Ni la pluma ni el teclado contienen el antídoto para esta extraña sensación de orgasmos mentales contenidos. Las frases se agolpan desordenadas en una confusión represora que impide alcanzar la fértil y relajante eyaculación sobre el papel.
Tensión incómoda e insoportable; las notas se amontonan en papelitos de bolsillo y en el escritorio del ordenador... Las repaso, las releo, descubro mucha basura, bastante estupidez y algunos indicios de lo que podría ser aprovechable... Pero, nada. Me resulta imposible pasar de esta fase. No consigo salir de este tórrido atasco que me bloquea.
Un torbellino de imágenes desordenadas se agita en mi cerebro, provocando el molesto e incómodo desasosiego de un estreñimiento mental que no fluye...
Todo intento de dar forma a una idea resulta infructuoso y estéril, aunque los estímulos me abordan y desbordan, sugerentes y tentadores.
Mejor lo dejo... de momento. Otra vez será.
FRM [20/07/2015]
(Ilustración de archivo) |
El síndrome de la hoja en blanco, te entiendo...deja que fluyan los momentos. ¿Te puedo sugerir algo?Abrazo.
ResponderEliminarPuedes sugerirme todo lo que consideres oportuno y yo te lo agradeceré mucho, querida Inmaculada. Abrazos para ti.
Eliminarte comprendo perfectamente, es una sensación muy familiar. La única manera de superarlo (en mi caso) es quedarme sentado delante del ordenador, sin hacer nada, sin teclear una sola letra, ni siquiera intentarlo, pero sin levantarme. Al cabo de bastante tiempo, sigo igual o no, pero en cualquier caso lo he intentado.
ResponderEliminarGracias por el consejo, apreciado Samael. Probaré tu receta, a ver qué tal... Pero se me hace duro eso de no hacer nada de nada hasta que surja lo que sea... Claro que no hay mucha diferencia con los intentos fracasados. Abrazos.
ResponderEliminarAfortunadamente esto te sucedió hace ya un par de años o algo más y ahora es otro momento, Francisco. De todas formas creo que es algo por lo que todos los que sentimos la llamada de la escritura pasamos de vez en cuando. Y nos duele. Es como si las musas realmente existieran y nos hubieran abandonado.... Pero se sale. Pasa. Al menos a mí. Y lo mismo me sucede con la pintura.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo grande.
Sigue sucediendo de vez en cuando, amigo Teo, pero lo acepto como algo inevitable y pasajero, como bien dices. Gracias por tu visita a este rincón, donde siempre eres bienvenido. Abrazos.
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