Entender/
Comprender
Aceptar/
Respetar/
Acatar
Compartir
Según mi experiencia de espectador participativo de la vida cotidiana, de la que forma parte la que comparto con amigos y conocidos a través de Internet, existe una marcada tendencia a mezclar, confundir o establecer equívocas relaciones racionales o emocionales entre los conceptos que entrañan los verbos que encabezan esta reflexión.
Cada uno de ellos es independiente de los demás, aunque no sea infrecuente que estén relacionados, encadenados en función de causa y efecto, frente a sucesos cotidianos, acontecimientos excepcionales y/o decisiones y comportamientos ajenos.
De hecho, a partir de una cierta experiencia y formación intelectual, no es difícil
"entender", sin confundir con
comprender, casi todo lo que nos rodea por insólito que parezca, aunque eufemísticamente califiquemos de "incomprensibles", cosas que nos resultan, moral o éticamente, inaceptables. Porque las entendemos, pero, a veces, no las comprendemos.
Entender es percibir y captar el significado de algo, aunque no se comprenda. Es un proceso intelectual y racional.
Comprender es hacer propio lo que se entiende y actuar en consecuencia. Comprender es tomar conciencia de algo. Integrarlo en uno mismo. Descubrirlo en su sentido profundo. Es la consecuencia de un sentimiento de empatía emocional. La comprensión es un proceso de interiorización que culmina con un estado de lucidez y clarividencia que nos permite pasar a la acción e, incluso, cuestionarnos por qué no lo hicimos o dejamos de hacer antes.
Aceptar lo entendido, implica comprenderlo y suele ser la consecuencia de
respetarlo, coincida o no con los propios criterios; la libre acción derivada de la comprensión puede ser favorable o contraria a lo comprendido, excepto cuando la
"aceptación" viene impuesta, desde la falta del respeto ajeno, y no deja otra opción que
acatar, se acepte o no. Y, por lo general, tampoco es difícil ni inalcanzable entender por qué sucede. Esa libertad residual siempre prevalece y permanece.
Por último, existe la opción de
compartir lo entendido, actuando desde la comprensión, sea aceptado o no, respetado o no, acatado por impuesto... Y esa comunión sólo se da cuando lo entendido encaja como pie de Cenicienta en el zapato de cristal de las propias convicciones.
En consecuencia, nadie puede interpretar ni lamentar que no es entendido porque no se comprendan o compartan sus actos u opiniones, como no se debe esperar que sean compartidos sólo por el hecho de ser entendidos.
Además hay que aceptar las consecuencias de que todo proceso de comunicación entraña cuatro elementos básicos e ineludibles,
"emisor+mensaje+medio+receptor", y la condicionante tipología del medio, así como la configuración previa de las percepciones del receptor, pueden modificar sustancialmente la decodificación del contenido del mensaje y la intención del emisor, con interpretaciones ajenas e incluso contrarias a la intención de lo emitido.
Al fin, toda esta reflexión me ha recordado a dos grandes filósofos y maestros muy diferentes, aunque complementarios en esta ocasión:
-
"El medio es el mensaje" (
Marshall McLuhan)
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"Cuando los hombres se hablan, creen que se comunican, pero no suele ser así. Sólo se escuchan a sí mismos". (
George I. Gurdjieff)
Personalmente, me conformo con ser entendido y, en lo posible, respetado. Lo que no es poco.
FRM [18/02/2015]
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Foto propia. Metáfora en arte urbano de Madrid |