Por ello, me gusta profundizar en el significado profundo que se encuentra en la genética de las palabras. En aquellos conceptos, frecuentemente inconscientes, que se albergan en el subsuelo donde se encuentran sus raíces etimológicas.
Y ahí, podemos encontrar que realmente las "ilusiones" son algo ficticio, la imagen mental de algo irreal. Y es peligroso y potencialmente frustrante atribuirle otro carácter.
En el uso cotidiano hemos pervertido el término haciéndolo sinónimo de objetivos, metas, expectativas, pretensiones, esperanzas... etc. Las ilusiones no son nada de eso. La palabra comparte raíz y significación conceptual con "iluso", "ilusionismo", "ilusionista", "ilusionante" (que se usa también como generador de entusiasmo).
Pero, al fin, una ilusión es sólo un espejismo que se genera y evapora de acuerdo con su esencia misma. Y la dolorosa frustración se produce cuando lo olvidamos o no lo tenemos en cuenta.
FRM [11/01/2014]
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Foto propia. Páramo de la Lora, en la montaña palentina |