(Foto de archivo) |
Una piel tersa y suave.
Piernas largas, torneadas.
Senos turgentes, coronados.
Cabello fragante.
Bello vello, excitante.
Vientre anhelante.
Nalgas firmes, ondulantes.
Obra de arte.
Belleza admirable.
Deseo imborrable.
Pasión arrebatada.
Efímera naturaleza
de jugosa lozanía
en cuerpo confortable.
Tentadores hechizos fugaces
que se eclipsan invisibles
bajo la luz impactante
de la dulce y tierna mirada
propia de un alma grande
que al mundo se asoma
en sonrisa imborrable, deslumbrante...
Y eso me cautiva.
Eso es lo más importante.
FRM [06/11/2015]
Apasionado retrato de la dama ideal, de la mujer capaz de atraernos como la miel a las moscas. Estimulante poema, querido amigo, que enaltece y remarca el cuerpo deslumbrante de la mujer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Teo.
Así es, amigo Teo. Pero, sobre todo, homenaje a la luz imperecedera y bella de una sincera sonrisa. Abrazos.
Eliminarhermoso homenaje al amor para el día
ResponderEliminarPara el amor más auténtico no hay solo un día... Lo son todos, Samael. Gracias.
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