse pueden, pero, como hijas del alma, morir no mueren.

Confirmado ha sido, en mi íntimo balance, que la soledad es el mejor campo fértil donde nace y se cría frondosa y generosamente la libertad responsable, cuyas semillas albergan el germen de los mejores y más nutritivos frutos. De sabor dulce, salado, ácido o amargo... incluso picante, pero siempre alimentando la felicidad real.

Porque, recordando al admirable Viktor Frankl, pienso que la libertad es el camino de la felicidad; convencido, como él dijo, de que: "No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía."

Y me siento feliz, porque mis amigos, los que me quieren de verdad con la generosidad y comprensión del más auténtico, elevado y desinteresado amor, saben apreciar y corresponder a mi libre lealtad y disponibilidad, los dos valores que más autentifican la calidad de las personas y las relaciones humanas... en 2016 y siempre... Sigo caminando.

A todos deseo... ¡Feliz 2017!

FRM [26/12/2016]

De Rafael Alberti y Salvador Dalí se ha dicho que el primero era un pintor que escribía y el otro un escritor que pintaba. Otro tanto, salvando las distancias, me gusta decir de mí mismo y de mi querido y admirado hermano, que escribe mucho mejor que yo y pinta como puede apreciarse en la hermosa ilustración que ilustra esta reflexión, realizada con lápices de color.

Me despierto y sigo

Caminante solitario. (Fotografía de mi amigo Víctor Vila Fernández)

Creía estar soñando
y en una pesadilla hube despertado.
Desperté flotando
en otro sueño recuperado...

Pero no había despertado,
sólo el sueño había cambiado.
Ahora sé que la vida no es nada
si la buscas en la almohada.

Hay que hacer el propio camino
hasta alcanzar el final destino,
con ningún o muchos otros caminantes,
aunque con pasos siempre adelante.

Encontrar compañía es importante,
pero no debe ser determinante.
Sólo está a mi lado ese inseparable amigo
que siempre va conmigo.

No más sueños ensoñados.
No más ideales frustrados.
No más esperanzas vanas.
No más ilusiones oníricas...

Sólo deseo vida libre y sana,
sólo el día de hoy... Ya estoy cansado.
No más lastres del pasado
ni sueños de ningún mañana.

Despierto, acepto mi sino,
me levanto y sigo...
Caminante no hay camino
y las metas son sólo castigo.

FRM [26/12/2016]

Mirando el vacío

Cuando sólo encuentra el oscuro vacío en lo profundo, la mirada cruje y se abrasa en el silencio de la ausencia.

Es el momento de alejar los demonios y dirigir la vista hacia la refrescante luz del interior de uno mismo.

FRM [26/12/2015]

"Demonis". Foto propia ante la catedral de Barcelona

domingo, 25 de diciembre de 2016

El cuarto hombre

Cada vez que he publicado algo relacionado con la broma de los "Tres mosqueteros" referida al grupo entrañable al que me honra pertenecer, junto a Lucho González-Aller y Diego Armario López, es inevitable que algún amigo, casi siempre amiga, comente o pregunte por "el cuarto".

Aramis, Athos y Porthos
Pues bien, sabido es que los mosqueteros que dieron título a la inolvidable obra de Dumas, fueron sólo tres: Athos, Porthos y Aramis. Sin embargo, no es menos cierto que hubo un cuarto amigo que, a pesar de su juventud y de no ser mosquetero, demostró méritos para sumarse a la fraternal amistad y aventuras que compartían los tres legendarios hijos literarios. Se trata del impetuoso D'Artagnan que llegó a París procedente de Gascuña y que, en este caso presente, nos llega de Cataluña, representado con innegables méritos propios por nuestro querido Sergi Font, no  menos hábil con el filo de la palabra e igual de amante de la buena esgrima verbal.

A pesar de las inevitables diferencias con el personaje novelesco, hay que admitir que Sergi reúne suficientes similitudes con él como para desempeñar el papel que propongo y que no dudo será aceptado por mis otros dos camaradas y compañeros de armas.

D´ARTAGNAN

En cuanto a su físico, D'Artagnan es un joven apuesto de cara astuta. La descripción que de él hace Dumas es la de un joven idealista de dieciocho a veinte años, semejante a un «Don Quijote gascón»: cara larga y atezada, pómulos salientes, mandíbula prominente, ojos abiertos a inteligentes y nariz ganchuda, pero finamente diseñada, siendo demasiado grande para ser un adolescente y demasiado pequeña para ser un hombre hecho y derecho. La procedencia gascona de D'Artagnan está presente a lo largo de toda la obra, pues los gascones tienen fama de valientes, aguerridos y sobre todo orgullosos.

