sinceridad con dogmatismo,
seguridad con prepotencia
y libertad con soberbia.
Quien siempre busca culpables
en lugar de responsables,
y supone resentimiento
donde sólo hay coherencia.
Quien toma el talento ajeno
como punible egolatría
y porfía, impermeable a nobles sentimientos,
contra desinteresados comportamientos.
Quien pone buena cara,
desviando la mirada,
y por la espalda apuñala,
criticando sin fundamento.
Quien cubre su rostro frío
con edulcoradas caretas,
según la personal climatología
de su egoísmo enmascarado.
Quien sufre tal afán de protagonismo
que no soporta el brillo de otros,
aunque su luz le ilumine
la caverna en la que mora.
Quien eleva su hipocresía
a la enésima potencia,
haciendo pedante pedagogía
con sus juicios petulantes.
Quien derrocha "buenismo"
en teórica filosofía
y no se lo aplica a si mismo
ni de noche ni de día.
Quien mantiene la viga en su ojo
pero ve la paja en el ajeno
usándolo como excusa
para supurar su veneno.
Igual que una araña letal,
teje una red espesa
donde van cayendo las presas
que creen que es leal.
Así actúan los que viven de apariencias,
queriendo ocultar su íntima esencia,
de tomar conciencia incapaces,
cegados por su orgullo atorrante.
Vayan, pues, con Dios,
que conmigo no quiero
gente de ese talante,
con alma de alfiletero.
FRM [30/01/2015]
(Foto de archivo) |
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