Libro citado |
Como en el "Mito del eterno retorno", magistralmente estudiado por Mircea Eliade, he vuelto a mi admirado Paco Umbral, reabriendo las páginas de "Los Alucinados". Y, una vez más, me siento tan agradecido como el filósofo José Antonio Marina manifiesta en el excelente prólogo del citado libro y cuyas inmejorables palabras hago mías en este momento:
"Tengo con Umbral una deuda de gratitud y farmacopea. Sólo releo asiduamente a dos autores -Umbral y Ortega- y por la misma razón: ambos me resultan anfetamínicos y terapéuticos. Uno en la escritura y otro en la teoría reafirman siempre la posibilidad creadora. Todo se puede decir una vez más de una forma brillante. Todo se puede pensar una vez más de un modo sorprendente. No hay asunto, por insignificante o tedioso que parezca, que no pueda ser transfigurado por el talento. Ambos muestran la inagotabilidad de lo real y esto, en un mundo de inertes y aburridos, encarrilado desde la cuna a la mortaja, produce un benefactor descarrilamiento, que a mí me llena de euforia. Yo no soy escritor-escritor, soy lo que Umbral llama "un señor que escribe cosas", por eso muchas veces me invade la desidia del lenguaje, esa pérdida de tensión que alienta la rebelión de las palabras plebeyas o de las palabras ociosas, y la página parece entonces escrita en calderilla, chapoteando en preposiciones, conjunciones y adverbios, sin sustancia. En ese trance, leer a Umbral me contagia su entusiasmo por el decir, la decisión de no abandonarse nunca, el brío del idioma. De ahí mi gratitud, y ya está dicho."
(Fragmento del prólogo "Manual de instrucciones para leer a Umbral" del libro citado y cuya lectura recomiendo, porque compone una galería de frescos retratos de algunos grandes protagonistas de las letras)
FRM [23/08/2015]
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