El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

jueves, 16 de abril de 2015

El santo que usaba escafandra

Fotos propias, tomadas en el domicilio del capellán del santuario de San Miguel de Aralar


Foto propia. Sierra de Aralar
El enclave

En la cumbre del techo de la navarra Sierra de Aralar se encuentra un santuario románico del siglo XII, ampliación de una ermita más primitiva del siglo VIII, en el que reside el antiguo culto a San Miguel in Excelsis, basado en una curiosa leyenda medieval y poseedor de una iconografía muy peculiar aún más intrigante, por diversas razones que trataremos de resumir, limitándonos a exponer los hechos conocidos a lo largo de los muchos años que sigo la pista de este santo arcángel que ha roto, en este lugar y sus alrededores, con las habituales y generalizadas representaciones de sus apariciones en la imaginería católica oficial.

Foto propia. Santuario de San Miguel
El lugar no puede ser más mágico ni contener mayor carga de energías telúricas. Ya en el más remoto pasado constituyó una zona de cultos paganos, plagada de dólmenes neolíticos, lo que permite suponer la antigüedad del carácter sagrado del enclave. Y, desde luego, puedo dar fe de que resulta indescriptible la experiencia de moverse entre nubes y bosques de hayas, inmerso en un sobrecogedor silencio sólo roto por la brisa moviendo las hojas y, a veces, por la rítmica musicalidad producida por los cascos de las manadas de caballos salvajes que por allí galopan en libertad, al menos hace algo más de 35 años, cuando yo hice la visita que hoy rememoro con emoción y nostalgia.

La leyenda

Foto propia. Santuario primitivo
Aunque no es el objetivo principal de esta reseña, resulta obligado resumir el origen de la vieja leyenda que motivó la construcción del primitivo santuario del sigo VIII mencionado y que se conserva "envuelto" y arropado por las paredes del edificio actual; si bien la devoción al arcángel San Miguel en Aralar tiene una antigüedad superior que se atribuye al impulso dado por Carlomagno en el siglo IV, para sustituir otros cultos paganos que se mantenían vigorosamente.

Cuenta la leyenda más extendida que, antes de existir los reyes de Navarra y habiendo ido a guerrear contra los musulmanes el caballero local Teodosio de Goñi, fue abordado a su regreso por el demonio disfrazado quien le convenció de que su esposa Dª Constanza le era infiel con un mayordomo. Cegado por los celos y la que supuso grave ofensa a su honor mancillado, llegó a su casa y apuñaló a la pareja que yacía en su lecho matrimonial, creyendo que eran su mujer y el amante. Salió a la calle con el acero ensangrentado para descubrir con estupor a su esposa que regresaba de misa y ser informado de que los asesinados por su mano, eran realmente sus propios padres a quienes Dª Constanza había cedido gentilmente su dormitorio conyugal en ausencia de Teodosio. Desesperado, buscó la absolución a su terrible pecado, consiguiendo que el propio Papa le impusiera la dolosa penitencia de vivir portando unas pesadas cadenas hasta que el propio Dios hiciese el milagro de que se desprendiesen solas como signo de perdón.

Foto propia. Cadenas de Teodosio
Y el milagro se produjo cuando Teodosio fue atacado por un monstruoso dragón que habitaba en la sima sobre la que se levanta el santuario y el caballero pidió auxilio al arcángel San Miguel que bajó de las alturas para dar muerte al monstruo. Las cadenas se desprendieron y el penitente perdonado recibió la reliquia de un fragmento del "lignum crucis".

Como prueba de agradecimiento, Teodosio y Dª Constanza, hicieron construir el santuario primitivo, datado entre el siglo VIII y IX, aunque lo único que está documentado es que no fue consagrado hasta el año 1074.

La imagen de San Miguel

Muchas son las preguntas sin respuesta que alberga este curioso santuario y su historia legendaria. No obstante, en esa ocasión nos centraremos en la interesante figura que ocupa nuestra atención, la venerada imagen que representa a San Miguel y de la que me consta que actualmente existen al menos tres versiones, sin que me haya sido posible descartar la probable existencia previa de otras representaciones.

