El Rincón del Nómada

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La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

lunes, 22 de enero de 2018

Las mentiras inexactas

Portada de la novela de Justo Sotelo comentada

Hace algún tiempo que sentía gran curiosidad por leer la novela de Justo Sotelo "Las mentiras inexactas", por tres motivos: La imagen virtual previa del autor y su obra, conformada y transmitida a través de la red social facebook. El contraste de esa virtualidad con el contacto personal, unido a la lectura de su último libro "Cuentos de los otros", en cuya presentación nos conocimos. Y el comentario de una amiga común que había leído dicha novela y me transmitió su sensación de que se le había ido el tiempo y las páginas esperando a que "pasara algo" que, en su opinión, no llegaba ni al final del libro. Cabría añadir el seductor hechizo de un título que encuentro magistralmente atractivo.

Por fin he podido leer la novela, gracias a la generosidad de mi amiga Almudena Mestre que me la ha prestado "bajo chantaje", con la condición de que asuma la responsabilidad a la que ahora me enfrento, escribir una reseña sobre la misma. Difícil encargo porque solo soy un aficionado a la lectura, sin la menor pretensión de ejercer de crítico literario.

Así que, heme aquí, con absoluto impudor, intentando ignorar lo que mentes y plumas más sabias ya han dicho sobre "Las mentiras inexactas", para tratar de exponer unas opiniones que solo aspiran a ser eso, sin mayores pretensiones.

Pero no puedo seguir sin dejar claro de antemano que no coincido con la opinión de la amiga mencionada al inicio, pues la sensación que me han producido las historias de esta historia es que no dejan de "pasar cosas", desde la primera hasta la última línea de sus páginas, aunque puede que no sean las que algunos lectores esperen encontrar.

Ya avisa uno de los principales protagonistas, Sergio Barrios, cuando le dice a la profesora Nora Acosta: "Aquí podrás vivir historias más próximas a la ficción que a la realidad", refiriéndose a la librería que regenta, tras la desaparición de su padre al que dan por muerto, en la madrileña Plaza de Santa Ana.

Nora busca respuestas para una investigación sobre el futuro de la novela y el reencuentro con su no recordado alumno Sergio, notablemente más joven que ella, le aportará muchas en clave de sus propias experiencias compartidas en una historia de amor tan apasionada como inesperada.

Como inesperadas son las sucesivas y mágicas presencias de la panoplia de personajes vinculados a la librería y que, en su desfile, nos abren el abanico de otros mundos de los que forman parte, sin dejar de pertenecer a ese útero literario cuyo cordón umbilical los mantiene homogéneamente unidos en su compleja y atractiva heterogeneidad.

Porque, al entrar en la librería que alberga las páginas de "Las mentiras inexactas", descubrimos todo lo que allí existe. Mundos posibles para otras tantas novelas, cuyo futuro no corre peligro mientras haya cosas que contar y alguien que lo haga, sin importar el medio ni el soporte. Esas cosas que solo existen si se cuentan y que Justo Sotelo nos cuenta; tal vez porque hay que vivir la vida antes que contarla y, a mí me ha dado la sensación de que hay mucha vida del autor entre las paredes de la vieja librería y en las entretelas del alma de sus personajes.

Y es que, de igual forma que he vivido la lectura de "Cuentos de los otros" como una suave aventura sobre la que deslizarse sonriendo con placer, también me he sentido muy concernido al pasearme por los pasillos entre estantes de esa librería, observando y escuchando al coro de interesantes personajes que la pueblan habitualmente, confirmando el principio de la Poética de Aristóteles que afirma: "Lo imposible verosímil es preferible a lo posible pero no convincente".

Justo Sotelo no disimula su pasión por el escritor Haruki Murakami y sus fascinantes mundos paralelos, llegando a jugar, en complicidad con el lector, con su propia dualidad como autor y personaje de la novela para conducirnos a los diferentes mundos posibles que se interconectan en el creativo vórtice vital del recinto librero. De ese mágico local dice el pintor Miguel Ángel Andés —uno de los personajes habituales que a Nora le recuerda a Jesucristo— que: "La librería de Sergio es diferente de las demás. Cuando uno entra en ese lugar, ya no vuelve a salir, o al menos no lo hace de la misma forma." A mí me ha recordado en inevitable evocación al pozo de "El pájaro que da cuerda al mundo" o al aviso de advertencia del taxista a Aomame en "1Q84", dos libros muy recomendables, ambos del autor japonés citado.

Justo Sotelo, autor y personaje
Dado lo tardío de mi lectura de este libro, publicado en 2012, otras reseñas críticas han sido previamente escritas por plumas profesionales más cualificadas, por lo que me limitaré a facilitar los enlaces (*) para quienes sientan la curiosidad de ampliar información sobre esta peculiar novela. Una interesante obra en cuya edición he echado de menos algunas notas a pie de página para acercar al común de los lectores el elitismo intelectual de Justo Sotelo que, a veces, parece olvidar que no todos poseemos su ingente acervo de conocimientos en casi todas las áreas de la cultura y las artes.

Ante "Las mentiras inexactas" es difícil emitir opiniones, porque lo más rico en matices e intensidad son las sensaciones... Al menos en mi caso. Por ello, me apropio de las palabras de Nora cerca del final de este resumen de sensaciones para comprender a la amiga citada al principio y que sintió que no pasaba nada: "Muchas novelas se refugian en el mito, sus historias no tienen finales cerrados y hablan de la nueva realidad que se mezcla con la ficción."

Y dejo abierto el final de esta crónica de un lector deseoso de conocer más a fondo a la persona que hay detrás de ese interesante y popular personaje que es Justo Sotelo.

FRM [22/01/2018]


(*) Reseñas mencionadas:

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