Foto propia, desde mi ventana |
En el cielo que cobija nuestra vida, es inevitable la aparición periódica de densos nubarrones negros que nos llenan de tristeza al devorar la luz y el calor deseables en la existencia. En nuestra humana debilidad, olvidamos que es un hecho ajeno a nuestra voluntad y, en consecuencia, fuera de control.
Es, precisamente en esos oscuros momentos, cuando más debemos recordar que lo que sí depende de cada cual es la actitud con la que se enfrenta a tales situaciones; sin olvidar que, tras los nubarrones, luce el sol cálido y confortante del cariño y la amistad, cuya visión, aunque sea lejana, hace más llevadera y esperanzadora la etapa sombría.
No olvides ni renuncies nunca a esa luz y calor.
FRM [26/09/2015]
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