Grabado de una edición inglesa de 1687 |
Si Don Quijote no se hubiera cegado con su romántica enajenación y se hubiese planteado serenamente cuánto de realidad había en las palabras de Sancho, por ingratas que pudiesen serle, tal vez se habría evitado más de un disgusto y muchos moratones innecesarios.
Pero... no aprendemos, hasta que nos la pegamos por méritos propios. Porque, sabido es, que nadie escarmienta en cabeza ajena y menos si es literaria.
Y es que no se tiene presente que, al margen de locuras pasajeras, la cruda realidad sólo cambia lo preciso en su apariencia para que todo siga igual. Demostrado está.
FRM [25/09/2016]
Un soñador e idealista loco y atrevido, un realista analfabeto que mira el pasado.... Ambos van tomando del otro aspectos oportunos, ambos se enriquecen mutuamente. Concluyente y certero, amigo Francisco. El grabado, oportuno. Abrazo.
ResponderEliminarUN abrazo.
Tan distintos como complementarios. Todos guardamos dentro un poco de ambos y nos enriquecemos con lo aportado por los demás. Como tú me enriqueces a mí. Gracias, amigo Teo.
EliminarFuerte abrazo.