En la novela, D'Artagnan se ve envuelto en problemas nada más llegar a su destino parisino y termina por desafiar a duelo a tres de los mejores mosqueteros de Francia. Llegado el momento de su duelo con Athos, quien llevó a Porthos y a Aramis como padrinos, para sorpresa del oponente de los tres, son sorprendidos por los guardias del cardenal Richelieu, quienes intentan arrestarlos, por los edictos de la época que prohibían los duelos. Pero, D'Artagnan se pone del lado de los mosqueteros y junto con ellos, se enfrentan a los guardias y los vencen, provocando la admiración del mismo Luis XIII y la ira del cardenal Richelieu. Así, el gascón termina por hacer amistad con los tres mosqueteros, sobre todo con Athos, siendo para él no sólo un amigo, sino un confidente y segundo padre o hermano mayor.

Y, como siempre, "Uno para todos y todos para uno".

FRM [25/12/2016]

Sergi Font en su rol de D'Artagnan. Fotomontaje propio

sábado, 24 de diciembre de 2016

Navidad 1981

Artesanía filial. Foto propia, muy mejorable (ya la cambiaré).

En estos días de recuerdos felices y sonrientes añoranzas, es inevitable para los que ya somos abuelos, la evocación de las navidades en que nuestros hijos y/o hijas eran pequeños y soñaban con los Reyes Magos e, incluso, con Papá Noël que ya introducía su voluminosa barriga en los hogares españoles.

Los que padecemos la incurable enfermedad crónica del romanticismo agudo, conservamos algunos objetos como las maravillosas figuritas de la fotografía, fruto de la infantil habilidad manual de mis hijas mayores (la pequeña, Laia, aún no había nacido) y de un sobrino que siempre fue, y sigue siendo, un hijo para mí.

En aquel tiempo, sin tele ni juegos digitales, nos dedicábamos a compartir inmejorables momentos pintando o creando figuras con barro de modelar. No recuerdo quién tuvo la idea, pero decidimos "fabricar" nuestro propio "Nacimiento" que aún conservo atesorado con gran ternura y amor.

Si la memoria no me es infiel, Helena hizo a Papá Nöel y el patito que adora al Niño; Sandra se hizo cargo de recrear a la Virgen María, la casita de Belén y al propio Niño Jesús; mientras que José se responsabilizó del paternal Santo de su nombre. Todo un prodigio de creatividad colectiva en equipo, al que me sumé, coloreando las piezas, a medida que se secaban.

Desde entonces, nunca han dejado de estar presentes en las navidades de mi hogar, donde quiera que se encontrase en mi nómada destino.

Este año tampoco...

FRM [24/12/2016]

jueves, 22 de diciembre de 2016

Aquellas Navidades

Bombos del sorteo de lotería de Navidad. (Fotografía de La Vanguardia)

Hacía mucho que había dejado atrás la infancia, aunque seguía siendo muy niño para muchas cosas, incluso quizá demasiado niño y es probable que para demasiadas cosas. En todo caso, ya había rebasado la edad que tenía su adorado padre cuando emprendió el largo viaje sin retorno, con lo que quedó para siempre a su lado, instalado en el legado de la presencia más intensa y tangible de un venerado recuerdo, constantemente presente.

Esa presencia, se le hacía particularmente perceptible en los momentos más difíciles, cuando precisaba del consejo de su sabia bondad y serena actitud ante los avatares de la vida o en las efemérides que traían a su alma el eco de maravillosos momentos del pasado remoto, traídos al presente por los múltiples e imborrables acontecimientos tradicionales. Esos sucesos que, por asociación inconsciente, amplificaban su presencia tras la que, casi siempre, estaba el firme baluarte de la de su madre, también ausente desde varios años después y muchos antes de éste.

"[...] el nueve..."
Tal era el caso de la cantinela monocorde y reiterativa de los famosos "Niños de San Ildefonso" que indefectiblemente ponía y sigue poniendo música de fondo al día 22 de diciembre de cada año, actuando como apertura oficial en la inauguración de la Navidad de toda la vida, a despecho de otros interesados anticipos comerciales o municipales que se adelantan hasta meses, de forma repelente, desmitificada y creadora de nuevos e importados arquetipos.

En momentos como ése, nuestro niño adulto, no podía evitar volver a ver a su padre con la prolija lista de números que había escrito con su pulcra y bella letra de educada caligrafía epistolar, trazada con la estilográfica Montblanc que aún conservaba en perfecto y cuidado estado nuestro protagonista. Vuelve a verlo, está allí, sentado en la mesa camilla, con las piernas cobijadas bajo sus faldas y al amor del brasero de cisco y carbón de encina, cuyas brasas avivaba de tarde en tarde con la badila de hierro, largo mango y cazoleta que su imaginación infantil siempre asoció a la bacía, usada como yelmo Don Quijote en sus andanzas de aventuras y desventuras.

La tal lista, gran protagonista bajo la voz de los huerfanitos expandida por la radio y extendida por el patio de vecindad, era una herramienta imprescindible para controlar los muchísimos números que se jugaban entonces, gracias al intercambio de participaciones que solía hacerse con amigos, familiares, vecinos, conocidos y comercios del barrio en los que la madre adquiría las vituallas para el modesto pero rico sustento de aquella familia de seis miembros que vivía unida y feliz en un "holgado" piso de 45 metros cuadrados y tres micro dormitorios, pero donde siempre cabían y eran bien recibidos tantos invitados como querían llegar y no eran pocos.

