"Dama y arlequín". Mi copia facsímil de la obra de Picasso. Óleo, 2002 |
Es frecuente que algunas personas, en ciertas ocasiones, caigan en la tentación de culpar a una mayor convivencia como la circunstancia indeseable en que se producen grietas en el supuesto amor que la justificaría y hace deseable.
No puedo estar en mayor desacuerdo, aunque los hechos parezcan demostrar lo contrario. Pero, en mi opinión, es una falsa y tendenciosa demostración. No es la convivencia lo que perjudica la relación amorosa. La vida en común, sea por el medio que sea, es un mero cauce que posibilita la cercanía, el contacto y la máxima comunicación con la persona amada, así como brinda la oportunidad de compartir vivencias y satisfacer deseos recíprocos y coincidentes. Es el mejor vehículo para ese viaje.
No pienso que sea la convivencia lo que perjudica la relación amorosa. La relación causa/efecto es a la inversa; es la relación imperfecta del amor, interferido por los miedos del ego, lo que perjudica y dificulta la convivencia.
Cuando el amor es firme, sólido, convencido y completo, es la mejor vía de crecimiento y enriquecimiento mutuo, gracias a la comunicación constante por todos los medios disponibles, así como el baluarte inexpugnable desde el que los miedos siempre son derrotados y el vínculo resurge fortalecido.
FRM [24/06/2016]
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