El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)
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viernes, 2 de enero de 2015

Mi nombre

Akenaton (Foto de archivo)

Tal y como los antiguos faraones cambiaban su nombre al subir al trono, escenificando con ello su muerte y resurrección iniciáticas, así la vida me ha ido cambiando el mío, en su ya largo y ancho recorrido.

Muchas son las veces que he muerto y resucitado, creyendo haber cambiado. Ahora soy consciente de que sólo lo externo modificaba, manteniendo lo más profundo presente, pero eso hoy no interesa a la gente.

Fui Paquito de pequeño, diminutivo que sólo se esfumaba cuando mi madre se cabreaba. Más tarde, en el cole, me renombraron Mayoral, porque Rodríguez había muchos y no estuvo nada mal, porque realmente soy más así, pero eso sería otro cantar del historial.

Para los amigos, la pandilla y otros íntimos tratos, comencé a ser Paco. Apelativo familiar que se conserva cuando paso, con hermanos, sobrinos y parientes, algunos buenos ratos. Cada vez me suena más extraño, pero lo respeto para a sus hábitos no hacer daño y porque evoca los de franciscano de mi santo patrón de Asís que PA.ter CO.mmunitatis fue, según rezan los enciclopédicos diccionarios.

Después me han llamado de casi todo... Pero no nos amedrentamos, "ladran luego cabalgamos". Aunque las identidades más persistentes, al margen de los tacos, fueron Mayoral, en lo profesional, y en la intimidad, siempre Paco.

Hice un vano intento de unir ambos apellidos para reducir el desmadre y por cariño y respeto a la memoria de mi padre. Inútil esfuerzo, resultaba demasiado largo y, con colegas angloparlantes, mi Rodríguez era para sus lenguas un retorcedor y excesivo engorro... francamente cargante.

En un nuevo y más reciente cambio vital, pude al fin ser yo mismo e identificarme con mi nombre de bautismo. Al fin se acabó el conflicto y soy, para casi todos, Francisco... que se queda en cariñoso Fran cuando me lo quieren abreviar.

Finalmente el "Paco" se ha quedado residual, como el catalán de Aznar, para la más estricta intimidad que se ancla en el pasado de este largo periplo de mi propia identidad.

FRM [01/01/2015]