Pero, volviendo a aquel santo varón, allí vuelve a estar cada año, con su lista perfecta ordenada por la numeración de décimos y participaciones que previamente habían sido clasificados uno a uno con igual criterio y esmero. Así, seguía con la agilidad de un consumado "binguero" (término que no existía entonces), la cantinela que, en el mejor de los casos, provocaba exclamaciones de alegría si "caía algo en la pedrea". Júbilo al que se sumaba la madre que zascandileaba entre pucheros, llenando el pequeño hogar de la aromática fragancia de sus más que apetitosos guisos.

Y, por tonto que pueda parecer, era una mañana emocionante y divertida en la que todos participaban bajo la diestra batuta directora del maestro de la ceremonia lotera, en la que el padre era investido para la celebración del rito anual.

No era ese el único ritual que se observaba en aquella familia. Había otro de escrupuloso respeto a la figura del padre, paradójicamente impuesto y defendido por una madre de la que se decía que "llevaba los pantalones". En esa casa nadie probaba el turrón, a pesar de soñar con tal golosina de lujo todo el año, antes de que el padre lo cortara ceremoniosamente, inaugurando las tabletas al finalizar la cena de Nochebuena y como ansiado postre. A lo sumo, los dos hijos más pequeños, robaban antes alguna "peladilla", como goloso anticipo de los sabores navideños, cogida a escondidas de la fuente en la que convivían con los mantecados, polvorones y frutas escarchadas.

Un Nacimiento en cada casa...
Por supuesto, el centro de la atención era el modesto pero mimado "Belén" o "Nacimiento" construido —"montado" se decía— entre todos con derroche de corcho para el portal y las montañas, así como el musgo que bebía agua en el río de papel de plata o, más tarde, trazado su recorrido con abundante serrín sobre un espejo sin marco bajo la "arena" de madera. Un hermoso paisaje de la Palestina de ficción sobre el que cobraban vida aquellas artesanales figuritas de barro policromado, verdaderos tesoros que el tiempo habrá convertido en polvo de ignoto destino. La estrella anunciadora, cometa de tebeo bañado de purpurina, colgaba sobre el establo del portal, recortado su brillo contra el fondo azul noche del papel que se usaba para forrar los libros del cole, en el que se habían pegado numerosas estrellas más pequeñas recortadas del aluminio de "papel de plata" restante de posibles envolturas del chocolate de las meriendas celosamente alisadas y guardadas para ese luminoso fin.

El ambiente era de inmensa alegría y felicidad. El amor era auténtico y sincero, a pesar de las inevitables "cosillas", y, en esas fechas, la única diferencia con el resto del año, era que se destapaba la espita que lo mantenía menos ostensible y evidente. Los vecinos y amigos no paraban de circular por la vivienda de nuestro protagonista, así como ellos correspondían con reciprocidad, felicitando a cuantos se conocía y quería, con franca cordialidad e infantiles visitas petitorias de aguinaldo.

Después de la cena y de degustar el ya inaugurado turrón, un numeroso grupo de vecinos, unidos por la argamasa de la amistad más solidaria, se lanzaban a la calle entre risas, anécdotas, bromas y villancicos para acudir a la celebración de la tradicional "Misa del Gallo" en la parroquia del barrio, hasta uno que era "muy rojo" y ateo, pero hacía una excepción por amistad y solidario afecto vecinal... Y la pequeña iglesia era una fiesta, presidida por una linda talla del Niño Jesús en su cuna instalada frente al altar.

Felicidad y alegría a raudales... Botellas de anís "del mono" que todos disfrutaban, bebiendo los adultos y a guisa de instrumento musical compañero de las panderetas y rascado con estridente cucharilla por los más pequeños, mientras cantaban el "ande, ande, ande..." Y todo, a pesar de no tener árbol con luces, lazos y bolitas de colorines; a pesar de no pensar en Papá Noël ni quizá saber de su invención; y, desde luego, sin tener regalos que sólo los Reyes Magos traerían en la noche del 5 de enero a los niños buenos que, cómo no, dejábamos golosinas y bebidas para ellos y sus camellos... A pesar de ello o quizá gracias a ello.

Algo de todo aquello se mantuvo durante la infancia de las propias hijas del personaje cuyos recuerdos narramos. Pero ese tiempo también pasó y hoy es otra memoria ausente y lejana.

Ahora, muchos años después, como decíamos al comienzo de esta historia, hay quienes piensan que aquel niño que no termina de hacerse hombre, se ha vuelto huraño y ha "cogido manía" a la Navidad, abandonándola con un aparente rechazo no siempre comprendido...

