Foto propia. Monumento al "Ángel caído" en el Parque del Retiro de Madrid |
La denostada acción de vengarse queda legitimada cuando es ejercida como atributo divino o desde un poder terrenal, ateo o confesional, que se arroga tal potestad desde su particular legalidad coyuntural.
Para el común de los mortales es pecado, delito o ambas cosas. Y, casi nunca, satisfactoria; deja un sabor acre en la boca y un gran vacío en el estómago.
FRM [11/04/2016]
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