El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
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lunes, 21 de mayo de 2018

Escribir y ser feliz

La vida sorprende con toques de belleza. Paseando bajo mi ventana.

El escritor Justo Sotelo siempre dice que escribe porque es feliz. Sin embargo, yo lo hago porque es una de las cosas que me hace feliz.

Es posible que mi diferente e inversa percepción de causas y efectos, se deba a que no me considero un escritor; a lo sumo y parafraseando al maestro Umbral, alguien que "escribe cosas".

Y hago mía la declaración de John Boyne: "Escribo porque me encantan las palabras. Escribo porque leo. Escribo porque siempre quiero saber qué ocurrirá a continuación."

Tampoco me concedo la experiencia y el talento para que se me defina como poeta, aunque me arroje impúdicamente a la osadía de intentar gozar con la poesía que extraigo de mis pensamientos, emociones y sentimientos. Al fin y al cabo, pienso que tenía razón Hermann Hesse cuando afirmaba que:

"Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos."

Porque, de vez en cuando, la vida puede sorprender con un feliz toque de belleza en la mirada, donde nadie lo esperaría. Y entonces... lo hago mío, lo disfruto en silencio, lo fotografío, lo pinto o intento describirlo con palabras, simplemente por el mero placer íntimo de gozar con ello y conservarlo.

FRM [21/05/2018]

lunes, 2 de octubre de 2017

Belleza inesperada

Foto propia, paseando entre metáforas

Suelo decir, con frecuencia y total sinceridad, que no me considero un escritor; a lo sumo y parafraseando al maestro Umbral, alguien que "escribe cosas".

Con igual franqueza, no me concedo la experiencia y el talento para aceptar que se me defina como poeta, aunque me arroje impúdicamente a la osadía de intentar gozar con la poesía que extraigo de mis pensamientos y sentimientos. Al fin y al cabo, tenía razón Hermann Hesse cuando afirmaba que:

"Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos."

Porque, de vez en cuando, la vida nos sorprende con un feliz toque de belleza en la mirada, donde nadie lo esperaría.

FRM [02/10/2017]

domingo, 20 de agosto de 2017

Prosa y poesía

De vez en cuando, me gusta reabrir libros ya leídos en busca de esos pequeños retazos que dejaron en mí un poso de grato recuerdo. Lo he hecho, una vez más, con "Los Alucinados" del gran Paco Umbral. Y, en el sabroso prólogo del filósofo José Antonio Marina, me reencuentro con la perla de una cita del inolvidable José Hierro que deberíamos tener siempre muy presente los aficionados a esto de juntar letras para contar algo:

«Cuando se dice menos de lo que se dice, no hay literatura. Cuando se dice lo que se dice, hay prosa. Cuando se dice más de lo que se dice, hay poesía». (José Hierro)

Todo un alarde de prosa poética que cumple lo que el propio Umbral escribió sobre González Ruano: «Lo importante es dar más por menos, y que no se note el esfuerzo».

Y, sin el menor esfuerzo, me han venido a la mente dos admirados amigos que siempre dan más: Javier del Prado Biezma (poeta y maestro) y Justo Sotelo (profesor y escritor). A ellos dedico esta reseña con mi sincero afecto y toda la gratitud de un fiel aprendiz.

FRM [20/08/2017]

Este nómada con los amigos citados, en la presentación del último libro de Justo Sotelo

domingo, 28 de agosto de 2016

Los Alucinados

Libro citado

Como en el "Mito del eterno retorno", magistralmente estudiado por Mircea Eliade, he vuelto a mi admirado Paco Umbral, reabriendo las páginas de "Los Alucinados". Y, una vez más, me siento tan agradecido como el filósofo José Antonio Marina manifiesta en el excelente prólogo del citado libro y cuyas inmejorables palabras hago mías en este momento:

"Tengo con Umbral una deuda de gratitud y farmacopea. Sólo releo asiduamente a dos autores -Umbral y Ortega- y por la misma razón: ambos me resultan anfetamínicos y terapéuticos. Uno en la escritura y otro en la teoría reafirman siempre la posibilidad creadora. Todo se puede decir una vez más de una forma brillante. Todo se puede pensar una vez más de un modo sorprendente. No hay asunto, por insignificante o tedioso que parezca, que no pueda ser transfigurado por el talento. Ambos muestran la inagotabilidad de lo real y esto, en un mundo de inertes y aburridos, encarrilado desde la cuna a la mortaja, produce un benefactor descarrilamiento, que a mí me llena de euforia. Yo no soy escritor-escritor, soy lo que Umbral llama "un señor que escribe cosas", por eso muchas veces me invade la desidia del lenguaje, esa pérdida de tensión que alienta la rebelión de las palabras plebeyas o de las palabras ociosas, y la página parece entonces escrita en calderilla, chapoteando en preposiciones, conjunciones y adverbios, sin sustancia. En ese trance, leer a Umbral me contagia su entusiasmo por el decir, la decisión de no abandonarse nunca, el brío del idioma. De ahí mi gratitud, y ya está dicho."

(Fragmento del prólogo "Manual de instrucciones para leer a Umbral" del libro citado y cuya lectura recomiendo, porque compone una galería de frescos retratos de algunos grandes protagonistas de las letras)

FRM [23/08/2015]