Y resulta que no. Que ha sido la Navidad la que ha abandonado al niño; aquella genuina y añorada Navidad, compartida por todos en amor, fe y concordia, es la que ha abandonado la sociedad. Se ha ido; y lo que la ha sustituido ha usurpado el nombre para bautizar otros contenidos y actitudes. Por eso, nuestro niño, ahora casi hombre, se ha quedado sin fiestas que celebrar, pero con mucho amor para recordar.

¡Feliz auténtica Navidad!

FRM [22/12/2016]

Con amor, emocionada nostalgia y eterna gratitud a aquellos padres que nos hicieron celebrar auténticas, felices e inolvidables navidades.

Mis padres

lunes, 19 de diciembre de 2016

Los tres mosqueteros

Felicitación del 13 de noviembre de 2015
Corría el 13 de noviembre de 2015 cuando, aprovechando la celebración de la onomástica de mi amigo Diego Armario y el cumpleaños del tercero en concordia, Lucho González-Aller, recurrí al regalo para ambos de plasmar en facebook una imagen simbólica del título que amigas comunes nos habían otorgado, por obra y gracia del fraternal vínculo plumífero que nos une... sin que el calificativo induzca a ningún error de despiste desafortunado, pues sólo alude a la pluma estilográfica y, como mucho, también a las de los sombreros.

Aquella broma entrañable hizo fortuna y, rara es la ocasión, en que no surgen referencias al título que Alejandro Dumas inmortalizó, cuando nos vemos implicados o reunidos en cualquier circunstancia, acto, contacto o conversación... Y, con especial entusiasmo, si lo motiva algún reencarnado "Richelieu" o el pasajero encuentro con ciertos trasuntos de aviesas "Ladies de Winter" que haberlas, haylas.

Porque la vida es traviesa y gusta de jugar a las aparentes casualidades en su complejo y, en ocasiones, imprevisible entramado del tapiz que va tejiendo. Así, nos depara privilegios impensables y de dudoso merecimiento en mi caso, ante los que sólo queda la gratificante sorpresa del suceso y la gratitud de que se hayan producido.

Ese ha sido el caso de mi afortunado encuentro personal, iniciado en la red social facebook, con esos dos personajes que me honran con su fraternal amistad y regalan su ejemplar magisterio, con gran bonhomía y gigantesca talla humana y profesional. Ambos son brillantes periodistas de raza e incomparables seres humanos, capaces de llenar muchas horas de amena e inteligente tertulia, y no menos páginas de papel, con sus novelescas y ricas experiencias vitales, preñadas de anécdotas y sucesos, reservados sólo para esos seres especiales que han hecho de vivir, sentir, observar, analizar y narrar, los sabrosos ingredientes de su intensa existencia... Y muy pocos como Diego Armario y Lucho González-Aller, leales "mosqueteros" de pro que me han otorgado el honor de formar con ambos un simpático, sólidamente amistoso,  políticamente incorrecto y hermanado trío que no envidia en nada al famoso del citado Dumas, aunque hayamos cambiado el filo de la espada por el mejor templado de la palabra en los duelos de esgrima que se nos van presentando de forma inevitable.

Dicho lo cual, lo que sigue viene a cuento de que, no hace mucho y a raíz de nuestra última reunión acaecida en la reciente presentación del libro de Lucho "El búnker de Babel", me dio por pensar en algo en lo que no había reparado antes, debido a los muchos años que han transcurrido desde mi última lectura de la antológica novela "Los tres mosqueteros".

La cuestión es que reflexioné por primera vez en las diferencias de personalidad, biografías y carácter de nuestro trío que no empecen en absoluto nuestro mutuo, sincero y recíproco cariño y unión, como firmes cimientos de la garantía de solidario apoyo, en cualquier circunstancia que lo requiera. Esa idea inicial, me condujo al recuerdo de que otro tanto sucedía con los personajes de la novela, tan diferentes como siempre sólidamente hermanados.

Y, mi sorpresa fue mayúscula, cuando me percaté de las similitudes de nuestro presente terceto con los perfiles humanos y biográficos atribuidos en la ficción literaria a los mosqueteros legendarios (por cierto, basados libremente en personajes históricos reales). Dándose la "casualidad" de que, desde el principio, habíamos adoptado, en broma y de forma espontánea, los nombres y roles de cada uno de ellos, sin reparar (al menos yo) de tales parecidos. Así, Diego fue el sensible Aramis, un servidor se identificó con el discreto Athos y sus secretos, quedando Lucho como un perfecto, explosivo y desmesuradamente vitalista Porthos.

Desde esa asignación azarosa, repasemos lo que se desprende de la historia novelesca y juzguen aquellos que nos conozcan, a los tres o a alguno, si la reflexión precedente tiene cierto fundamento...

ARAMIS

Dumas lo describe inicialmente como un hombre delicado, elegante y caballeroso, muy amigo de Athos y Porthos, lleno de aparentes contradicciones: mosquetero sin vocación, pero excelente y temerario espadachín; siempre a punto de profesar en el clero que un buen día abandonó, pero constantemente involucrado en intrigas políticas y romances clandestinos, entre otros, con las duquesas de Chevreuse y de Longeville.

