En el abrazo fluye intenso algo indescifrable, grande, indescriptible. Poderoso, incontenible... profundo. A través de los ojos, penetra muy hondo en las almas. Y los cuerpos responden, estremecidos y ansiosos.
Manos ávidas recorren la piel erizada. En silencios que llenan las lenguas de humedad compartida, intercambiada.
No hay rincón que se rehúya, ni pliegue que se retraiga... Pasión arrebatada. Cada milímetro de cuerpos se empapa, se saborea, se chupa, lame y mordisquea con golosa gula desenfrenada.
Muslos que se abren, vientres y nalgas que se aprietan. Sed insaciable que arroja al caudal de miel que segregan tus más íntimas entrañas y arrima la boca al caño ardiente de la fuente vital... Cuerpos que se estremecen, vacían y danzan.
Hablan sonidos inarticulados. Llueve sobre mojado. Globo de luz que estalla y miríadas de estrellas inundan la más luminosa oscuridad de los ojos finalmente cerrados...
Paz infinita. Dulce muerte fugaz de eternos instantes suspendidos... inolvidables...
Si dices que esto no es amor; me pregunto... ¿Cómo será cuando lo haya?
FRM [14/02/2013]
"Desnudo", Picasso |
Cómo será sí. El instante que recreas, Francisco, es absolutamente de dicha, de goce intenso, de eternidad que cabe en unos minutos.Estos amantes te han salido fieles al goce y dicha de los cuerpos. Grata lectura. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa era la intención y el sentimiento, Teo. Gracias. Abrazos.
EliminarLa petite norte... que acabándonos nos renace. Fantástico Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es, querida amiga Mercedes. Gracias por tu visita y tus palabras. Besos.
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