Al hilo de esa reflexión, se me ocurrió un posible ejemplo de que es más significativo lo que se imagina el lector que lo que realmente está escrito. Dice así:
Aquella vaquera era poseedora de generosas ubres de las que se sentía enormemente orgullosa y gracias a las que había disfrutado y seguía disfrutando de muchas satisfacciones. Mujer llena de vitalidad, tenía la saludable y gozosa costumbre de no dejar pasar un día sin tomar una buena cantidad del jugoso y lácteo líquido recién extraído que saboreaba con deleite, recogiendo con glotonería hasta la última gota de la comisura de sus labios con delectación extrema. Cada día acariciaba rítmicamente el apéndice del que, con su habilidad manual, fruto de larga práctica, lograba extraer la cremosa secreción, caliente, sabrosa y espesa...
¡Qué grata y sana costumbre la de la vaquera!
Ya lo cantó Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana:
"Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
com'una vaquera
de la Finojosa." [...]
FRM [12/11/2013]
(Foto de archivo) |
¡Sensacional! Felicidades por este excelente blog. Muy atractivo e interesante.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te guste, Antonio. Espero que visites este rincón con frecuencia. Abrazos.
EliminarMe encanta este blog, recién lo descubro y me anima a quedarme. Gracias por sus publicaciones, saludos :)
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario, anónimo amigo o amiga. Me satisface mucho, pero lo haría más si participa y visita este rincón identificándose y, si lo desea, haciéndose miembro seguidor. Muchas gracias de nuevo, un cordial saludo y bienvenido.
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