En "Los tres mosqueteros" se revela que de niño permaneció en un seminario y cuando estuvo a punto de ser ordenado abate, se vio envuelto en un malentendido amoroso que casi termina en un duelo contra un oficial; enfrentamiento para el cual Aramis no se encontraba preparado. Humillado, solicitó aplazar la ceremonia de su ordenación. Durante ese tiempo, entrenó con el mejor maestro de esgrima de París con el objetivo de hacer frente a su antiguo rival, al que finalmente mató. El hecho causó escándalo y Aramis se vio obligado a dejar la sotana, conociendo a Athos y a Porthos, quienes le ayudaron a ingresar en el cuerpo de los mosqueteros del rey.

PORTHOS

En "Los tres mosqueteros" se retrata a Porthos como un hombre grande, fuerte y corpulento; muy vanidoso y hablador, pero también muy resuelto y leal, además de buen espadachín y belicoso duelista, siempre enzarzado en polémicas y arriesgadas situaciones. Sus brazos son tan grandes como los muslos de cualquier otro hombre. Vive, junto a Athos y Aramis, una lucha constante contra el cardenal de Richelieu, haciendo lo posible para mantener a Ana de Austria como reina, y a Luis XIII como rey de Francia. Por otra parte, a nivel personal, Porthos persigue su fortuna ambicionando un futuro tranquilo y sosegado gracias a una deseada holgura de tesorería carente de tribulaciones.

Poco paciente, vitalista y lenguaraz, explosivo y con tan mal genio como nobleza y entrega a sus amigos, es un hedonista amante de la buena mesa, aunque no acepta ni soporta que le llamen o consideren "gordo".

ATHOS

Según Dumas, era un hombre de extremada valentía y eximio espadachin, de personalidad reservada y modales refinados. Athos, cuya verdadera identidad es la del Conde de la Fère, guarda celosamente algunas sorpresas secretas sobre su pasado que le atormentarán durante toda la historia de la novela.

En la obra de Dumas se describe a Athos como un hombre de 30 años, de talla mediana, pero bien cuajada y proporcionada, con una cabeza de carácter noble, ojos penetrantes y nariz recta. El Conde de La Fère era caballero de la Orden de la Jarretera, caballero de la Orden del Espíritu Santo, y caballero de la Orden del Toisón de Oro, otorgados respectivamente por el rey derrocado Carlos I de Inglaterra, la reina Ana de Austria y el rey Carlos II de Inglaterra, aunque lo calla discretamente en su modesta vida como mosquetero.

Casado muy joven, descubre que su esposa era una malvada y falaz mujer marcada por la justicia, por haber cometido un grave delito y capaz de cualquier cosa para conseguir sus egoístas objetivos. En un rapto de impulsiva indignación, el Conde ahorca a su mujer y la deja creyéndola muerta, pero ella reaparecerá con la falsa identidad de Milady de Winter, aliada al maquiavélico Cardenal Richelieu a cuyo servicio pondrá todas sus malas artes de seducción y engaños interesados.

Actualización de imagen. De izqda. a dcha. Diego (Aramis), este nómada (Athos) y Lucho (Porthos)
Actualización de imagen. De izqda. a dcha. Diego (Aramis), este nómada (Athos) y Lucho (Porthos)

Dicho queda en este presente, para el recuerdo y sin más pretensiones que el solaz devaneo y serio divertimento de constatar una vez más que "no existen las casualidades" ni amor más veraz que el de la auténtica amistad.

Con mi lealtad y cariño para mis hermanos mosqueteros...

"Uno para todos y todos para uno".

FRM [19/12/2016]

domingo, 18 de diciembre de 2016

Un búnker con mucho tráfico

Confortablemente instalado en la intimidad de mi rincón, estoy asistiendo, estupefacto y gratamente sorprendido, a un verdadero aluvión de visitas completamente inesperadas, en un fenómeno sin precedentes en toda la vida de este blog que inició su andadura el 30 de agosto de 2014 y acumula ya 701 publicaciones con ésta.

Con lo expuesto, deseo destacar que, a estas alturas, el Rincón del Nómada dispone de suficiente experiencia estadística como para fundamentar objetivamente lo insólito del fenómeno al que he hecho alusión y seguidamente se explica.

Hasta el día de hoy, 17 de diciembre, cuando esto escribo, la columna con mayor cantidad de visitas era el obituario "Nos vemos en el Savoy" publicada en recuerdo dolorido a mi admirado y querido José Luis Alvite que nos fue arrebatado demasiado pronto, en enero de 2015. Esta entrada ha llegado a alcanzar las 548 visitas paulatinamente, por acumulación de las obtenidas en la fecha de su publicación y por las recibidas posteriormente, en su aniversario y otras menciones. Lo que es lógico, gracias al numeroso grupo que le seguía en facebook y en sus populares intervenciones, tanto en la radio como en prensa, también publicadas en forma de libros. Sin duda, era un entrañable personaje muy querido, admirado y de una tremenda popularidad, por lo que nunca me extrañó el goteo de los resultados cuantitativos de visitas en este rincón, a lo largo del tiempo.

