"Maceta". Óleo sobre tabla. Capricho aprovechando restos de paleta. |
“Hay momentos en los que la tarea del artista es saber cuánto puede llegar a hacer con lo que le queda”.
La cita está extraída de la anécdota vivida por el violinista Itzhak Perlman. Este músico tocó magistralmente su instrumento, a pesar de haber perdido una cuerda al comienzo de un concierto en el Lincoln Center de Nueva York.
Con sincera modestia y ninguna pretensión de atribuirme la condición de artista —a lo sumo, artesano—, la verdad es que el recuerdo de la frase que antecede, me ha evocado de inmediato el pequeño cuadro que ilustra esta reflexión (aunque la foto es infame) y que pinté, como otros de pequeño formato, sólo como consecuencia de aprovechar los restos de color que habían quedado en mi paleta, después de acabar otra obra con mayores dimensiones y pretensiones.
"Yo pecador..." |
Y es que, como es sabido, toda pérdida produce un dolor inevitable y proporcional al valor de lo perdido; pero, debidamente canalizado como experiencia y con la aconsejable aceptación, convierte en aprendizaje el posible sufrimiento posterior, en cuyos brazos solemos abandonarnos con frecuencia, embargados por la pseudocomplacencia de la peligrosa autocompasión. Sufrimiento que, en este caso, es mínimo ante la censura y sanción a que he sido sometido —y agradezco— en facebook.
Así pues, heme aquí de nuevo, después de 30 días de silencio impuesto, con la intención de que este regreso al ágora donde nos reunimos sirva para no olvidar que la toalla no es para tirarla, sino para enjugarse la sangre, sudor y lágrimas que, en ocasiones, nos provocan los más íntimos deseos de que las cosas y algunas gentes sean como aparentan y distintas a como demuestran ser.
En cada momento de la vida, estamos donde estamos y recogemos el fruto de lo sembrado, consciente o inconscientemente. Aceptarlo, aprender de ello y hacer lo mejor posible con lo que nos queda —como con los restos de pintura—, es el primer paso para conseguir que los siguientes nos conduzcan sucesivamente por senderos de mayor satisfacción, sosiego y felicidad. Y de eso se trata.
En consecuencia, me aplico a que miremos serenamente en nuestra alma —mejor que compasivamente a nuestro ombligo— durante el tiempo justo y necesario para comprender que todo efecto tiene su causa, aceptar ambos y tomar las decisiones que nos permitan recuperar el sentido epicúreo de la existencia, convirtiendo los sueños en metas alcanzables o viceversa.
Ello me ha permitido dedicar el tiempo extra obtenido por el "castigo", a otras actividades no menos atractivas que, sin ser exclusivas ni excluyentes, no han gozado de tanta atención por mi parte en otras ocasiones.
Además, esta etapa me ha aportado la grata conciencia de que soy más apreciado de lo que pensaba y, seguramente, más de lo que merezco. Por ello, mi más sincero agradecimiento por el cariño y lealtad que muchos me habéis demostrado y el inmenso apoyo recibido por quienes ya sabéis que lo habéis hecho, tanto públicamente en mi muro como en privado por otros medios. Eso ha sido el sol más cálido para derretir el simbólico y frío hielo de los inquisidores.
Mark Zuckerberg |
En lo relativo a mis beneficios y ganancias, debo una mención especial de gratitud a Cris Muchos Datos, Marlene Revilla, María José de Miguel, Teo Revilla Bravo, Mati Sanchiz, Andrada Tomescu, Sergi Font y Almudena Mestre que, con su amistad desinteresada y la generosa dedicación de su tiempo, han mantenido mi voz más sonora y viva que nunca, durante la ausencia por mi condena y reclusión en el purgatorio merecido por mis imperdonables pecados en esa red social con reglas tan hipócritas e insaciables como poco sociables.
Volveremos a vernos por esos pasillos entre muros, aunque limitado por otras ocupaciones urgentes y mi retorno a los pinceles; pero, en todo caso, con el mejor de los ánimos.
Besos y abrazos sin límite que, pase lo que pase en la citada red social, siempre encontraréis aquí, en mi "Rincón del Nómada".
FRM [22/05/2018]
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