abro los párpados a la luz que amanece.
Me agito perezoso y descubro a mi lado tu cuerpo.
El reencuentro del contacto me hace dudar si aún sueño.
Miro.
Te contemplo. Y recuerdo.
Las mil y una sensaciones que unen pasado y futuro, se hacen de nuevo presente.
Y me reencuentro.
Siento.
Inmensamente.
Todo mi yo está en ti, entre los pliegues de piel y tu vida.
En ti que aún descansas con los restos de nuestro apasionado encuentro.
Vivo.
Vivo la tentación de acariciarte de nuevo.
Pero me contengo.
Sólo mi mirada recorre tu desnuda piel, dulce y suavemente.
Gozo.
Me deleito y saboreo la nueva vida que me regalas con la tuya,
bálsamo de mil heridas que ya no son ni recuerdo.
En mí se ha acabado el tiempo del lamento, el vacío de otros momentos.
Y acaricio agradecido tu cabello.
Imagino.
Ilusiones del instante que se hacen realidad tangible
que inundan mi vida de pasión y paz en armónica conjunción.
Y rejuvenezco.
Sonrío.
A la luz naciente de un nuevo amanecer sin sombras, limpio, transparente.
Nada cabe entre nuestros cuerpos, solo el tibio calor del contacto intenso.
Compartimos piel y sentimientos.
Te veo.
Y veo claro, sin engaños ni contratiempos.
Es nuevo y hermoso este tiempo que me conmueve y deja sin aliento.
Tanto hemos hecho unidos. A tanto hemos vencido que sabemos...
que juntos todo podemos.
A tanto, tanto... que, si aún estoy dormido,
despertar no quiero y...
soñando...
Te sueño.
FRM [05/07/2014]
(Foto de archivo) |
Diagnóstico incuestionable: Romanticismo crónico agudo. No operable ni se dispone de tratamientos paliativos... Tiene su encanto, pero requiere cuidado y atención permanente. Suerte, amigo.
ResponderEliminarDespués de ese diagnóstico, no sé si cambiar de médico o renovar mi confianza en usted, Dr. Caustico House.
EliminarDivino romanticismo, amor, poeta, misma cosa. Simpático diagnostico que clava el caustico doctor. Muy bien por todo. ;)
ResponderEliminarCompletamente enfermo, incurable y necesitado de tratamientos paliativos permanentes. Lo mío no tiene arreglo. No me moriré de ello, pero me moriré con ello. Gracias, Inmaculada.
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