Éste es uno de esos casos que ha pedido resurrección. Se trata de un humilde canto a la breve fugacidad de las propias capacidades para satisfacer plena y duraderamente a otros con un elevado o diferente nivel de exigencia en sus necesidades y deseos.
Hace tres años reflexionaba así, en clave de una metáfora, hoy socialmente muy proscrita, y con cierto humor negro ceniza...
A lo largo de una vida larga, sucede que, en ocasiones, tropezamos con personas que te hacen sentir como si fueses un cigarrillo. Sí, tal cual, aunque sea "políticamente incorrecto".
Te desean, seleccionan, escogen y extraen de un grupo homogéneo. Te miran tiernamente, acarician y llevan a sus labios con dulce delicadeza amorosa y deseo incontenible. Te encienden y hacen arder con pasión, succionándote el alma. Convierten todo tu ser en humo que asciende plácidamente a los cielos. Incineran toda tu esencia hasta convertirla en ceniza gris, mientras celebran lo bien que sabes y gozan del placer que aportas... Para, finalmente, cuando estás consumido y exhausto, aplastarte sin piedad y, una vez yerto, arrugado y frío, tirarte al basurero del olvido.
Pero, eso sí, al menos te quieren mucho y dan grato y agradecible sentido a tu corta vida. Aunque confiesen y se sientan convencidas de que eres tóxico y perjudicial para ellas y se arrepientan de su propia decisión de haberte fumado hasta el filtro...
FRM [14/08/2013-2016]
(Imagen de archivo) |
Cuanta razón maestro. Algunos por su natural arisco, cuando algo así ha ocurrido, también han producido alguna quemadura. Por aquello de morir matando y que ardamos todos en el fuego del infierno, condensado en la brasa del cigarro ;)
ResponderEliminarNo tengo más razón que la tú derrochas con esa adición que ratifico y me consta. Gran abrazo, Cris y gracias por la visita y el comentario.
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