He sido testigo de privilegio.
Ya sé lo que significa el milagro
de un rostro transfigurado...
La hermosa y relajada
luminosidad
de una expresión
indescriptible.
La mirada arrobada.
La piel renovada y tersa,
con más e inesperada belleza,
llenando de dulzura las comisuras.
Una suave y melosa sonrisa,
húmeda de felicidad.
El deslumbrante brillo
de dos pupilas encendidas.
El milagro del éxtasis
en plenitud enamorada.
Sosegada intensidad.
Paz de otra dimensión.
Placer compartido.
Sobrevenido goce epidérmico,
en trance sublime
que transforma carne en alma.
Y eleva a los cielos,
inasequibles a los paganos
que no conocen la gloria bendita
del amor pleno.
Lo he visto.
He sido testigo emocionado.
porque he presenciado el milagro
de un rostro transfigurado.
FRM [11/05/2019]
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| "El éxtasis de Santa Teresa". Metáfora de Bernini |
A estas alturas de la vida consideramos pretencioso este artículo. Y si añadimos el intento de comparación del resultado de una relación íntima con el éxtasis de Santa Teresa, está fuera de lugar, y roza lo irreverente. Su esposa no dará crédito.
ResponderEliminarSr. Anónimo, podría haber eliminado su impertinente comentario y no publicarlo, pero no lo he hecho por el respeto a mis principios que no se merecen quienes se ocultan en la mala conciencia del anonimato para ofender gratuita e injustificadamente; así pues, se lo autorizo y le respondo.
EliminarEn primer lugar, no termino de entender el motivo por el que considera "pretencioso" mi humilde poema que, por cierto, no es un artículo. Tal vez se deba a que "a estas alturas de su vida", no ha conseguido aprender lo necesario para discernir la diferencia y aprender el significado del calificativo que atribuye a mi texto, pues sólo responde a experiencias veraces y comprobadas.
También se equivoca al definir como "intento" la evidente comparación que usted menciona, pues no está en absoluto fuera de lugar, como podría comprobar en fuentes más autorizadas y, por supuesto, mejor informadas de lo que su limitada visión demuestra. Nada hay más sagrado que el éxtasis sexual pleno cuando su acceso es consecuente al amor más sincero y auténtico, acercándose a la divinidad que todos llevamos dentro. Infórmese ampliando su fanática y limitada cultura que le lleva a calificar de "irreverente" lo que es sincero homenaje a esa facultad que es un don de los dioses todos.
Finalmente, si se digna leer sin prejuicios ni tabúes fanáticos mi poema, podrá comprobar que se refiere tanto a lo mencionado como a lo que la magistral escultura en la que Bernini reprodujo el trance del éxtasis en el bello rostro de la santa de Ávila.
Y, por cierto, ¿qué sabe usted de mi "esposa", para osar mencionarla en los términos que lo hace?
Agradecido por su intervención, disculpe que no haya podido responderle antes y aumentaría mi gratitud si tuviese la gallardía de identificarse, tal y como yo no me oculto.
Saludos, anónimo desconocido.