El libro de Lucho
Pero, he aquí que llega nuestro amigo Lucho González-Aller, publica su primer libro, lo que difundimos el día 8 precedente con la columna "El búnker de Babel", que también anunciaba la presentación en sociedad que tuvo efecto el día 15, o sea, anteayer.

Pues bien, tras la presentación, publicamos al día siguiente la crónica con la reseña del acto y sus felices resultados, titulada "El búnker de Babel se abre en un búnker de papel" y... ¡¡24 horas más tarde!! Repito, sólo 24 horas más tarde, Babel y Lucho han pulverizado el liderazgo previo mencionado y establecido un nuevo récord, acumulando un total de 1.147 visitas... Sí, no es una errata, 1.147 visitas en total para el búnker más transitado de la Historia... y siguen llegando.

  • "El búnker de Babel"(08/12/2016).............................................................. 387 visitas
  • "EL búnker de Babel se abre en un búnker de papel" (16/12/2016).......... 760 visitas

No se precisan más comentarios; sólo añado toda mi gratitud a los amigos y admiradores de Lucho que nos están honrando con su numerosa presencia en este modesto rincón, que ya se le queda muy pequeño a nuestro querido y popular amigo.

FRM [17/12/2016]

Imagen capturada de pantalla como testimonio de los datos expuestos

viernes, 16 de diciembre de 2016

El búnker de Babel se abre en un "búnker de papel"

Foto propia. Lucho González-Aller, a punto de comenzar la presentación, mientras se llenaba la sala

Ayer se destapó una olla a presión que llevaba más de quince años cociendo a paciente fuego lento su sabroso contenido...

Y no puedo dejar de reseñar un acto al que tuve el honor y la alegría de asistir y con el que, por motivos personales, me siento especial y emocionalmente muy concernido.

El libro
Lucho González-Aller presentó su libro "El búnker de Babel" en el prestigioso marco del Club Internacional de Prensa, acogido cordialmente por su presidente Javier Martín Domínguez que le dio la más cordial bienvenida como anfitrión del acto, y rodeado de la amistad, el cariño, la admiración y respeto que un personaje tan singular y entrañable como él se merece.

No voy a repetir lo mucho que ya se ha publicado al respecto, especialmente en la red social fabebook y brillantemente por el padrino del acto, el gran periodista y escritor Diego Armario que, además de oficiar de presentador de libro y autor, ha dedicado a ambos su columna de hoy en Neupic.

Sin embargo, como legado para mi memoria y el disfrute consolador de quienes no pudieron escucharlo en la voz del protagonista, trataré de resumir lo que el libro no recoge, lo que allí se contó y no es menos interesante que su contenido novelado, casi como si se tratase de un inevitable prólogo intimista del propio autor.

Con Diego Armario y Javier Martín 
Porque, como certeramente sintetizó Diego Armario al presentar a Lucho: "Él es pura pasión, es desmesura y tiene un corazón de león[...] y escribe como es: apasionadamente, sin concesiones a lo políticamente correcto, volcando sobre las historias que cuenta sus propios sentimientos, dudas, a veces angustias y siempre su compromiso. Al leer esta novela  descubriréis que el autor está dentro de ella e interactúa  con los personajes de su libro, porque tuvo el privilegio de conocerlos, de tratarlos, de dialogar con ellos, de interesarse por sus vidas, sus dramas, sus asesinatos e, incluso, intentar comprenderlos."

"Tuvo el privilegio de conocer a los personajes de su libro...". Y sobre este privilegio y las especiales circunstancias de su génesis y desarrollo, Lucho habló largo y sin más limitaciones que mantener la promesa hecha a quienes en él confiaron para la peculiar misión de poner la "voz en off" al hacer público su mensaje, pasado el tiempo que ellos consideraban prudente.

Un mensaje que algunas lecturas superficiales pueden confundir y debe ser evitado. No se trata en esta novela de añadir matices históricos a la historia de la Segunda Guerra Mundial (aunque alguna sorpresa entraña). No es eso, en absoluto. Tampoco se pretende legitimación alguna de la pasión humana de la venganza como medio de satisfacción, al margen de cualquier postura moral y personal al respecto. Lo que realmente nos transmite el insólito grupo Babel, a través de su cronista, es la hipócrita y descarnada realidad de que muchos criminales de todo tipo, incluso los más inmorales y abyectos, quedan impunes por los intereses inconfesados e inconfesables de la injusta justicia de quienes podrían y deberían ejercerla por imperativo moral y legal. Algo que, tristemente, sigue sucediendo.

