"Ritual de seducción". Obra propia. Gouache sobre cartón, 1974 |
Todo ser humano con un mínimo de imaginación, se deja llevar por ella para fantasear con esos sugerentes momentos que constituyen los más deseados ensueños de la vigilia. La casi onírica pero realista visión de las pasiones más profundas que anidan en el interior de cada uno. Unas veces confesables y otras no tanto. Pero siempre sensibles y privativas de ese territorio de libertad absoluta e inexpugnable al que nada ni nadie puede acceder, salvo con permiso expreso de quien lo sueña e imagina.
Ignoro si es así para todos, porque sólo conozco las mías; pero, en mi caso, confieso que suelen ser largas historias que mi mente proyecta como películas en las que las imágenes se suceden y agolpan, sin orden establecido, a veces superpuestas, pero en absoluta y excitante coherencia narrativa, sin otra exigencia de guión que la de aportar la máxima satisfacción... sin límites ni censuras. Placer irrenunciable de breves minutos en los que flotando se puede vivir una eternidad. Un pequeño pliegue existencial que puede contener toda una vida en una miríada de intensas sensaciones y emociones.
De una de esas hermosas historias, rescaté un delicado y fascinante instante para retenerlo congelado en la retina de la memoria que empieza a necesitar gafas para ver bien en la distancia del tiempo.
Para mí, este "Ritual de seducción", que pinté en 1974 y hoy comparto aquí, es una de esas imágenes suaves y sugerentes. La bella mujer que, en su tocador, cepilla lenta y cuidadosamente sus largos cabellos, muestra al observador la delicada y linda anatomía de su cuello y espalda mientras insinúa otras partes de su cuerpo no menos hermosas y deseables. La práctica del rito puede convertirse en mito perfumado con la fragancia del deseo secreto... ¿antes o después de ir al lecho? Quede la respuesta para el gusto de cada cual.
Aquí deposito la memoria de este fragmento de fantasía erótica, con la esperanza y el deseo de que estimule la de todos los amigos que visiten este rincón.
FRM [24/08/2014]
¡Qué sencilla y qué bella la obra, ese "Ritual de seducción", amigo Francisco, eres un cajón de sastre, un cúmulo de gratas sorpresas. Como lo es tu escrito: belleza, belleza, belleza.
ResponderEliminarAbrazos.
No tanto como tú, admirado y polifacético amigo Teo. Gracias y un fuerte abrazo.
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