El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
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domingo, 22 de diciembre de 2019

Dormir es morir

Hace mucho que leí que dormir es como morir o viceversa...

Yo disfruto la vida. Deseo sentirme vivo. Experimentar esa intensidad palpitante del silencio. Esa espesa y sedante atmósfera que me rodea e invade en la soledad callada de la madrugada. Cuando se alargan las jornadas, robando horas al día que viene, para prolongar el que se ha ido del reloj cayéndose del calendario. Entonces, me embarga el contacto con el cuerpo ausente y añorado. Siento el aliento y la respiración sosegada y durmiente del pecho amado. Sabores y olores se mezclan táctiles en la memoria de mi almohada.

Y escribo; porque, si leer es soñar, escribir es hacer realidad inolvidable los sueños. Así, entiendo que, si no me duermo, no es por insomnio. Es sólo porque me gusta vivir en eterna y amante vigilia. Estoy vivo. Y lo vivo un poco más al escribirlo en este presente avaro, restando horas al futuro para aumentar mi pasado cuando me leas.

Hasta mañana que ya es hoy, viviendo. Construyendo puentes entre el pasado y los sueños.

FRM [07/12/2019]

La mirada desnuda aumenta el silencio de mi pluma.

jueves, 5 de abril de 2018

El desierto de la rutina

Hace unos días, mantuve una larga e interesante conversación con un buen amigo íntimo sobre ciertas cuestiones que nos conciernen a ambos, así como a terceras personas muy cercanas. Después, cuando la inmediatez de las palabras concretas cedió paso a una reflexión más amplia y enriquecida con otras referencias, no pude evitar que algunos matices de la tertulia me evocasen ciertos recuerdos de Carl G. Jung, recogidos en su recomendable libro "Recuerdos, sueños, pensamientos".

Por lo que creo que tiene de interesante para todos, como quiera que cada uno lo desee interpretar y aplicarlo, cómo y a quién considere oportuno, extraigo la enseñanza contenida en un párrafo del libro citado de la edición de Aniela Jaffé que he estado releyendo no hace mucho (Biblioteca Breve - Seix Barral, Barcelona, 1996). Cito textualmente:

«Con el trabajo en el Burghölzli (*), se inició mi vida en una realidad unívoca, hecha sólo de propósitos, consciencias, deber y responsabilidad. Era la entrada en el convento del mundo y el someterse al voto de creer sólo en lo probable, en el promedio, en lo banal y lo pobre de sentido, renunciar a todo lo extraño y significativo, y reducir todo lo desacostumbrado a lo habitual. Sólo había superficies que nada ocultaban, sólo comienzos sin continuidad, contingencias sin causalidad, conocimientos que se circunscribían a círculos cada vez más estrechos, definiciones que pretendían ser problemas, horizontes de agobiante estrechez y el inmenso desierto de la rutina.»

Salud y reflexión para seguir aprendiendo a caminar.

FRM [05/04/2018]

(*) Burghölzli era el manicomio de Zurich en el que, el 10 de diciembre de 1900, C. G. Jung ocupó puesto de ayudante para especializarse en psiquiatría, al término de sus estudios de medicina.


Carl Gustav Jung (Imagen de archivo)