El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

martes, 29 de agosto de 2017

"Alice" renació Marisa

La versión "Marisa" de "Alice" pintada por F. R. Mayoral en 2003

Hojeando un catálogo de la obra de Amadeo Modigliani —uno de mis pintores favoritos— me vi sorprendido por el asombroso parecido de la dulce muchacha retratada en uno de los cuadros, titulado con su nombre, con una de mis sobrinas. Lo comenté con mi hermana, su madre, que se mostró muy ilusionada con la idea de que le hiciese una copia para colgar en su casa.

Modigliani, 1915
Tiempo después, recordé la deuda contraída y puse manos a la obra, tratando de acentuar el parecido de "Alice", la modelo original de Modigliani, con mi sobrina. El feliz resultado lo colgamos hoy aquí, con mucho cariño y como uno de los más gratos recuerdos de este nómada.

La trágica biografía de una vida miserable y la prematura muerte de Modigliani, consumido por la enfermedad y sus adicciones, no impidieron que nos legara cuadros geniales, con especial preponderancia de desnudos femeninos y retratos. Su obra denota la marcada influencia del arte étnico africano que se detecta de manera evidente en los simplificados y rotundos trazos de los rostros que tanto recuerdan la morfología de las inconfundibles máscaras y esculturas del arte negro.

FRM [22/12/2011]

domingo, 20 de agosto de 2017

Prosa y poesía

De vez en cuando, me gusta reabrir libros ya leídos en busca de esos pequeños retazos que dejaron en mí un poso de grato recuerdo. Lo he hecho, una vez más, con "Los Alucinados" del gran Paco Umbral. Y, en el sabroso prólogo del filósofo José Antonio Marina, me reencuentro con la perla de una cita del inolvidable José Hierro que deberíamos tener siempre muy presente los aficionados a esto de juntar letras para contar algo:

«Cuando se dice menos de lo que se dice, no hay literatura. Cuando se dice lo que se dice, hay prosa. Cuando se dice más de lo que se dice, hay poesía». (José Hierro)

Todo un alarde de prosa poética que cumple lo que el propio Umbral escribió sobre González Ruano: «Lo importante es dar más por menos, y que no se note el esfuerzo».

Y, sin el menor esfuerzo, me han venido a la mente dos admirados amigos que siempre dan más: Javier del Prado Biezma (poeta y maestro) y Justo Sotelo (profesor y escritor). A ellos dedico esta reseña con mi sincero afecto y toda la gratitud de un fiel aprendiz.

FRM [20/08/2017]

Este nómada con los amigos citados, en la presentación del último libro de Justo Sotelo

Crónicas de amor negro (34) - Cuerpo al peso

Foto propia, miradas de vida

Cuando supo que ella vendía su cuerpo al peso, miró el perfil de su generosa figura y comprendió que él nunca tendría suficiente dinero para pagarlo.

FRM [18/08/2017]

sábado, 19 de agosto de 2017

Caminando conmigo

Foto propia, pensando en Hopper bajo mi ventana

Con mis sinceros y mejores deseos para todos los que empiezan un nuevo camino, persiguiendo sus sueños incansablemente, una y otra vez...

Camino andado con pasos y pausas.
Recorriendo paisajes luminosos,
en ocasiones umbríos... ominosos.
Efectos paridos por muchas causas.

Persiguiendo ciegamente una musa.
Horizontes difusos o confusos,
espejismos de románticos muros
hechos con frágil o falsa argamasa.

Son pespuntes con agujas de Cronos
en incansable cambio de patrones,
zurciendo pliegues de vida y abandonos.

Hoy repaso mis cuadros y colores,
reviso los guisos de mis enconos
y siento el engaño de sus olores.

FRM [19/08/2017]

viernes, 11 de agosto de 2017

Muerte mural

Imagen de archivo. Eliminación del nombre de Akenaton en los muros

Como muchos sabemos, en la admirable historia del Antiguo Egipto se practicaba un rito constitutivo del peor y más cruel de los castigos que podía imponerse en una tradición cuyo máximo anhelo era la inmortalidad: La destrucción total de la existencia del condenado, borrando su memoria. Condena que, más tarde, fue adoptada por el Imperio Romano. Quizá en ello se encuentran las raíces ancestrales más profundas de nuestra expresión convencida de que nadie muere por completo mientras es recordado por quienes le amaron en vida.

Pues bien, en aquella asombrosa y milenaria cultura, cuando los sucesores de algún faraón consideraban que no era merecedor del privilegio de la inmortalidad que confiere el ser eternamente recordado, desde el odio justiciero a su memoria procedían a la destrucción sistemática de toda inscripción en la que apareciera el nombre del sentenciado al más absoluto y cruel de los olvidos. Borrando su nombre de monumentos y muros se pretendía suprimir para siempre todo vestigio de su pasado, presente y futuro. Tal fue el caso del, paradójicamente famoso en la actualidad, faraón hereje Akenaton...

