El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

martes, 11 de junio de 2019

Un ocaso y una posibilidad

Pedro Crespo Refoyo, filólogo, profesor y escritor

Para mi fraternal amigo Francisco R. Mayoral, entre OTROS

POSEEN PARA MÍ LOS OCASOS una dulcedumbre especial.

ACASO se deba a mi inclinación nocherniega de natural. El atardecer, manso como una cordera joven y virgen, es la antesala de lo oscuro y el despliegue de lo neutro luminoso. Cuando atardece, el día se entrega en cuerpo y alma a su mortaja delicuescente, almidonada, preñada de inquietudes y rumores: poblada de seres y tinieblas invisibles.

ES LA hora que más quiero. La hora en la que todo mi ser inició la partida, desde el seno materno, hacia este mundo: a finales del invierno de 1955, un atardecer, roto en nieves y fridoliento, de un miércoles 9 de marzo, en el que llegué a ver la luz, muy al borde de la media noche. En ese meridiano nocturno y noctívago. De esos atardeceres, con querencia nocturna, vengo yo. Y mi mundo es este de crepúsculos, de melancolías encendidas, muy a flor de piel; melancolías que invaden el alma y hacen nido propio en ella, entre rubores y ópalos, al amparo del cromatismo difuso y confuso.

IMAGINO, a veces, que es la hora de amar y del amor. Que en esa fusión de luz y sombra, las almas se entrezuzan y se encuentran, se fusionan, se hacen una sola; una sola sombra, una sola sombra anímica, dulce y larga: interminable, inconmensurable. La sombra de la luz que acaba y se entrega al seno de la noche oscura para ser una en ella. Esa sombra que renacerá multiplicada y limpia: con la renovación de lo resucitado y revivido. En ese ser y no ser. En ese ser para ser y dejar de ser en pura entrega, en la celebración de su autoinmolación. Sacrificio incruento de la luz y la sombra... ¿O es sangre, postrimerías cromáticas, esos regueros de luz menstrual, de arábigo atambor, ese sortilegio de fuegos encendidos con que se pinta los labios lucidos la tarde cada día: entre el naranja y el berenjena, entre el rubí y el bermellón, entre el carmesí y el almagre o el malva y el nazareno oscuro?

Y, A VECES, imagino --más bien veo, entreveo-- una pareja de la edad de los crepúsculos, con el corazón de los albores, paseando quedamente entre beso y beso. Mirándose a los ojos, entresoñando, en silencio, y comprendiéndose: lo dicho y por decir... Y volviendo a unir sus bocas como la luz entrega su alma a las palmas de la sombra del asombro asombrado. ¡Ah, tiempo de entretiempo y de penumbra entre dos luces, luz de ocaso y sombra de anhelo incierto! Oh, luz de mis dolores y de mis plenitudes.

♧ pedrocrespo, madrid, sábado 8 de junio de MMXIX

2 comentarios:

  1. Pedro, querido y fraternal maestro, pocos textos me han calado tanto, porque en el conviven, armónica y emotivamente, la calidad formal y la profundidad de pensamiento y sentimiento. Y, para nada olvidar, un intuitivo don de la oportunidad que pone de manifiesto la simultaneidad de tu publicación con uno de "esos" momentos en que no se diferencia la luz del ocaso de la del más hermoso amanecer, cuando los labios unidos saborean y eternizan el instante de compartir la lectura de tus palabras entre susurros, miradas y recuerdos. Gracias de todo corazón por esa dedicatoria que es todo un regalo para un alma que ha descubierto la más espléndida primavera con la llegada del otoño. Mi más sentido abrazo, hermano de sensibilidades.
    Me llevo este espléndido regalo a mi Rincón, donde lo conservaré eludiendo la fugacidad de la red facebook, donde lo publicaste inicialmente.
    Gracias emocionadas.

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    1. Me apropio de la voz del amigo para incorporar y conservar aquí su respuesta a mi comentario anterior:

      "Me colmas, Francisco, de una felicidad inconmensurable. A veces los lenguajes se funden más allá de las emociones y los corazones, a la altura misma de la música de las esferas. Que ese compartir de comunión comunicativa conduzca a la unidad es ya alcanzar el sumo bien de lo que muy pocas veces se logra. Gracias por recepción tan unitiva y trascendendida. Un fuerte abrazo, Francisco, mi fraternal amigo del alma."

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