Diego Armario, haciendo su brillante presentación bajo la atenta mirada de Javier Martín Domínguez

Retomando otras palabras iniciales de Diego Armario, "Hace muchos años, en Ginebra, acompañado de Héctor Quiroga, el destino o la casualidad o la suerte, aunque también podría haber sido la desgracia, le hizo coincidir con unos personajes peligrosos que son los protagonistas de esta historia. Eran peligrosos, asesinos, vengadores, justicieros y… se fijaron en él (Lucho) para confiarle un secreto [...]".

La hipnótica narración de Lucho
Así sucedió. La fortuita compra del último ejemplar de un periódico fue la "excusa" que desencadenó el primer contacto de nuestro amigo con los dos líderes de Babel, los irrepetibles Dídac y Louis.

Pero no fue hasta el año 1984, con motivo del fallecimiento del recordado colega del periodismo deportivo Héctor Quiroga, cuando Lucho volvió a tener noticia de ambos personajes a través una inesperada llamada de condolencia. A partir de ese momento, se desarrollaron los periódicos contactos que, "in crescendo", tejieron la tela de araña en la que González-Aller se fue viendo envuelto por su sorprendida curiosidad, el carisma de los cinco de Babel y la confianza que le mostraron, después de la presunta, indudable y exhaustiva investigación de que le hicieron objeto.

Y, así, poco a poco, le introdujeron en una historia real cuya credibilidad está avalada por lo insólito e increíble de su contenido. La historia está en la novela "El búnker de Babel", porque Lucho fue elegido y designado para contarla cuando se diesen las condiciones impuestas por aquel grupo... atípico, alegal y amoral. Al margen de todo patrón concebible, pero, al fin, comprensible.

Apasionado interés
¿Por qué aceptó Lucho un encargo de esas peculiares y arriesgadas características? Preguntó uno de los asistentes al acto de presentación. Y la respuesta, tan sincera como sorprendente en alguien como él, fue: "Por miedo. No tuve los "bemoles" de negarme bajo la mirada imperativa de Dídac".  Y, si Lucho se estremeció, cuando le transmitió el acuerdo del grupo, votado favorablemente por mayoría de tres a dos, como todo lo que decidían hacer, es algo a tener muy en cuenta en alguien que no se amilana fácilmente.

El afortunado nombre del grupo surgió en el búnker en el que fueron confinados por el doctor Josef Mengele, cuando Louis definió a los cinco unidos por azaroso destino, un español, un francés, un italiano, un danés y un norteamericano, reunidos por incalificable destino, como: "Tour de Babel de merde!".

En definitiva, una historia que merece ser conocida. El libro es corto, fue uno de los compromisos con los protagonistas, y se hace más corto todavía por la compulsiva necesidad de seguir leyendo que impone su ritmo periodístico y fascinante contenido.

Esta obra podrá gustar o no, pero lo que sí está garantizado es que no deja indiferente... Como sucede con su autor. Ambos, libro y escritor (él dice que no lo es, que sólo es periodista), están preñados de ricos matices para aquellos que sepan y quieran "leer entre líneas".

La audiencia no perdió detalle de la historia de Babel

Todo un acontecimiento que obtuvo su mejor refrendo en el éxito de convocatoria a la presentación que tuvo lugar ayer y hoy comento, abarrotando, con más de un centenar de asistentes, la sala del Club Internacional de Prensa en un resultado sin precedentes; destacando el hecho insólito de que la primera, y no pequeña, distribución en la librería cercana al acto se agotase en un tiempo récord. Algo casi profético por el nombre de la editorial que lo ha publicado: Adaliz, casi homófono de "adalid", un buen calificativo para Lucho.

Firmando libros
Lucho, estuvo al pie del cañón, cumpliendo con temple, amabilidad y franqueza su compromiso, a pesar de una inoportuna y dolorosa lesión en una pierna. A esa molestia, seguro que ahora se añaden las agujetas de su mano que no paró de dedicar y firmar ejemplares a cuantos amigos y admiradores se lo pidieron... y fueron muchos.

Sinceramente, pienso que este libro trasciende lo meramente literario e incluso lo histórico; a pesar de que, como ya he mencionado, aporta sorpresas al respecto.

Mi gratitud personal a este incomparable amigo que me honra con su confianza y cariño. Así, hago mías sus palabras, cuando dice: "Alguna cosa habré hecho bien en la vida para merecer a mis amigos."


Otro día de hermandad inolvidable. Diego Armario, Lucho González-Aller y este nómada. "Todos para uno..."

FRM [16/12/2016]

NOTA FINAL: Para información de todos los interesados, el libro puede adquirirse a través de Internet, en el enlace del editor que lo remite a domicilio, por 15 €, sin gastos de envío, en un plazo máximo de 72 horas. El enlace para pedidos a la editorial es:

http://adaliz-ediciones.com/home/21-el-bunker-de-babel.html

También puede pedirse por teléfono a Adaliz Ediciones en el 954 914 357.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El búnker de Babel

"El búnker de Babel" de Lucho González-Aller

El complejo y, en ocasiones, imprevisible entramado del tapiz que va tejiendo la vida, nos depara privilegios impensables y de dudoso merecimiento en mi caso, ante los que sólo queda la gratificante sorpresa del suceso y el agradecimiento de que se hayan producido.

