Portada de la novela de Isabel Martínez Barquero |
Aunque no soy goloso en absoluto y la vainilla nunca ha sido uno de mis sabores favoritos, debo admitir que el aroma que impregna la novela de igual título que el que encabeza esta reseña, escrita por Isabel Martínez Barquero, me cautivó cuando la leí hace dos años y me ha vuelto a seducir embriagadoramente con su relectura en el presente.
La prosa de rico léxico y exquisitamente cuidada de la autora, es un delicioso lubricante para que la historia se deslice con suavidad, fluyendo a un ritmo adictivo, de principio a fin, que produce una grata sensación de paradójica intensidad relajante.
Con enorme mimo y riqueza de detalles, "Aroma de vainilla" narra el recorrido de la memoria de Mercedes Ortega Abellán que, ya anciana, realiza un prodigioso y pormenorizado viaje al pasado de tres generaciones de su saga familiar, durante el que siempre está presente la fragancia del título como protagonista de fondo permanente e inalterable.
La mirada retrospectiva de la protagonista narradora desvela los secretos de tres generaciones familiares; las vivencias de una estirpe nunca rendida ante las desgracias. La fiel memoria de Mercedes se desarrolla en el marco espacio temporal que se delimita, desde los últimos años del siglo XIX, hasta los años sesenta del siglo XX. En el cuadro resultante, se perfila con gran riqueza cromática la epopeya de una familia que se extingue en una provincia del sur de España, con la presencia sólida de mujeres fuertes, hombres sabios y tiernos, hijos con filiaciones muy diversas e inclinaciones muy distintas, y mentes alteradas por las circunstancias políticas y sociales de aquella época histórica.
El fresco familiar se pinta con los colores del deseo amoroso y sexual, el amor insatisfecho, el amor no correspondido y el traicionado, los celos, el adulterio, los conflictos generacionales, los estigmas de una educación estricta e intolerante, el orgullo, la tozudez, las murmuraciones sociales, la fascinación por la cultura, la ferocidad de la guerra y sus nefastos efectos posteriores, el perdón, la generosidad, los sueños no cumplidos, las expectativas rotas, el oscurantismo religioso y su antítesis descreída e iconoclasta, la locura, la muerte y la lucha por la existencia en una España llena de rencores y de atmósfera opresiva.
Como me ocurrió con la lectura de "El perfume" de Patrick Süskind, al sumergirme en este hermoso libro, no he podido evitar la vívida percepción del omnipresente "Aroma de vainilla", acompañado también del olor a canela, romero, a un sinfín de especias y, como no, a esos guisos deliciosos que salen de la cocina de Mercedes.
En "Aroma de vainilla" convivimos con unos personajes cercanos, de una gran carga emocional que me han provocado muchas sensaciones, envolviéndome con complicidad en su propia vida, como testigo desde la cautivadora lectura. He sentido impotencia y coraje con algunas de las situaciones planteadas y también felicidad por ver como los protagonistas conseguían sus propósitos. Lo cierto es que la autora maneja muy bien los sentimientos humanos, como el amor o el orgullo, quizá porque es muy humana ella misma, dicho sea en el mejor de los sentidos.
Otro buen libro |
En resumen un libro que me ha encantado, evocándome a García Márquez, por lo que lo recomiendo sin temor, porque pone de manifiesto la calidad literaria de una autora que se merece un gran recorrido lleno de éxitos, como el que está obteniendo con su última novela "Diario de una fuga", muy diferente aunque no menos aconsejable.
Gracias por los buenos ratos que me has proporcionado, Isabel Martínez Barquero.
FRM [26/12/2016]
No puedes figurarte la alegría que acabo de tener con tu reseña. Me gusta, es sensorial, como lo es la novela.
ResponderEliminarAún medio dormida (estoy tomándome el café con leche), aprecio mucho tus palabras y me lleno de gozo al comprobar que te ha apresado este aroma en la relectura. ¡Qué bien comienzo el día, Francisco!
Muchísimas gracias y recibe un abrazo muy grande, pero que muy grande.
Para alegría la mía, al leer tu comentario, Isabel. Sinceramente, me sentía en deuda con esa maravillosa novela que tanto me ha gustado desde la primera lectura y necesitaba transmitir mis sensaciones y emociones, más que mis opiniones.
EliminarUn beso muy grande y mi agradecimiento para ti, por escribir esas hermosas historias.
Estupendo recorrido por una novela que me entusiasma y que recomiendo siempre. Isabel Martínez Barquero tiene un gran futuro literario que, sin duda, lo merece. Espero que así sea. Enhorabuena por una reseña magnífica. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por lo que me concierne, "Juglar", pero todo el mérito es de nuestra admirada Isabel, cuyas letras merecen ser apoyadas y difundidas por su gran calidad. Saludos cordiales.
EliminarSr. Francisco:
ResponderEliminarHa hecho usted una extraordinaria reseña de Aroma de vainilla de la genial escritora Isabel Martínez Barquero; ella, a quien he seguido desde hace ya unos años y he leído su poesía y dos de sus libros, es una escritora que lejos de preocuparse por sólo publicar, mantiene un bien cuidado manejo del idioma y un buen tratamiento a su poesía y a sus obras en prosa como la que usted cita en su interesante blog.
Enhorabuena por Isabel y un saludo para usted, amigo Francisco.
Muchas gracias por su comentario, Gustavo, con cuyo contenido estoy absolutamente de acuerdo y a lo que sólo añadiría que también es una excelente persona.
EliminarSi le interesa, le comento que este mismo blog hemos publicado una reseña de su última novela "Diario de una fuga" y puede encontrar el enlace en el propio texto de esta reseña. Se trata de una obra muy distinta de "Aroma de vainilla", pero no menos apasionante y cuidada.
Un muy cordial saludo.