Hechicera, de belleza singular; pasas por fases de estados diferentes, desde menguante a plena; reflejas la luz que recibes, pero te cuesta emitir la propia; ejerces una influencia determinante en cuanto te rodea, aunque eres muy sensible a los eclipses; mantienes tu órbita inalterable, pero no es fácil alcanzarte; eres muy inquieta, a pesar de contener el "mar de la tranquilidad"... y, sobre todo, conservas siempre inabordable una cara oculta detrás de la que muestras visible. ¿Autoprotección?
Mágica y misteriosa, Selene. A la vez, poco lejana y menos cercana de lo aparente, en permanente y simultánea paradoja.
Quizá por todo eso, fascinas e intrigas a la vez.
FRM [10/07/2015]
(Foto de archivo) |
Me convierto en luna y entonces es difícil dejar un comentario. Eres un gran poeta amigo.
ResponderEliminarPero te resulta fácil regalarme una caricia de letras... Gracias, poetisa. Besos.
EliminarTú sí que ejerces una influencia determinante, querido amigo, apreciado poeta. Tus versos y escritos, con frecuencia, relucen más que la misma luna. Toda una maravillosa y romántica descripción de esa Selene que sigue cautivando a la humanidad desde que el hombre alzara por primera vez la vista al nocturnal cielo. Gracias por esos regalos de sensibilidad, Francisco, y fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti, Teo, por tus amables y estimulantes palabras. Abrazos.
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