o, más bien, tirado, vencido.
Con el suelo por lecho
y por techo el cielo,
eyaculando recuerdos
masticaba desprecios.
Lágrimas de semen
salpicaban sábanas de sombras
de lejanos momentos, llenos de desaciertos,
cosidos con placeres fugaces
sobre el maniquí de un cuerpo,
carne inmóvil, muerta, ya sin sentimiento.
Promiscuas puntadas en entretelas,
dos al bies y una al derecho.
Pespuntes, con vocación de bordados
de frágiles e inciertos anhelos,
con dedos torpes, sin patrón ni buena mano,
con las agujas del tiempo.
Ya no hay hilo ni alfileres
ni tinta en el tintero...
Sólo queda el momento
de eyacular los recuerdos,
masticando desprecios...
tirado en el suelo.
Corazón petrificado,
arrancado de un pecho olvidado,
ignorado el momento,
desoyendo el consejo
perdido el derecho
a seguir con el lamento.
F.R.M. [28/01/2015]
Foto propia, de mis paseos bajo mi ventana |
Jo Fran, he aquí tu alma de poeta...¡me encanta!
ResponderEliminarMuchas gracias, Fátima. Me encanta que te encante.
EliminarMe ha gustado mucho, Francisco....ese eyacular recuerdos y masticar desprecios o los pespuntes con vocación de bordados. Bello poema!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado y agradezco mucho tus palabras que me "restauran" los deseos de seguir escribiendo. Un beso grande, Susana.
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