El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
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jueves, 7 de septiembre de 2017

Valores políticos

Un servidor que es, ante todo, un humilde, paciente y curioso observador de su entorno existencial, tiene la utópica convicción de que un líder político, con aspiraciones o pretensiones de gobernante, debe tener en su haber unos cuantos valores imprescindibles aunque no incluyan la infalibilidad... Esa cualidad sólo la ostenta como atribución el obispo de Roma que preside el Vaticano.

Entre los más obvios y exigibles, como la entrega noble y plena al servicio, la honestidad sin fisuras, inteligencia, empatía, firmeza e incorruptibilidad, debería encontrarse un saludable y razonable nivel de formación cultural, al margen de intereses e ideologías partidistas.

En consecuencia, la perplejidad se torna desconfianza y recelo, cuando uno escucha y lee a uno de esos personajes con pretensiones presidenciales que "España es una nación de naciones que, como Estado, estaría 'históricamente' compuesta por España, Cataluña, Pais Vasco y Galicia"... ¡Ahí queda eso!

Pues, mire usted, petulante caballero postulante, la Historia del Reino y Estado de España está resumida en el escudo globalizador que lo representa como continente y no como contenido. Y, en él, se encuentran 'históricamente' representados e integrados los reinos de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, desde 1868 hasta la actualidad y sin que, a lo largo de su evolución, haya contenido nunca las supuestas "naciones históricas" mencionadas por usted.

Lea más y no diga tonterías sin fundamento para halago de ciertos oídos, sean interesados o tan incultos como usted parece ser.

FRM [05/09/2017]

Escudo de España

jueves, 29 de diciembre de 2016

Ni "facha" ni franquista

Bandera rojigualda de la Armada española, 1785

Cuando determinados individuos o grupos, fanáticos o fanatizados y pretendidamente "progres", interpretan, consideran y reniegan de la bandera de España por considerarla un símbolo "facha" o franquista, están cometiendo un lamentable error histórico y demostrando inconscientemente dos importantes y significativas carencias culturales, fácilmente subsanables con un mínimo esfuerzo.

La síncopa lingüística "facha" en el uso que nos ocupa,  se utiliza de forma despectiva e intencionalidad insultante como sinónimo del concepto político "fascista"; por cierto en tercer y último lugar de las acepciones académicas que se refieren principalmente al aspecto o apariencia. Y quienes más lo emplean en su pretensión de ofender o definir al contrario, suelen hacerlo creyendo que es sinónimo de "derechona".

Tales "antifachas" olvidan, no saben o no reconocen que, como adjetivo político, se aplica a un extenso rango de personas y grupos que en el espectro político no se sitúan únicamente en la extrema derecha, sino a cualquier dirigente y/o gobierno que demuestre su carácter totalitario, autoritario, xenófobo y nacionalista, sean de derecha, centro o de izquierdas, y siempre desde la perspectiva del que utiliza el término como forma de denigrar y que casi nunca está en situación de "tirar la primera piedra". Recordemos, pues es Historia objetiva, que el fascismo moderno y reconocido como tal, nace en el siglo XX promovido por dos partidos pretendidos como socialistas y de fervorosa y populista izquierda nacionalista, tanto en la Italia de Mussolini como en la Alemania de Hitler. Y, si la memoria no me es infiel, todos los regímenes políticos dictatoriales y antidemocráticos que sobreviven en el mundo del presente siglo, derivan de totalitarismos de supuestas izquierdas, al margen de las banderas identitarias de sus Estados.

Pero mucho más grave es el error de considerar "franquista" a nuestra bandera, cuya existencia debemos a la curiosidad anecdótica de ser la consecuencia del primer concurso de diseño gráfico de la Historia o, al menos, del que se tiene constancia.

Los doce modelos propuestos a Carlos III
Concurso que fue promovido por Carlos III, nada menos que en 1785. O sea, 154 años antes de que Franco tomase el poder en 1939. El motivo de la real decisión fue el problema que representaba para la Armada la identificación de banderas propias y ajenas en alta mar, pues todos los pabellones eran blancos con el escudo de cada procedencia en el centro y algunos muy similares, con gran dificultad por ello de reconocimiento a larga distancia, lo que era arriesgado en el caso de encontrarse ante navíos potencialmente enemigos.

Bandera española de guerra, arriba el gallardete y a la derecha la mercante. (Foto Museo Naval Madrid)

Así pues, a instancias de los mandos de la Armada, Carlos III decidió convocar el mencionado concurso del que salió elegida la bandera roja y gualda que todos conocemos y que, a partir de 1843, bajo el reinado de Isabel II se convirtió en el símbolo nacional, abandonando definitivamente la blanca precedente. Ésa es la bandera española que aún perdura, respetada o no, con la excepción del breve período (1931-1939) en que fue sustituida por la tricolor de la Segunda República que, a las franjas rojas y amarilla, añadió la de color morado, pretendiendo representar daltónicamente el color carmesí del pendón de Castilla; pero eso es... otra curiosa historia.

Como otra historia es que el denostado "aguilucho" imperial sea "facha" y "franquista"... que tampoco, pues desplegó sus alas mucho antes de 1939.

En respetuosa conclusión, antes de pretender ofender o identificar a otras personas o símbolos con determinadas asociaciones, conviene leer un poco, porque la cultura no daña a nadie y cura muchas manías obsesivas e indeseables.

FRM [29/12/2016]