Árbol viejo que fue partido por la luz de un rayo inclemente. Al silencio castigado, sin sonidos del voluble y engañoso viento. De la mitad de su ser amputado...
Inmóvil, sólo en apariencia, para quien no sabe o no quiere mirar en sus adentros.
Ajeno e indiferente a quien lo cree yerto y hueco. Silente, ignorado y dolorido extrae, como un fénix, alimento de sus propias cenizas. Ajeno a las negras nubes que le agredieron cuando, embelesado y confiado, les ofrecía sus ramas más elevadas. Ahora, callado, bebe ávido sus experiencias de la vida sabia, renovando su propia savia, antes a otros regalada.
Y así, rejuvenecido, rebrota de nuevo, pintando de verde su cielo abierto; incubando los dulces frutos que saciarán a auténticos necesitados y hambrientos.
Placer de vida para un árbol viejo, duramente castigado, aduladoramente menospreciado, amado y rechazado, partido por el rayo... pero no muerto.
FRM [20/08/2013]
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAGNvAjAjrpxZMq8w-l0myXXy5XxoGr9wCncI6CbKMoQbWaCQbS0OZ-8gypYsavG_P7yNW1CIZcCg4ufxiWsx_jz2XWoWmZBVXomQk_bC4T5nbomteQcEeCDHMFCS1V1yYIGk2qOGKCDmA/s1600/arbol+viejo.jpg) |
Foto propia, camino de Revilla de Pomar (Montaña Palentina) |
|
|
|
|
|
|