El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

sábado, 4 de julio de 2015

Una y otra vez

Una vez más, reinicio mi solitario camino. Lo reanudo satisfecho con el equipaje de lo recogido y aprendido. La larga e interminable travesía hacia un destino que, como siempre, juega inmisericorde, moviendo con vientos cambiantes las dunas del paisaje y borrando las huellas de quienes me han precedido. El cansancio y la recurrente desorientación han fatigado el alma y agotado el cuerpo.

He conocido el placer más sublime y la traición del engaño. La comunicación más intensa y el silencio más espeso y dañino. He confirmado que la intuición es más veraz que las mendaces palabras. Que los hechos son más valiosos que las promesas. Que las acciones son más fiables que las supuestas intenciones. Que no se debe confiar en quien tiene el hábito de traicionar a los demás; pues, tarde o temprano, repetirá la infidelidad... Sabido es, pero amor rima con candor. Y he aprendido a diferenciar la basura bañada en purpurina del oro auténtico más valioso.

Ahora toca reposar, repasar y reflexionar.

El descanso reparador dejará paso a lo más profundo y auténtico. De nuevo recuperaré la energía de otro tiempo y, si las fuerzas no faltan y la arena no me entierra, seguiré hacia delante, aunque me fallen las piernas y pueda faltarme el aire. Marcharé con firmeza hasta alcanzar la plenitud del complemento de mi alma que, tras el oasis de un paréntesis reparador, me espera en algún lugar, en algún tiempo... Lo sé; lo siento, lo huelo en el viento. ¡No más espejismos fantasmales que sólo reavivan la aridez de la boca con el sabor acre del falaz polvo del engaño y el rencor del resentimiento!

Llevo la brújula en el corazón y mi reloj ha perdido las agujas clavadas en el deshojado calendario. No quiero la tristeza por compañera, es otra mano más firme, sincera, alegre y suave la que deseo. Soy el dueño de mi tiempo. Viajero curioso e incansable, nómada inasequible al desaliento, peregrino en el infinito.

Estoy vivo... En paz conmigo mismo, tranquilo, sin rencores ni lamentos y dispuesto a darlo todo e inundarme de felicidad. Sumergido en la luz de las estrellas cuando la del sol se apague... Siempre esperando a mi luna llena, cabalgando sobre nubes... Siempre soñando, en el lecho de mi más fiel amante eterna, la experiencia grabada a golpes en las piedras con las que he tropezado y amado... una y otra vez.

¡Alegría, salud, paz y fuerza, por y para ello!

Ahora se quien me quiere.

FRM [04/07/2013]

(Foto de archivo)

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