Amando de Miguel (Foto de archivo) |
Cuando el color castaño de mi barba es poco más que un lejano recuerdo, uno toma conciencia de los referentes que la singladura existencial ha ido depositando como excrecencias adheridas al casco de la nave y se almacenan en la sentina como bagaje de la más profunda admiración y respeto intelectual.
Sinceramente, me considero muy afortunado por haber disfrutado de las enseñanzas y ejemplos, directos e indirectos, de muchos de los, para mí, más interesantes personajes conocidos durante ese periplo.
El profesor Amando de Miguel es uno de ellos. Tuve la fortuna de gozar de sus clases de sociología y me convertí en un ferviente enamorado del buen lenguaje hablado y escrito, probablemente por la influencia de su personal y permanente cruzada en defensa de tales valores, sumada a mi natural tendencia genética, cuya explicación sería otra historia.
Sugiero a cuantos no conozcan el trasfondo de este gran intelectual que se acerquen a leer alguno de sus libros y artículos y, si acaso procediese, que abandonen prejuicios de ese mediocre lastre distanciador definido como "ideología política".
Amando es, por encima de todo, una cabeza tan bien amueblada como la casa que nos muestra en el vídeo que aquí inserto con la sana envidia -acépteseme la tópica contradicción- de quien se reconoce eterno aprendiz y se sabe incapaz de alcanzar su saber y espacio vital... ¡Esa biblioteca!
FRM [19/10/2014]
(Con agradecimiento a mi admirado amigo Damián Galmes Cerezo que me ha descubierto el mencionado vídeo de la entrevista)
Qué grande le hace a un ser humano tener la humildad y la nobleza de reconocer y agradecer a aquél que algo le enseñó.
ResponderEliminarSi es así, Ángel, crezco a diario, porque a diario aprendo mucho de quienes tengo la fortuna de tratar, como tú.
EliminarMe ha encantado la entrevista,y la personalidad del entrevistado,amén de la biblioteca,claro.
ResponderEliminarUn genio, el admirado amigo Amando.
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