"Todos  para uno..."
Ese ha sido el caso de mi afortunado encuentro con dos personajes que me honran con su fraternal amistad y regalan su ejemplar bonhomía y gigantesca talla humana y profesional. Ambos son periodistas de raza capaces de llenar muchas horas de amena tertulia y no menos páginas de papel con sus novelescas y ricas experiencias vitales preñadas de anécdotas y sucesos reservados sólo para esos seres especiales que han hecho de vivir, sentir, observar, analizar y narrar, los sabrosos ingredientes de su intensa existencia... Y pocos como Diego Armario y Lucho González-Aller, mosqueteros leales que me han otorgado el honor de formar con ambos un simpático, amistoso y sólido trío que no envidia nada al famoso de Alejandro Dumas.

Lucho González-Aller
De la obra del primero ya me he hecho eco en este rincón en ocasiones precedentes, pero hoy los traigo aquí de nuevo por un acontecimiento largamente esperado y más que justificado. El nacimiento del libro "El búnker de Babel", escrito por Lucho González-Aller y que, si el séptimo arte le hace justicia, será algún día una apasionante película sobre uno de los aspectos menos conocidos de las tremendas secuelas del III Reich, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Se trata del relato de los hechos reales de un secreto retenido quince años por Lucho González-Aller, por respeto y mantenimiento de la promesa que hizo a los protagonistas de su historia que, aunque novelada, es tan auténtica como novelesca es la vida de su autor que, en sus andanzas sin fronteras, trabó contacto e íntima confianza con un grupo insólito y heterogéneo de cinco personajes que sólo compartían su carácter de supervivientes al terror nazi, el odio profundo hacia lo que representó y el deseo más frío y cerebral de una venganza que el libro presenta de manera descarnada sin concesiones al menor juicio moral... Con la gélida y rigurosa, aunque vehemente, distancia del observador periodístico que narra y describe sin tomar partido; aunque quienes conocemos bien al autor, sabemos perfectamente que él mismo habría formado parte del grupo "Babel" sin pestañear ni dudarlo un instante.

Estamos ante un libro que me cuesta trabajo definir como novela, a pesar de que podría encuadrarse en el de novela histórica, pues historia es, a fin de cuentas. Puesto que carezco de otras capacidades para juzgar una obra literaria, sólo puedo expresar mis propias sensaciones ante su lectura que me ha "enganchado" inevitablemente por su ritmo periodístico y sorprendente contenido. Trepidante y breve en extensión, ofrece la ventaja de que se lee rápidamente y la pena de que no aporta más información de la que Lucho se comprometió a revelar. Sin embargo, no cuesta esfuerzo alguno imaginar lo que puede atisbarse entre líneas, con el derivado conflicto consecuente entre lo intelectual, lo ético y lo moral, ante lo relatado.

Crueldad, torturas, vejaciones, resentimiento, venganza... una cierta justicia, son los ingredientes que González-Aller utiliza para condimentar un apetitoso guiso periodístico, gracias a la tinta que corre por su venas, cortada por su proverbial "mala leche" que sólo endulza la nobleza y lealtad de su honesta integridad con los suyos.

No es función de esta breve reseña desvelar el contenido de una trama que puede generar posturas encontradas y legítima controversia, pero que innegablemente es una realidad vivida ante la que la única postura compartida por todos, o casi, sería la de desear que no vuelvan a repetirse ninguno de los acontecimientos que "El búnker de Babel" describe con todo rigor y con el valor añadido de aportar la novedad de una asombrosa e insólita información sobre uno de los personajes más siniestros y tristemente famosos de aquella espantosa e inolvidable etapa histórica de una mal llamada humanidad, el tétrico doctor Josef Menguele.

Ojalá que el éxito que esta obra merece alcanzar, anime a su autor a escribir la gran novela de su propia biografía personal, compendio de una de las vidas más intensas y apasionantes que he conocido a retazos, gracias a la íntima confianza que Lucho me ha otorgado.

"Mucha mierda" te deseo, Lucho, en el acto de presentación del libro que tendrá lugar en el próximo jueves día 15 de este mes, a las 12:00 h, en el CENTRO INTERNACIONAL DE PRENSA DE MADRID, calle María de Molina, 50, 2ª planta., con presencia del autor acompañado por Diego Armario López, periodista y escritor, y Javier Martín Domínguez, presidente del Club Internacional de Prensa.

¡Allí nos veremos, compadre!

FRM [08/12/2016]

("El búnker de Babel" puede adquirirse en http://adaliz-ediciones.com/home/21-el-bunker-de-babel.html. Entrega a domicilio sin gastos de envío en un máximo de 72 horas)