jueves, 21 de febrero de 2019

Disfruto con la lengua

"El pozo de Murakami". Metáfora de mil puertas.

Aunque no soy filólogo, amo las palabras y, sobre todo, gozo y me divierto jugando con ellas. Mantenemos una antigua, íntima y fiel relación erótica y sensual.

Las busco, persigo, alcanzo, acaricio, saboreo y me revuelco revuelto con ellas, algunas me fascinan y otras me repelen. Siempre atraído por sinónimos y antónimos. Rebusco curioso en su génesis etimológica que aclara, deforma, recuerda y olvida o enmascara conceptos. Viajo apasionado en el diccionario. Me deslumbran los neologismos brillantes. Leo con avidez y escribo con timidez... Nunca inmóvil...

Ante la R.A.E., jamás sedente y, con frecuencia, disidente. Pero siempre disfrutando.

FRM [20/02/2019]

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