Con el tiempo, transitando lentamente por los vericuetos del aprendizaje, aquel niño creció y comprendió la inmensa verdad y profundo alcance de aquella aparente paradoja. La compleja dimensión de ciertos comportamientos del ser humano.
Heredero del tesoro paterno de mayor valor, siempre fue más feliz dando que recibiendo. No era ni es generosidad. Puede que sea una refinada forma de egoísmo. En cualquier caso, leal fidelidad a la memoria del mejor padre.
Así, aquel muchacho que sigue aprendiendo a ser un hombre, se entregó al hábito de conducta de dar honestamente y dejándose la piel para poner toda la carne en el asador, hasta quedarse en los huesos.
Quizá por eso inspiraba confianza a su alrededor y, sin interés por preguntar nada, recibía confidencias, confesiones, juicios, secretos y miserias de los demás. La triste antropofagia del todos contra todos... Él, ella, yo, nosotros, vosotros, ellos... La feria de la deplorable y mediocre envidia proyectada, la crítica y el comadreo que busca alianzas siempre en contra. Prejuicios y perjuicios. Jugar a juzgar y condenar. Practicando lo mismo que ellos desaconsejan en permanente paradoja.
Y así, se quedó en los huesos, dándolo todo. Y los que usaban y celebraban su existencia, su compañía y lo que con y de ella recibían, trituraron el esqueleto para, con la cal resultante, blanquear el exterior de sus muros, esos que dicen que el Nazareno llamó sepulcros agusanados por dentro. Los mismos muros que antes se ensuciaban los unos a los otros. Sonriendo siempre, eso sí, alarde de hipocresías regaladas, faltaría más.
Y aquel lejano niño, por fin, comprendió en toda su plenitud la frase de su sabio padre... que, amorosamente, también le previno: "Te darán todas en el mismo carrillo, aprende, pero no cambies".
Lo que no mata, hace más fuerte. Curte, ciertamente, pero sin necesidad de dejar de ser un romántico y la mejor persona posible.
FRM [27/08/2015]
Boceto para posible cuadro. Tinta china y trama mecánica, 1961 |
No sé porque extraña razón siempre que te leo me identifico con tú texto, es como un hilo conductor entre lector y escritor cuando conectan.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Reme
No me considero escritor, sino sólo alguien que escribe cosas. Pero si soy leído, eso que dices es lo más gratificante que pueden decirme. Me alegro mucho, querida amiga Reme. Besos.
EliminarTu blog es un aprendizaje diario y recordatorio de vida. Leerte es un placer Francisco. Un beso
ResponderEliminarNo te imaginas como aprecio, valoro y agradezco tus palabras, querida amiga Almu. Un besazo enorme.
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