El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

martes, 29 de septiembre de 2015

Escribir y ser amable

Foto propia, desde mi ventana. "Esos días en los que tus lágrimas empapan mis alas..."

No soy escritor, soy un señor que escribe cosas —como matizó Paco Umbral en acertada y nada baladí diferenciación— y no siempre con buena letra, añado yo.

Escribo, porque mientras lo hago puedo corregir y nadie me interrumpe ni se desespera ni malinterpreta mis palabras cuando no encuentro las más acertadas. Lo vivo como un saludable ejercicio de descarga solitaria.

Me apropio la declaración de John Boyne: "Escribo porque me encantan las palabras. Escribo porque leo. Escribo porque siempre quiero saber qué ocurrirá a continuación."

Y hay días en que sólo espero el navajazo de un perro andaluz para ver esa continuación que las nubes escriben sobre la luna. Esos días en los que tus lágrimas empapan mis alas, impidiéndome alzar el vuelo. Esos días en los que polillas antropófagas te devoran las entrañas e intentas introducirlas en mi oído.

Te gustaba pero no te gusto, porque no te gusta que me guste gustar y crees que, para gustarte, debo dejar de gustarme... no es justo ese gusto que buscas entre disgustos, como un estresado perro de hortelano.

Aparta esa mente eyaculadora de semen negro y podrido que sólo engendra hijos deformes, crueles y parricidas. Perverso y destructivo amante lastrado con el eterno y estéril castigo de Sísifo que, en su ceguera, no se plantea otra opción que la de cargar siempre la misma piedra... una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... subida y caída por la ladera de una repetida, reiterada y monótona tortura existencial.

Sombras de la caverna mantienen tus dogmas y creencias. Atrévete a salir al sol, rompiendo las cadenas. Hay otra vida fuera. La realidad no es la que tú creas; es la que tú puedes crearte.

Crear una realidad feliz y gratificante es una acción, no una reacción. Y nunca, jamás, se logra por la destrucción de otra ajena.

No juzguemos, no condenemos, no reprochemos, no critiquemos negativamente, no esperemos que otros "mejoren" o cambien, según nuestro subjetivo criterio. Intentemos únicamente mejorarnos nosotros mismos que bastante trabajo entraña.

Porque sólo serán amados quienes sean susceptibles de serlo; quienes sean literalmente amables.

FRM [29/06/2015]

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