El nómada "repostando" en la madrileña Cuesta de Moyano. Foto de Pilar Cuenca |
Cuando leas en voz alta,
cuando recites para alguien querido,
cuando hables sobre algo,
cuando escribas lo que piensas...
Siéntelo y vívelo profunda, intensa... exageradamente.
Haz que las palabras acaricien, sonrían, lloren de pena o alegría...
Pero nunca, jamás, caigas en la aburrida monotonía.
Sólo así harás sentir y vivir el mensaje
a quien pueda y quiera recibir
la mágica vibración de tu palabra.
FRM [20/09/2015]
(Dedicado especialmente a todas las mujeres que alguna vez han disfrutado oyendo mi voz)
♥ de corazón
ResponderEliminarConmoción de emoción. Gracias, Inmaculada.
EliminarY sientes y haces sentir, pues tu palabra alcanzo altos vuelos. Este blog es una prueba constante de ello, querido amigo. Tu sensibilidad te lleva a sentir intensamente, a saborear todo lo bueno de la vida, cambiar todo aquello que lo entorpece y transmitirlo. Es gratificante leerte este pequeño postulado poético que aquí has dejado. Abrazos agradecidos siempre.
ResponderEliminarTeo.
Cierto es que todo lo siento intensamente, sin que pueda ni quiera evitarlo, aunque a veces pasa elevadas facturas. Lo que me lleva a intentar transmitirlo con más buena voluntad que habilidad. Si, en tu caso, lo he logrado en alguna medida, me doy por satisfecho y agradecido, amigo Teo. Abrazos.
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