Y, puesto que la percepción de dichos actos de acción u omisión es inevitable. el único antídoto posible al propio alcance es reducir la dosificación del egoveneno para hacerlo tolerable, admisible y reconvertirlo en vacuna. Ya lo afirmó el sabio Paracelso: "No mata el veneno, sino la dosis".
Esta saludable práctica, en apariencia, sólo entraña el riesgo potencial de que su reiterada práctica, así como el apostolado en la persistente recomendación de lo mismo a los demás, aumente la resistencia a la empatía por el incremento de la eficacia del sistema de autoinmunización emocional. Al fin y al cabo, según el manual del antiego, todo debe solucionarse pensando primero en uno mismo y en la propia independencia absoluta, anteponiéndose a toda entrega y sin permitir que el ego cumpla su función de desear darla y recibirla. Y, por supuesto, aconsejando con insistencia que así lo hagan los demás. Tal vez sea lo adecuado...
¿O tal vez no tanto?
¿No será eso la más sutil de las trampas egoístas?
FRM [05/06/2016]
Imagen propia |
Por otro medio me ha llegado un interesante comentario de Susana García de Leániz que no me resisto a reproducir aquí, por la excelente aportación que representa. Dice así:
ResponderEliminar"Lo he leído varias veces. Te diría que la solución para que el ego no contamine, más que reducir la dosis de su "veneno", sería incluso más útil aprender a distinguirlo. Solo si conseguimos ver con claridad cuál es nuestro ego y cómo se manifiesta, podremos vernos a nosotros mismos con limpieza, en lo que realmente somos en esencia. A esa esencia es a la que debemos amar. En esa esencia es donde somos Uno y desde donde se puede amar y se puede producir una entrega total al otro no egoica. Partiendo de esa esencia es desde donde se puede empatizar con los demás.
Hasta que no permites que tu ego sea y se manifieste en todo su esplendor, te confundirá muchas veces y no te dejará "verte". Sin embargo, si una vez que lo dejas salir aprendes a distinguir sus manifestaciones, poco a poco sabrás apartar y discernir lo que procede de él de lo que es auténticamente esencial, sin contaminación.
La meditación ayuda bastante en este tema."
Muchas gracias, Susana. Beso.
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