que pisan suelos de mármol.
Qué tristes los zapatos
que se arrastran por moquetas.
Qué penosos los que se gastan
hollando sólo el asfalto.
Qué vacuos los que brillan
sobre costosas alfombras persas...
Ninguno conoce ni valora
el tapiz de belleza que me rodea.
FRM [18/05/2015]
Foto propia, paseando bajo mi ventana |
El dinero, el lujo, el estatus y todas esas pamplinas no valen nada si no se goza de sensibilidad. Aunque tú lo has dicho mejor en este hermoso poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que tú me digas eso, es como si me diese un óscar Marlon Brando. Muchas gracias, amiga.
EliminarMás claro, imposible, Francisco. Y con tanta sutilidad y belleza en la imagen que rodean los versos. Tienes el don de combinar perfectamente sencillez con intelecto. Tus cosas, sin querer, fascinan.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Teo. Pienso que el intelecto debe estar al servicio de la sencillez en la comunicación, aunque no siempre yo lo consiga. Fuerte abrazo.
EliminarEl impresionismo en tus ojos, la sensibilidad en tu alma, se enrojece aquel camino que hace guardia en tu ventana
ResponderEliminarNo sabes cómo agradezco tus bellas palabras, querida Dolores. Besos.
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