Michael Hutter |
Profanado fue el templo sagrado,
hoy renovado, con perdón y nuevas bendiciones...
En él se abren nuevas puertas virginales,
reservadas al más puro y gran amor inesperado.
Deseada entrada por la que penetra y se derrama
un eterno presente limpio y restaurado,
compartiendo entierro de viejos caminos
ya aprendidos y recorridos en el pasado.
Y un creyente habitante que celebra estrenar
culto en su nueva morada, sólo a él reservada.
Con gozoso placer inmenso en la concesión
llena de generosa entrega y pasión.
FRM [03/06/2016]
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