La imagen titular del Santuario presenta una iconografía muy antigua y excepcionalmente peculiar, ya que en lugar de ser representado alanceando al demonio o pesando las almas en una balanza en remedo del dios egipcio Anubis, como es habitual y frecuente, aparece como el portador de la Santa Cruz, signo de la victoria de Cristo en la efemérides descrita.

Pero no es esa la única sorpresa. Lo más curioso es la anacrónica "escafandra" que cubre su cabeza y que puede apreciarse con todo detalle en las fotografías que pude tomar, no sin esfuerzo, en mi viaje de investigación a su residencia habitual, donde, por cierto, no se encontraba...

Y la verdad es que no fue nada fácil llegar a estar cara a cara —nunca mejor dicho— con esta imagen de poco más de 70 cm de altura, como más tarde veremos.

Según me fue explicado por el capellán que guardaba la imagen en la caja fuerte de su domicilio privado, la actual efigie de San Miguel in Excelsis es un relicario de plata sobredorada realizado en 1756 para sustituir al anterior, tras los daños sufridos en un intento de robo sucedido en 1687.

La mención de los años mencionados no pasaría de curiosidad enciclopedista, si no fuese porque nos permiten situar la enorme "imaginación" del restaurador de la imagen que representó lo que se muestra en mis fotografías como una bien definida escafandra de aparente buzo, con sus correas dorsales de sujeción y con una asombrosa anticipación de más de 80 años a su invención en 1837. ¿Qué fue lo que inspiró al artesano imaginero para poner al santo la mencionada escafandra y añadir las alas y la cruz sobre su cabeza que no parece que estuviesen en la imagen original?

Foto propia. Capitel de Berrioplano
No nos parecería extraño que una de las fuentes manejadas por el platero pamplonés José de Yábar al reconstruir el revestimiento de plata sobredorada de la imagen, fuese la imagen tallada en la piedra de un capitel de la Iglesia de la Purificación de Berrioplano, de estilo románico tardío, entre los siglos XII y XIII. En esta imagen está claramente representada la figura de un ángel sustentando una cruz sobre su cabeza en la que un "globo" sin facciones ha sustituido al rostro habitual. La asociación con la imagen de San Miguel de Aralar es inmediata e inevitable, sin que se pueda justificar en este caso la ausencia de cara a un supuesto relicario... ni a ningún otro argumento que conozcamos.

Un santo huidizo y camaleónico

Como ya he mencionado, mi visita y, en consecuencia, las fotografías que tomé, se produjeron hace más de 35 años. Por ello, además de pedir disculpas por la baja calidad de las imágenes, tomadas con mi vieja Yashica analógica y manual, conteniendo la respiración y sin trípode ni flash, no puedo dejar de comentar que he llevado a cabo un repaso en diferentes fuentes, comprobando que, hasta la fecha, no existe o no he encontrado información ni imágenes diferentes a las que aquí ofrezco. Y, en ningún caso, combinando en un mismo espacio las diferentes apariencias que aquí se muestran como fruto de nuestras pesquisas sobre este pintoresco santo, al que tengo motivos para calificar de huidizo y camaleónico.

Me explicaré, para finalizar. En las fechas en que hice la visita a la que me he referido, me había documentado previamente y, más o menos, sabía lo que iba a buscar. Por ello, no pude contener la frustrante sorpresa de encontrarme, en el altar sobre en el que reposa y se venera la imagen de San Miguel, una burda copia de la imagen comparable a una figura de plástico dorado digna de estar a la venta en un "chino de todo a cien". El santuario estaba completamente vacío de fieles, por lo que me llevé una alegría cuando apareció una mujeruca, de edad indefinida y menguada estatura, aparentemente encargada de la limpieza y ornamentación floral de las diferentes capillas. La alegría fue efímera, porque la buena montañesa no se mostró nada amigable y todo lo que conseguí fue que acompañase su tenaz mirada de desconfiado rechazo con la insistencia de que "esa" era la imagen del santo. Ante mi propia persistencia, conseguí que me dijese que debía hablar con el capellán que vivía "cerca", aunque, por supuesto, no me dijo dónde, añadiendo que "seguramente no estaría en su casa". Animosa, la mujer.

