El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

viernes, 5 de julio de 2019

Hasta siempre Juan Ignacio

Juan Ignacio Blanco

En cada una de las ocasiones en que me pongo ante el teclado para escribir un obituario sobre alguien apreciado y admirado, me invade una enorme tristeza y siento la incapacidad para encontrar las palabras más adecuadas para rendir el sentido homenaje a su memoria. Este estado se acentúa hasta extremos inalcanzables cuando el fallecido ha sido, y será, un entrañable amigo y una gran persona.

Hoy es una de esos momentos. Un día de gran luto y profunda tristeza para mí. Hoy, mis ojos y corazón lloran con dolor desconsolado por un guerrero que no ha podido resistir más su interminable lucha, excesivamente larga, cruel y extenuante, contra el "cangrejo" (como él lo llamaba) que le iba devorando el organismo, lenta pero inexorablemente. Una desigual batalla en la que nunca se rindió hasta llegar a su último minuto.

Nos ha dejado una persona infrecuente, Juan Ignacio Blanco. Periodista y criminólogo tenaz y ejemplar que tuvo la valentía de enfrentarse, casi en soledad absoluta, a los más sórdidos y repulsivos secretos ocultos en el caso de las niñas de Alcácer.

Su inagotable fuerza y generosidad le hicieron sufrir la tortura de una larga y dolorosa muerte en vida, de la que, al fin ha descansado merecidamente.

Querido Juan Ignacio, me honraste con tu afectuosa amistad y conservaré como un tesoro el regalo de tu libro prohibido y retirado de la venta por la censura de "la autoridad competente". Hoy he releído emocionado tu entrañable dedicatoria, entre las lágrimas que han nublado mi mirada.

Porque hay libros que cuestan muy caros... Aunque los regale el autor.

Gracias, amigo. Gracias, hermano. Gracias, Juan Ignacio Blanco. En tu memoria y como pobre homenaje a mi alcance, hoy sólo he publicado en facebook la noticia de tu último viaje. Con mi silencio de hoy, me solidarizo con el que tú sufriste y te fue impuesto como tributo a tu lucha en la persecución permanente de la verdad.

Hasta siempre, fraternal amigo. Tal y como me he comprometido, desde este momento tienes el lugar que mereces en ese Rincón en el que tanto hemos compartido. Un gran abrazo agradecido por tus palabras que siempre estarán aquí y conmigo.

Descansa eternamente, allí donde ahora te encuentras, con la paz que aquí te fue robada. Ve con mi cariño, mi admiración, respeto y con mi abrazo más súpergrande, hombre ejemplar... Honesto y gran guerrero, luchador incansable.

FRM [04/07/2019]



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