El Rincón del Nómada

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La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

jueves, 6 de noviembre de 2014

Corazón de alcachofa

Foto propia. Mercadillo de San Fernando de Henares

De  vez en cuando hago escapadas y acostumbro a atender un poco la intendencia con la reposición de provisiones saludables. Ello me permite pasar buenos ratos en los mercadillos de frutas y verduras, donde suelo acudir acompañado de mi fiel amiga Canon y guiado por la mano experta de quien sabe todo lo que yo ignoro y tanto me enseña... Disfruto mucho, porque me fascina la estética de los puestos y conservo muchas imágenes muy atractivas de esos productos hortelanos.

Algunas de esas fotografías, además del placer estético que me producen, me hacen reflexionar perdiéndome en devaneos que nada tienen que ver con la economía doméstica o la gastronomía. Tal y como, en este caso, lo han hecho estas espléndidas alcachofas.

Y es que, mientras esperaba mi turno... "¿quién es la última?"... Se me ocurrió de pronto que las personas solemos ser como esta saludable y alimenticia planta. Estamos llenas de hojas que nos van recubriendo el corazón, más, cuanto más crecidas, y más duras y amargas, siempre las más externas.

Lo bueno es que el corazón, casi siempre, suele ser tierno y dulce, sólo hay que tener la paciencia y el deseo para ser capaz de llegar a él, aprovechando las partes menos duras del exterior. Inmejorable y muy nutritiva es la relación con las alcachofas, cuando se aprende a guisarlas y comerlas con el cariño de una buena receta y el complemento de los ingredientes adecuados...

O sea, como con las personas... Ni más ni menos.

FRM [29/04/2014]

14 comentarios:

  1. Preciosa, tierna y nutritiva... metáfora. Tan agradable y deliciosa como corazón de alcachofa.

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    1. Como el de algunas personas... Gracias, Ángel.

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    2. No se pierdan El corazón de la alcachofa, de Elena Poniatowska, especialmente el relato leído por ella misma, en Youtube.

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  2. Fátima Reyes García7 de noviembre de 2014, 23:01

    Pues tú como alcachofa,no tienes desperdicio...y no voy a decir lo que iba a decir por que puede resultar impropio...jijji

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    1. Gracias, amiga. Pero no me dejes a medias, dime lo que sea en privado, ¡Jejejeje...!

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  3. A mi no me gustan mucho las alcachofas, pero me encanta la foto y me parece que has hecho una metáfora preciosa y muy acertada. Habrá que ir quitando esas hojas con cariño hasta llegar

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  4. Se me ha publicado antes de tiempo, pero el final era evidente:
    Hasta llegar hasta el corazón tierno que todos tenemos. Gracias, corazón de alcachofa!

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    1. No existe corazón más tierno que el que siente que todos lo son. Gracias a ti, corazón de mermelada.

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  5. La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero... Fantástica oda de Neruda a la alcachofa.

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    1. ...erecta, construyó una pequeña cúpula, se mantuvo impermeable bajo sus escamas...

      Tienes mucha razón, amigo. Gracias por recordármela. Abrazos.

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  6. Excelente reflexión, Francisco. Mira que todo puede guardar alguna similitud con el ser humano y su comportamiento... Estas alcachofas, tal y como tú nos las describes, es un buen ejemplo. Llegar al corazón para experimentar el mayor placer, es algo fundamental para lo que nos ha puesto la naturaleza en esta vida. Abrazos.

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    1. Eso es lo que creo, amigo. Y la vida toda está llena de ejemplos. Fuerte abrazo, Teo.

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  7. Genial, es cierto, así somos en general las personas, nos vamos recubriendo de capas por protegernos ese dulce y tierno corazón, así nadie lo destruirá...hasta que llega un buen chef que sabe cómo tratarla, sazonarla y aplicarle la cocción correcta. Es ahí cuando la alcachofa-persona, suelta todas las hojas-capas, se abre para ofrecer lo mejor de ella misma, su corazón. Besitos.

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    1. Y qué valorables con esos buenos chefs, querida Karyn. Muchos besos y gracias por tu grata visita a este rincón.

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