Imagen de la web del santuario
Por fortuna, me acerqué a tomar un café al albergue montañés cercano y allí, tras larga insistencia y con la mejor de mis caras, conseguí averiguar cuál era la casa en la que vivía el responsable del santuario. Hacia allí me dirigí, con la fortuna de que estaba en casa y, después de una prolija explicación de mis buenas intenciones y honestos objetivos, conseguí que me confesara que, efectivamente, la imagen auténtica la tenía a buen recaudo en su caja fuerte como prevención para evitar posibles robos dado lo solitario e indefenso del enclave. Fue a buscarla, la puso sobre la mesa de su comedor y, milagrosamente, me permitió hacer las fotografías que ilustran esta historia.

Más tarde, en Internet descubrí otras fotografías de una tercera imagen carente de rostro, en la que el vidrio de la escafandra había sido sustituido por una lisa placa que recuerda más a la misteriosa efigie del capitel de Berrioplano. Ésta última no he tenido ocasión de localizarla físicamente, aunque aparece en la página web del santuario y sospecho que podría tratarse de la que recorre procesionalmente las cerca de 280 poblaciones de Navarra en el rito anual de la Pascua de Resurrección.

Años después, lo único que parece evidente es que, a estas alturas, me quedaré con las ganas de averiguar lo que realmente hay detrás de tantas y peculiares metamorfosis de este excepcional santo que volaba y usaba escafandra.

FRM [16/04/2015]

11 comentarios:

  1. Fantástico documental, Francisco, no solamente por la maestría de tu narración, sino también por lo interesante de la historia, una historia que está llena de interrogantes y que me hacen recordar inevitablemente a los Viajeros en el Tiempo, que en la actualidad están tan de moda. Tu investigación me ha traído de nuevo a la memoria a un personaje de novela, un monje franciscano de nombre Guillermo de Baskerville, casi casi te he podido ver con un hábito de monje y unos lentes para ver de cerca en dicho santuario. Un abrazo de tu seguidor Abso.

    ResponderEliminar
  2. Todo un honor, Sergi. Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  3. Muy buen trabajo Fran y una excelente investigación; un gran abrazo hermano!

    ResponderEliminar
  4. Excelente trabajo Fran, mis felicitaciones !

    ResponderEliminar
  5. Este verano voy a visitar el Santuario, que gran hallazgo tu blog!
    Me ha encantado!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi ha encantado tu comentario, Mariaje. Muchísimas gracias. Personas como tú sois la mejor motivación para mantener el estímulo de compartir mis recuerdos, vivencias y ocurrencias. Bienvenida y espero que me visites aquí con frecuencia. Cordial y afectuoso saludo.

      Eliminar
  6. Me ha parecido muy interesante esta historia, las fotos y todo, muy bien descrita, nos deja pensando en tantas cosas, nos abre la mente para reflexiones profundas.
    Un abrazo Francisco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Vilma. Así lo veo yo también y regreso a ello periódicamente, aunque me temo que he llegado al punto muerto en el que recalan todos los mitos y leyendas. Abrazos.

      Eliminar
  7. Impecable, ameno, instructivo. Tu relato nos conduce directamente al Santuario de San Miguel en esa magnífica Sierra de Aralar, Francisco. No lo he visitado, imagínate las ganas que ahora me producen tus letras de hacerlo. Muy atento al detalle, es una lograda descripción, un gran relato narrativo. Gracias, pues siempre aprendo algo, siempre saco provecho y riquezas de este mágico Rincón...
    Un abrazo.
    Teo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con independencia de la curiosa leyenda de San Miguel y su interesante y replicada imagen, el lugar es de los que merecen sobradamente una visita detenida. Grandiosa esa sierra en la que se está más cerca del cielo... en todos los aspectos, amigo Teo. Gracias por tu visita y tus halagadoras palabras. Abrazos.

      Eliminar