El cosquilleo producido por los rayos del sol que se filtraban entre los párpados de las viejas vigas agrietadas, hizo que los suyos se abrieran al ritmo del canto de los pájaros que revoloteaban alborozados por el viejo recinto desmantelado, repintando con sus sombras inquietas los colores de los vitrales destrozados.
Al margen de los trinos y el aleteo pertinaz, sólo podía escucharse el gemido crujiente de la anciana madera carcomida de bancos y confesionarios que nunca más serían cómplices silenciosos de oraciones susurradas, pecados musitados y posibles citas clandestinas.
Sin embargo, aquella vieja y abandonada iglesia en ruinas, se había convertido pocas horas antes en un templo pagano, dedicado a la diosa Afrodita, en el que se había celebrado el milagroso y eterno sacramento de la fusión de dos cuerpos en uno.
Ella aún dormía. Bella, espléndida y relajada, con la confianza de saberse en compañía segura. Su cabello, revuelto como un cálido edredón dorado, se derramaba sobre el polvoriento suelo llenándolo de nueva vida renovada.
El olor a cera consumida se expandía desde el humeante pábilo de la vela, único testigo sobre el ara del altar, mezclándose armoniosamente con la fragancia de los cuerpos y sus recientes efluvios apasionados. Incontrolable flujo de humedades recíprocas, compartidas, mezcladas y culminadas cuando él se vació inconteniblemente, derramado en el grial del vientre de la dulce hechicera.
En breves instantes, recordó con una suave sonrisa todo lo vivido la noche precedente. El encuentro, las miradas profundas que hablaban en el silencio, el tierno tacto de las manos al coincidir como por azar, el impertinente camarero de mirada descortés, el vino rojo como la sangre bombeada que alteraba la respiración... Y, sobre todo, el tacto del cabello en el que se perdía la mano acariciante, jugando a quedar aprisionado en su red de pensamientos y deseos.
Noche de magia y exorcismos de demonios del pasado. Noche de tímido sexo desbordado. Noche de abandono desbocado en templo abandonado. Noche de un sueño desvelado...
Sueño inolvidable de una complicidad inexplicable.
FRM [23/05/2015]
Ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de Bonaval (Retiendas, Guadalajara) |
Enorme!!
ResponderEliminarTú sí que eres grande. Gracias, guapa.
EliminarCuando te pones y te dejas llevar conviertes un relato, en una historia preciosa, que bien escoges la palabra precisa en cada momento. Fátima lo ha dicho de forma breve pero muy clara, has estado enorme...
ResponderEliminarMuchas gracias por el estímulo de tus halagadoras palabras, Sergi.
EliminarPrecioso.....por cierto ¿el amor puede ser profano?
ResponderEliminarUn abrazo!
Buena pregunta, Susana. Creo que debía haber dicho "amor pagano". Abrazo grande y agradecido para ti.
Eliminar¡Que imaginación grande tiene usted! Al leer su relato es dificil dividir la realidad y la fantasîa. Es inalcanzable (¿o quizá inútil?) encontrar la frontera entre el sueño y la realidad verdadera.
EliminarUsted describe los acontecimientos como si fuera un pintor. Aunque no usa los pinceles para pintar los cuadros y se apoya en su lápiz, como un bastón - la palabra-, su bastión - nos invita a entrar en el mundo misterioso como si fuese ya visto, un cuadro. Lleno de colores, del fuego, del intenso rojo.
Por su cuento, usted nos deja abrir la puerta oculta de la iglesia arruinada otra vez. Pasar el umbral al mundo de la pareja, y gozar el momento (¿aún otra vez?) mirando en el espejo la unión de los cuerpos al ritmo del baile de sombras que deja la candela en los muros viejos. Hundidos en el humo que les abriga y envuelve en el capullo color algodón.
El encuentro de la pareja es como Fata Morgana de los peregrinos en la arena del desierto... una imagen todavía lejana. Que les hace esperar sobrevivir su largo viaje, la vida nueva, saciar la sed, y si, seguir…
Déjà vu….? Jamais vu ?
Hanna, muchísimas gracias por ese amplio, halagador e inesperado comentario. Un afectuoso saludo.
EliminarEmpezó bien. Cuando llegué a lo de 'su cabello de oro' cerré. Abrazo.
ResponderEliminarBien hecho, Mauricio. Te entiendo, es una cursilada. Lo he cambiado. Gracias y abrazo.
EliminarHe sentido ganas de grabarlo si das tu permiso....
ResponderEliminarReme.
Por supuesto, Reme. Encantado y agradecido. Besos.
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