Foto propia, desde mi ventana. |
Como fluidos arqueros
las nubes han lanzado saetas
contra el seco suelo.
Lágrimas del cielo
que convierten en cieno
los sembrados anhelos.
Feroces dardos de agua
que coagulan en el fango
de los surcos heridos.
La intensa lluvia ha cesado.
fue pasajera la tormenta
de pasión rápida y muerte lenta.
Ahora sólo queda
fragancia a tierra mojada
que otro sol espera.
Húmedo y lejano aroma
que se diluye en recuerdos,
secándose en la memoria.
Apenas un breve suspiro,
en otro otoño vital,
que aporta limpieza al retiro.
FRM [22/10/2016]
Sensibilidad a flor de piel: el alma habla y el escritor transmite. Hermoso poema, Francisco.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo Teo.
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