Y digo "paradójicamente", porque este caso, que no fue el único, no sólo no desapareció de la memoria, sino que se trata probablemente de uno de los más conocidos y recordados hasta nuestros días. ¿Por haber sido el antecesor del no menos famoso Tuthankamon? ¿Por haber sido el afortunado esposo de la bellísima y mítica Nefertiti? ¿Por liderar e imponer la herejía monoteísta del culto a Atón contra el clero todopoderoso de Amón? ¿Por desempeñar un papel de gran importancia y protagonismo en "Sinuhé el Egipcio", la maravillosa novela histórica de Mika Waltari?

Sea como sea y por lo que sea, es gratificante alcanzar la conciencia cierta de que la supervivencia en la memoria de aquellos a quienes interesas de verdad no depende de que el nombre propio se conserve o no grabado y visible en los muros, y menos si son algunos de la red social facebook, donde el mecanismo del "bloqueo justiciero" ha venido a sustituir al cobarde mazo y el vengativo cincel.

Sin duda alguna, es mucho más importante y memorable SER que estar.

FRM [11/08/2013]

lunes, 7 de agosto de 2017

Flores en el cielo

Llena tu alma de amor hasta que no quede espacio para el temor.

Y, cuando no haya nubes... pon flores en el cielo.

FRM [18/03/2016]

Foto propia, belleza renaciendo

sábado, 5 de agosto de 2017

Viaje a Ítaca

(Imagen de archivo)

En ocasiones me despido, como suelo, cuando llegado es el momento de reiniciar una nueva singladura de mi particular Odisea, regresando a Ítaca.

Muy fructíferas han sido las etapas precedentes, en el difícil y, en ocasiones, durísimo, proceso de aprendizaje que implica un largo periplo de experiencias y aventuras apasionantes pero no exentas de riesgos y peligros.

En un pasado no muy lejano, que ahora se me antoja remoto, introduje mi caballo de madera en la fortaleza inconquistable de un inexpugnable corazón. A pesar de ello, la batalla fue dura, sufriendo el gran desgaste de la más desconcertante incertidumbre. Batallas con cruentos desgarros y momentos de dolor extremo, jalonados por los hermosos instantes de placer y victoria más plenos. Péndulo inestable...

Finalmente, esa batalla acabó. Es posible que en la gesta no haya habido vencedores ni vencidos, pues todos conservamos en la boca el amargo sabor de la derrota maquillado bajo la sonrisa de los triunfos.

Sea como sea, fue un episodio homérico y, por ello, poético que ya tocó a su fin y, desde ese momento, sólo quedaba reequipar la nave, calafatear su casco, quitar las conchas adheridas, repintar, repostar, levar anclas, desplegar las velas y lanzarse a la navegación de regreso a Ítaca, el hogar abandonado pero nunca olvidado. Ese lugar en el centro del corazón, donde anida la paz de sentirse en la propia casa, con la posibilidad de volver a tensar tu arco y recuperar el cetro de la propia esencia.

A punto de devorarme estuvo el cíclope Polif-ego (y no es una errata), pero le convencí de que soy "Nadie"; la cólera indignada de Poseidón, lanzando insultos y arrojando resentidos rencores, no consiguió hundir mi navío; aunque los tóxicos y sensuales hechizos de la maga Circe me hicieron sentir transformado en un cerdo en ocasiones, y los cautivadores cantos de sirena me obligaron a amarrarme con fuertes ligaduras al mástil de la razón para no perderla.

Hoy, por fin, relajado y feliz, vuelvo a tener Ítaca en mi mente y mi rumbo. Llegar allí es mi destino, sin premuras, enriqueciéndome en el largo camino sin esperar que Ítaca me enriquezca. Porque no es la meta lo que importa, sino lo aprendido en el largo camino... Dando sin esperar nada, a quien lo espera y necesita, y no necesitando esperar a recibir de quien no tenga nada que ofrecerme.

Y si, al atracar en el puerto final, hallo allí a mi paciente Penélope, fielmente enamorada, tejiendo y destejiendo futuros con amorosos hilos de esperanza, no dudo que en su alma y en su cuerpo hallaré el placer infinito del descanso sereno, dichoso y pleno. Será menos excitante que la larga travesía, pero sin duda alguna más firme, leal, auténtico y sincero.

FRM [03/08/2013]

De sueño a sueño

Lo mejor de mis sueños suele estar en la cama en la que me despierto de ellos.

FRM [03/08/2017]


Foto propia, refrescando un sueño